1. En un artículo sobre la izquierda en EEUU de Paul D'Amato, se argumenta que la izquierda dispersa en los Estados Unidos debe convencer a DSA (Democracia Socialista de América) de que se aparte de su orientación electoralista y pro-Partido Demócrata. Entre los puntos principales de su argumento son los siguientes: El «nuevo movimiento socialista», mejor ejemplificado, argumentan, por la DSA, «nuestra organización más importante», está en un «impasse estratégico». La estrategia de DSA de trabajar para elegir candidatos dentro del Partido Demócrata, ha fracasado en la consecución de cualquiera de los objetivos de DSA.
2. Se explica que la DSA ha confiado mucho tiempo en el partido demócrata, incluso ha aportado candidatos, como Bernie Sanders a los que hacen a un lado porque la clase política y empresarial –los auténticos yanquis, dueños de los dos partidos que desde hace más de un siglo compiten en los EEUU- buscan torpedear cualquier arreglo y concesión a los dirigentes del DSA. Al parecer esta estrategia de colaboración, de entreguismo, es la que ha impedido por un siglo el crecimiento de las izquierdas en EEUU que deberían estar impulsando un gran movimiento de trabajadores, de la población, en las calles y fábricas.
3. En México un llamado de este tipo serviría muy poco porque la vieja izquierda marxista, maoísta, trotskista, espartaquista -que no entró al circo electoral- ha desaparecido o está a punto de morir. Así como en EEUU dos partidos empresariales, imperialistas, han dominado por más de un siglo al país, en México –por lo menos desde el triunfo de la revolución burguesa de 1910/17- el dominio de los partidos capitalistas: PRI, PAN, PRD y se vislumbra Morena- han provocado la desaparición de la izquierda de los años 50, 60, 70. No hay en México alguna organización de izquierda no electoral que impulse movilizaciones de masas.
4. El partido Morena –de posición política de centro, que siempre ha negado ser de izquierda- fundado hace cuatro años por López Obrador, es un partido más –por ahora de clases medias- que no ha podido integrarse y conformarse. Es un partido de gobierno muy joven en política, sin ningún tipo de formación, que –incluso sus directivos- ignoran hasta la historia política más elemental. En su seno pueden contabilizarse tres o cuatro militantes de la vieja izquierda, pero no más. Con las alianzas y sus nombramientos de funcionarios priístas y panistas, se vislumbra que el lópezobradorismo podría ser como el viejo PRI, el centrista anterior a 1982.
5. La competencia electoral entre los partidos yanquis demócrata y republicano opacaron todo el tiempo a la izquierda en EEUU; espero que el llamado de ahora impulse a las movilizaciones de masas independientes que tan necesario es en ese país. En México no hay esperanzas en ese camino. En los últimos 40 años sólo la CNTE de profesores ha salido de manera consecuente a las calles, raras movilizaciones de estudiantes, feministas y los padres de los 43 estudiantes desaparecidos. El gobierno del PRI enganchó a la izquierda oportunista y con mucho dinero desbarató a la izquierda que aún estábamos ligados a los sindicatos y salíamos a las calles. (25/I/22)