¿Es la corrupción, un mal sin remedio?

En artículos anteriores, nos hemos referido a aspectos complejos como: "La expresión de la conciencia", "La democracia en Venezuela y el Mundo" y otros que, desde nuestra visión, es necesario abordar con mentalidad crítica. Casi nada es lo que aparenta ser. Quienes dominan el mundo pretenden imponernos su verdad. Y en buena medida lo han logrado.

La dialéctica nos enseña que todo en la vida es una contradicción. En efecto, así lo es. Es la contradicción lo que genera el movimiento y dinamiza el mundo. La forma en que son resueltas esas contradicciones, determina el sentido en que se orientarán nuestras sociedades. Lo que hoy vivimos aquí o más allá, no es obra de la casualidad. Recientes hechos que hoy acontecen son consecuencia del accionar del hombre y su relación con la naturaleza y el medio social. Las insólitas inundaciones que hoy asolan la provincia de Valencia en España, son expresión de una relación dañina del hombre con la naturaleza. Pero no el hombre en abstracto, sino un "hombre" determinado por un medio social injusto que se llama Capitalismo que hoy domina el mundo.

Lo de Valencia, en España, no es un hecho aislado. Hoy miles de palestinos son masacrados diariamente en la franja de Gaza, ante la mirada cómplice de la ONU y la gobernanza mundial que hoy impera. Y en esa masacre, niños, mujeres y ancianos son víctimas de las armas genocidas de Israel, como si se tratase de combatientes de una resistencia que, por lo demás, tiene el legítimo derecho de defender un territorio que históricamente le pertenece. Comentario aparte merece lo que sucede en Ucrania, ya analizado en artículo anterior escrito en el 2003: "A rusia no le dejaron alternativa y Putin hizo lo necesario". En nuestra opinión son todos esos hechos, manifestación de algún tipo de corrupción.

Precisamente, hoy nos referiremos a un tema también complejo, como es el de la corrupción. Pensadores de otras latitudes, como Noam Chonsky, Atilio Borón y Fernando Buen Abad, por sólo mencionar tres, lo han abordado. También pensadores nuestros, como Luis Brito García y otros, se han referido, directa o indirectamente al tema. Intentaré abordarlo de la manera más objetiva posible, sin ser imparcial. En el mundo de hoy no se puede imparcial. El que intenta serlo, en el mero hecho, ya toma partido y deja de serlo.

Intentando ser breve y conciso, la corrupción podríamos definirla como: la apropiación indebida y/o malversación de un bien público. ¿Podría existir un bien público de mayor utilidad colectiva que la propia naturaleza? Atentar, pues, contra la naturaleza y hacer un uso irracional de ella, es el más grande y me atrevería decir, más antiguo, acto de corrupción. Lo de las inundaciones, arriba referidas, es consecuencia de un acto de corrupción.

En Venezuela, ha habido, hay y seguramente los habrá en el futuro, actos de corrupción. El más reciente de estos hechos es el caso "Telechea". Le antecedió la sonada trama encabezada por Tareck El Aisami. No hay corrupto, sin corruptor. En consecuencia, la corrupción no es un hecho individual, sino que por lo general es una trama donde hay más de un involucrado. No es casual, tampoco, el que estos actos ocurren en instituciones como PDVSA, donde el manejo de cuantiosos recursos es un hecho cotidiano. Algunos erróneamente se preguntan y sorprenden, cómo es eso que roban tanta plata y luego dicen que no hay real. Resulta que se trafica con nuestros recursos, pero los reales lo ponen otros

La corrupción es un hecho tan generalizado y tan difundido que hay la tendencia a pensar que es un mal irremediable. Hablando en forma llana es muy común escuchar que "la corrupción no se acabará nunca, que es un mal que no tiene solución". Y en verdad resulta difícil conseguir alguna parte donde no haya corrupción. La corrupción, podríamos decir, entonces que es un mal "institucionalizado", que se nutre de la impunidad en el ejercicio de la justicia.

La denuncia de actos de corrupción es en verdad un arma de doble filo. Al denunciar el hecho, la institución y el gobierno se ven sometidos al escarnio público, en algunos casos, abultando el hecho y señalado como algo cotidiano, sin pruebas de que así sea. También suele acontecer que las medidas punitivas que se adoptan, se manejan con una discrecionalidad excesiva, como manto de protección a los corruptos y corruptores.

Como puede verse, no es nada fácil la lucha contra la corrupción. Es un mal universal y generalizado, pero su tratamiento debe obedecer a un plan concreto para el marco geográfico donde se pretende combatir. En mi opinión los logros alcanzados en esa lucha serán graduales y en ascenso si ella cuenta con medidas ejemplarizantes que se les de la difusión necesaria. Ningún corrupto debe tener un tratamiento especial, y el o quienes se lo dispensen deben ser tratados como corruptos.

En el caso de ser detenido puede suceder (y sucede) que el corrupto valiéndose de las influencias y el uso del dinero mal habido sea puesto en libertad. También acontece, no con poca frecuencia, que el sitio de reclusión está muy lejos de ser las condiciones a que es sometido el llamado "preso común". En ambos casos, el corrupto es estimulado a seguir haciéndolo. Por otro lado, es enorme el nocivo efecto que esto tiene en la administración publica y en la sociedad toda. No hay "razón" para no volver hacerlo, dijera el beodo presidente adeco que tuvimos en el pasado.

"Otro gallo cantaría", si las medidas adoptadas fueran ejemplarizantes y ampliamente difundidas. El corrupto y el que se viera tentado a serlo lo pensaría más de una vez, para cometer el hecho de corrupción. Por ejemplo, mucho se especula y la gente se pregunta: dónde están El Aisami, Telechea y quienes le acompañaron en sus corruptelas. Necesario es que se respondieran estas interrogantes y cesaran las especulaciones. No me gustan las especulaciones. El que tenga que responder que lo haga. Es su deber.

"Moral y luces son nuestras primeras necesidades", nos enseñaron que alguna vez, dijo Simón Bolívar, nuestro Libertador y libertador de seis naciones. Ya es hora de que estas palabras comiencen a ponerse en práctica. Es imperativo que así sea,



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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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