Perspectivas para el 2025

Estamos finalizando un año y muy pronto a comenzar otro. Se va el 2024 y viene el 2025.

Propicia la oportunidad para intentar un balance de lo acontecido y las perspectivas de lo que está por venir.

Sabido es que hemos pasado por momentos difíciles. Han sido años de resistencia, sin dudas, donde las pretensiones del imperio y sus lacayos internos han sido sucesivamente derrotadas. La conciencia política de nuestro pueblo y la paciente y certera conducción del presidente Nicolás Maduro han sido decisivas en las victorias alcanzadas.

Hemos tenido en medio del bloqueo, asedio y las medidas criminales unilaterales, un modesto pero sostenido crecimiento económico en los últimos 14 trimestres. Es decir, más de 3 años de crecimiento. Comentaban unas señoras que las colas para pagar en el centro comercial de Puerto La Cruz, “eran inmensas”. Esas eran sus palabras, no le estoy quitando ni poniendo.

Aún cuando el dólar tuvo en los dos últimos meses del año un evidente aumento, como suele suceder en estas fechas, la hiperinflación ha sido definitivamente derrotada y la inflación comparada interanual ha venido en descenso. Esos son logros ostensibles que ni el opositor más acérrimo puede negar.

A nivel internacional, continúa avanzando el mundo pluripolar y multicéntrico. Estados Unidos, como hegemón del capitalismo occidental, sigue dando bandazos y dejando una vez más al descubierto, su política de doble rasero. Lo acontecido en Siria con el derrocamiento de  Bashar al Asad, así lo demuestra. Sucederá en ese país, lo que se sabe sucedió en Agfaganistán, Libia, Irak y El Líbano luego de las funestas intervenciones de Estados Unidos y sus aliados. El saqueo de sus riquezas y el empobrecimiento de sus sociedades fue la consecuencia de esas intervenciones.

En América Latina, el tablero geopolítico se recompone, a favor de las tendencias de izquierda, naturalmente con tintes de variada intensidad. La presencia de Lula, Petro, Claudia Scheibaum en las presidencias de sus respectivos países y el reciente triunfo de Yamandú Orsi del Frente Amplio en Uruguay, son evidencia de esa recomposición favorable.

A lo interno del país la descomposición y fractura de los núcleos opositores es más que evidente. Eso no amerita discusión.

Esos factores favorables, externos e internos, tendrán una incidencia positiva en la recuperación del país y  en la continuidad de la ruta victoriosa que hemos venido transitando.

Hemos afirmado y hoy la ratificamos que cualquier Plan de Recuperación de nuestra economía pasa por el aumento y estabilización de nuestra producción petrolera. No hay salida del rentismo petrolero sin la recuperación de PDVSA.

También hemos dicho que cualquier plan de recuperación económica se dificultará sin la participación de la inversión privada. Privilegiar la inversión nacional forma parte esa estrategia.

Nuestra identificación con la política desarrollada por el Presidente Nicolás Maduro se sustenta en esas dos premisas arriba señaladas.

La producción petrolera ha tenido sus altibajos. Venimos de una producción mínima de 322 mil barriles diarios en julio del  año 2020. Actualmente estamos bordeando el millón de barrilles diarios. Cierto es que no hemos podido situarnos por encima del millón de barriles, pero todo indica que hacia allá vamos.

En cuanto a la participación privada en nuestra economía, el presidente ha sido lo suficientemente flexible para inspirar confianza en nuestros empresarios. En ese sector como se sabe, hay posiciones encontradas. No es lo mismo entenderse con Conindustria que con Fedecámaras.

El presidente de Conindustria, Luigi Pisella, ha expresado que el Presidente Maduro, ha mostrado interés en convenir en pasar a la dirección del sector privado, cuando menos 350 empresas. En mi opinión eso es parte del camino a seguir. Se trata, entonces, de lograr acuerdos positivos donde el país aumente su potencial productivo, con el concurso privado.

Por todo lo expresado, no tenemos dudas que estamos en el camino correcto. La segura recuperación de PDVSA y el incremento de la producción petrolera apalancarán la reactivación de otros sectores del aparato industrial, hoy, por distintas razones, por debajo de su capacidad productiva.

La reactivación de nuestra economía tendrá a su vez influencia en el incremento del ingreso y poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras. Se pierde de vista el efecto multiplicador que una política económica sabia y pacientemente implementada tendrá en todos los órdenes de la vida nacional.

El constante llamado e implementación del diálogo ha tenido y seguirá teniendo un efecto positivo en el clima de paz y estabilidad política que se vive en el país. Ese clima es indispensable para el desarrollo de cualquier otra actividad, sea ésta económica o de otra naturaleza, como las elecciones que se realizarán en el año 2025.

Dejamos hasta acá estas reflexiones, con el sincero deseo que la culminación de las festividades decembrinas, se desarrollen en armoniosa paz familiar y comunitaria.

                   

 


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Hugo Márquez

Ingeniero Electricista (UNIVERSIDAD DE ORIENTE),Especialización en Gerencia Pública, Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Anzoátegui (20062011)

 huramar1@gmail.com

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