Si las piezas del tablero regional saben moverse podríamos estar a las puertas del nacimiento geopolítico más importante de este convulso tiempo. Todo si las piezas del ajedrez geopolítico se saben jugar. Porque en definitiva de eso se tratan las relaciones internacionales: saber armar la estrategia en el momento oportuno. Y este podría ser el inicio del camino que descifraría un nuevo orden mundial el cual el planeta no podía seguir esperando. Asistimos a la creación de un nuevo bloque de integración político, militar y económico entre los mundos asiático y del Asia Septentrional conformado sobre una gigantesca masa terrestre de veintiséis millones de kilómetros cuadrados entre la República Popular China y La Federación Rusa. Lamentablemente es la guerra el primer impulsor de cambios.
En este nuevo bloque geopolítico será normal llamar a China y Rusia para impulsar la toma de un espacio en estas maltrechas y desiguales relaciones internacionales. Ambas naciones mantienen un compromiso limítrofe de once mil kilómetros, por esto, Europa junto a Occidente tendrán que reconocer la importancia de un nuevo espacio de decisión.
Pero deben están prestos a establecer y relacionarse en una alianza ya acordada sobre todo después de convivir en un alrededor geográfico de amenazas y muestras de malas experiencias en guerras. Por eso las alianzas tienen más premura en estas zonas. Estamos en el corazón del mundo, rodeados de inconmensurables recursos. Es un espacio rodeado de grandes proyectos como la Organización para la Cooperación de Shanghái que dio el salto hacia un carácter militar para centrar y facilitar lo económico en el desarrollo de las relaciones internacionales donde el protagonista sea China. Juntos actúan en los BRICS y ambos son miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En esto China observa y va tras el análisis de cada movimiento en Estados Unidos y la OTAN. Beijín sabe que tras el fracaso en Afganistán los EE.UU. arman las piezas para derrocarlos y en esto requieren de austeridad y orden, pues en la toma de Afganistán hubo mucha corrupción. La nueva batalla que se libraría es racionalizar, ahorrar dinero, Afganistán era una corrupción.
Para esto EE.UU. sitúa sus tropas de Afganistán alrededor de China. Los cálculos del Pentágono no exageran al entrever que el 60% de su ejército y marina tienen que estar rodeando al gigante asiático por esto su salida de Afganistán fue tan sorpresiva. Deben ir por un nuevo botín geopolítico, militar, financiero y económico.
Ahora, las tropas de Norteamérica han sido desplazadas hacia Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Filipinas, Australia, Indonesia e India, esta última con ciento cincuenta bombas atómicas. Todo esto ya se había firmado desde el gobierno de Barak Obama. Son los proyectos de los Demócratas quienes enfilando estas estrategias se disponen a ganar las elecciones al Senado y otro curules en noviembre del 2022. Intentan apaciguar un sunami.
Estados Unidos sorpresivamente le dice al mundo que ahora las cosas cambiaron. Su salida de Afganistán logra un movimiento y con este un desarrollo de sus tropas con excelente experiencia en maquetas de guerras, ahora trasladándose hacia territorios cercanos a China, forman una nueva amenaza con la cual van tomando puestos y posiciones encaminada a una nueva cara de la guerra.
La vigilancia en torno al enfrentamiento militar observa el paseo hacia otros escenarios de guerras. En Ucrania mercenarios, mientras alrededor de China tropas norteamericanas: dos modelos de combatientes para una misma guerra. Del Pentágono junto al Departamento de Estado todo se hace requiriendo vender al mundo que China y Rusia siempre han sido la amenaza.
Pero la verdadera y única amenaza para Norteamérica es que ambos —Rusia y China— mantienen su superación en lo comercial y militar. Crecimiento entre otros a través de la insistente Ruta de la Seda la cual debería llamarse "Ruta de Ferrocarriles" y la cual casi ni mencionan en el país asiático, solo se comprende el requerimiento de muchos países del mundo. Allí está el llamado al nuevo orden mundial.
Esta es solo una de ellas, la otra el liderazgo de ambas. Esa es la causa del Yuan Chino y del Rublo Ruso. Las nuevas monedas. Una aceptada en la cesta de monedas y la otra impuesta tras la guerra.
Ahora, transacciones, aportes tecnológicos, sistemas de comunicación 5G, todo junto será la nueva moneda del planeta. Por eso la estrategia de lucha frente a la cual Estados Unidos y Europa vienen luchando. Es su desplazamiento. Solo que uno se desplaza hacia adelante mientras los otros son desplazados.
El comercio junto al nuevo liderazgo mundial establece desde ya las rutas comerciales, caminos, vías en torno a lo que es la migración y control tras el cubrimiento del mercado mundial en cuanto a colocación y distribución de productos donde por lo demás ha sido exitosa China, y Rusia un país colocador de gas y petróleo como materia prima.
Ambos son un proceso de manufactura, transformación y comercio de materia prima hacia diferentes productos que van teniendo impacto bajo el eje de su distribución y colocación en envidiables mercados.
El enorme crecimiento de ambos utiliza la proyección de escenarios en construcción. Esto facilita un mundo pluripolar, multicéntrico en contra de un bloque hegemónico uni—polar entre OTAN—Estados Unidos, en el cual ni siquiera Europa pudo participar pues nunca fue parte de un bloque geopolítico.