La conciencia política del pueblo colombiano será la diferencia: Petro será el Presidente

El domingo 29 de mayo se efectuó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Los resultados arrojaron la victoria del candidato progresista Gustavo Petro, pero con un porcentaje que obliga a la realización de una segunda vuelta este próximo 19 de junio. Nos separan, pues, apenas pocos días de este próximo evento que definiría los destinos de la hermana república de Colombia.

Necesario es valorar en sus justos términos la importancia de lo que aconteció en la primera vuelta y lo que podría suceder el venidero 19 de junio. Al margen de las consideraciones que puedan hacerse de la ubicación política de Petro y de lo que pueda significar un eventual gobierno suyo y de la coalición del Pacto Histórico, lo primero que hay que evidenciar es que esos resultados constituyen una victoria importante del sufrido pueblo hermano de Colombia.

Se produjo un salto cualitativo en la conciencia política del pueblo colombiano. No es cualquier cosa, haber obtenido una votación superior al 40% en medio de una política de terror, chantaje y extorsión, impulsada por el narcoestado colombiano y el paramilitarismo, que es lo mismo que decir el URIBISMO, como expresión política de ambos. Ese marco de terror y violencia, existía desde mucho antes y ya hay muestras que se acentuará en los días que nos separan de la segunda vuelta.

Lo expresado por Petro y el derrotado candidato formal del URIBISMO luego de los resultados de la primera vuelta, nos definen de algún modo el contexto de esta breve pero compleja campaña que ya está por culminar..

El candidato Federico Gutiérrez que llegó de tercero, abanderado de Duque, vale decir de Alvaro Uribe Véliz, no tardó en ofrecer su respaldo a Rodolfo Hernández quién será el contrincante de Gustavo Petro. Está claro, pues, que Rodolfo Hernández, es el candidato de la rancia oligarquía colombiana, y, al mismo tiempo el candidato del imperialismo del norte, en su evidente ocaso como hegemón del capitalismo occidental.

En esta segunda vuelta, se juega no sólo la preeminencia del URIBISMO en la política colombiana, que ya es bastante decir, sino lo que es más relevante el que Colombia continúe siendo el baluarte más importante en la pretensión del imperio norteño de que la América Latina siga jugando el papel de "patio trasero" que históricamente ha jugado. No es, por lo tanto, indiferente el que gane Petro o sea Hernández el que se alce con la victoria. Sí importa, el que el próximo Presidente de la hermana república de Colombia, sea uno o sea el otro.

Algunos líderes del PSUV, de connotada posición han expresado que para los intereses patrios, da igual sea cual fuere el resultado. En mi opinión están equivocados, quienes así piensan. No se trata que Gustavo Petro encarne de manera genuina el líder que estratégicamente necesita Colombia para sacudirse de la perniciosa política a que ha sido sometido el pueblo colombiano, desde que Santander conspiró contra la Unión de los países que Libertó Simón Bolívar. No, Gustavo Petro es lo que es, y él mismo se ha encargado de dejarlo bien claro, para que no haya ninguna duda.

El otro aspecto que hay que entrelazar con lo dicho hasta ahora, es la lucha que se libra en el escenario mundial entre el que se mantenga un mundo unipolar hegemonizado por los Estados Unidos y el que surja un mundo pluripolar y multicéntrico, respetuoso de la autodeterminación de los pueblos. Esa pugna está en pleno desarrollo, y podríamos afirmar que ya hay manifestaciones concretas que expresan a decir de Gramsci el mundo que está por nacer y, por supuesto, los "aleteos" del que se niega a morir. Esa pugna está presente en las elecciones colombianas, y es evidente que una victoria de Petro añadiría fuerza al mundo que ya da muestras de su nacimiento y le restaría oxígeno al que está ´por morir.

Las elecciones del vecino país están, pues, inscritas en ese contexto por demás complejo. Por ello vaticinar con certeza quién resultará ganador no es una tarea fácil. Los distintos intereses en pugnas a lo interno y externo hacen lo suyo para que el resultado sea lo que a cada quien conviene.

Es nuestra convicción que los grandes contendientes en esta definitoria segunda vuelta, no son precisamente los candidatos, sin menospreciar lo que influirá su mensaje y comportamiento en estos días. En mi opinión, el factor determinante que inclinará la balanza hacia uno u otro lado, es hasta qué punto el salto cualitativo que experimenta la conciencia política del Pueblo Colombiano es de tal grado que logre sobreponerse a la política de terror, violencia y soborno que es la cotidianidad en el hermano país.

La experiencia histórica ha demostrado que la conciencia de los pueblos en determinados momentos sobrepasa la posición de sus líderes. Dicho de otra manera, la conciencia popular activada obliga a sus dirigentes a ser más audaces y radicales en sus posiciones. Es una influencia dialéctica que recíprocamente se alimenta y nutre, muchas veces de manera imperceptible. Lo acontecido el 12 y 13 de abril de 2002 en nuestra patria, reflejan con más nitidez lo que trato de decir. Naturalmente en cada espacio y momento particular, esta expresión del poder dinamizador de la conciencia popular, se da con mayor y menor intensidad.

En política y en el hecho social en general, no funcionan las matemáticas con la exactitud que le es propia. Dicho en el argot popular, no siempre, o mejor dicho pocas veces, "dos más dos es igual a cuatro". En el caso que nos ocupa la aspiración del URIBISMO y de la oligarquía colombiana es que la mayoría de los votos que favorecieron a Federico Gutiérrez en la primera vuelta se sumen ahora al gris, desdibujado y contradictorio candidato que es Rodolfo Hernández. Hay varios factores que atentan contra esa aspiración, incluido el bucólico candidato. Por su parte, Gustavo Petro aspira que a la votación obtenida se sumen por lo menos un millón de votos En la emotiva y lúcida intervención de Petro, la misma noche del 29 de de junio, el candidato dio muestras de saber dónde están esos votos y la estrategia a desarrollar para captarlos.

De la votación obtenida por los tres candidatos referidos en estas líneas, lo primero que hay que definir es la fortaleza de cada una de ellas. No es difícil concluir que de ellas la que menos fortaleza tiene es la de Hernández, incluso se afirma que fue "inflada" mediáticamente ante la imposibilidad evidente que el candidato oficial del URIBISMO no lograría pasar a la segunda vuelta. La votación de Petro y el Pacto Histórico es a todas luces la de mayor fortaleza. Se da absolutamente por descontado que los que votaron por el cambio que él ofrece, no sólo irán a refrendar ese apoyo, sino que están motivados a "arrastrar" a otros para consolidar la victoria obtenida el 29 de mayo.

Concluimos, pues, en virtud de lo dicho, que el URIBISMO con todo el poder que ha tenido y tiene le va a resultar cuesta arriba que su candidato de ahora, Gustavo Hernández, logre remontar la diferencia que lo separa del victorioso e inspirado Petro. Si su candidato formal, Federico Gutiérrez, no logró captar el voto del pueblo colombiano, no hay nada que nos haga pensar que con Hernández sea diferente. Pese a todas las maniobras políticas y el ejercicio de la violencia y el terror, la conciencia del pueblo colombiano conducirá a la Victoria inobjetable de Gustavo Petro este domingo 19 de junio. Le tocará luego a Petro situarse a la altura del compromiso que la historia pondrá en sus manos.

 



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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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