Decía, el asesor del jefe de la Oficina presidencial de Ucrania, Mijaíl Podoliak que: su país «"odia" a los ciudadanos rusos y que los "perseguirá siempre y en todas partes"». Estos comentarios del asesor presidencial nazi, surgen en momentos que Moscú hiciera un llamado de atención a la ONU sobre otras declaraciones del jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, Kiril Budánov, quien admitió que Kiev está detrás de los atentados terroristas contra varias personalidades públicas –civiles todas- de Rusia. En su intervención, la representación rusa en Naciones Unidas, señaló: «"de hecho", los dirigentes de la ONU "no han reaccionado a las declaraciones de Budánov, que contienen un discurso explícito de odio y llamamientos a la violencia étnica"». El asesor presidencial, decidió dejar constancia en una publicación de su cuenta personal en Twitter y escribió: «‘Discurso de odio’, grita Rusia histéricamente en una reunión de emergencia de la ONU. ¿Entonces? Sí, Ucrania los odia. Sí, los perseguiremos. Siempre y en todas partes». Incluso, se fue con palabras de más: «Las cosas que ellos [las autoridades rusas] llaman ‘terrorismo’, nosotros las llamamos ‘liberación'», afirmó. ¡Terrorismo en lenguaje ucraniano, ahora significa: «liberación»! Los mensajes de odio, hacen imposible la conversación entre seres que se reivindican como humanos. No se puede conversar con alguien que se cree malo. Al malo, hay que destruirlo y punto. Es lo que planteaba Hitler. El odiador rehúye el debate de ideas, quizás porque no las tiene. No ofrece -con claridad- una propuesta alternativa a lo que motiva su odio y por lo tanto, inhabilita toda posibilidad de diálogo. La consecuencia directa del odio es la violencia, el exterminio del adversario. Tal nivel de odio, manifestado por la dirigencia ucraniana, no refleja la actitud de una persona que se siente victoriosa, como lo informan diariamente los medios cartelizados de Occidente (EEUU y Europa), sino el llanto de un nazi derrotado y botando espuma por la boca, tal cual perro rabioso. Como era de esperarse, el vocero del Kremlin, no iba a desaprovechar esta declaración del alto funcionario nazi ucraniano y respondió: «Esta declaración del señor Budánov, es una prueba directa de que el régimen de Kiev no solo financia la actividad terrorista, sino que es el organizador directo de tales actos», dijo : Dimitri Peskov.
Tales actividades terroristas del régimen de Kiev, los ha motivado a ejecutar un magnicidio frustrado contra el Presidente de Rusia, Vladimir Putin; mediante el bombardeo, con dos drones kamikazes cargados con explosivos que se lanzaron contra la residencia presidencial, según informó la seguridad presidencial: «Como resultado de las adecuadas acciones del Ejército y los servicios especiales a través del uso de sistemas de radares, los aparatos han sido puestos fuera de servicio» (Agencia TASS, 03-05-2023). Este crimen frustrado, es el segundo en su tipo; recuérdese, que el primero en mal utilizar la tecnología de drones para asesinar un presidente, ocurrió en la avenida Bolívar de la ciudad de Caracas, Venezuela, el 4 de agosto de 2018 y fue transmitido en cadena nacional de radio y tv. Importante esta aclaratoria pues los odiadores ejecutan sus crímenes y después lo niegan; mientras los medios de incomunicación occidentales, les prestan apoyo mediático en sus campañas de olvido. Los autores materiales de tan horrendo crimen, fueron detenidos en flagrancia; 12 de los cuales recibieron penas de 30 años de cárcel, mientras que otros cinco recibieron penas de 24, 20, 16, ocho y cinco años de prisión. Quedando como prófugo de la justicia venezolana, el autor intelectual de dicho atentado terrorista; el dirigente del partido político: Primero Justicia, franquicia del partido Republicano de EEUU en Venezuela, nos referimos al psicópata Julio Borges, quien se ufana de haber sido el promotor de las medidas coercitiva o sanciones en contra del pueblo venezolano, como lo confesaba a un medio extranjero: «La primera vez que, como presidente del Parlamento, yo fui a solicitar sanciones en Europa y Estados Unidos, me dijeron: eso es imposible, eso nunca va a pasar, nunca vamos a imponer sanciones como usted las está pidiendo. A los pocos meses era una realidad». Es por ello, que su partido político (Primero Justicia) es premiado por el presidente del régimen imperial de los EEUU, Joseph Biden, con la entrega de la propiedad de Citgo. La cual, fue expropiada al pueblo venezolano sin indemnización. ¡Todo un descarado robo! De vuelta a Rusia, tenemos entonces, que el Ministerio de Exteriores ruso, respondió sobre el magnicidio frustrado contra el mandatario ruso: «la gravedad de este crimen aumenta por el hecho de que el Kremlin es la residencia del jefe de Estado». Por lo demás, la respuesta de Occidente (EEUU-Europa-OTAN) ante este gravísimo atentado terrorista, ha sido la de encubrir las acciones de su parte ucraniana, en esta guerra por encargo de EEUU contra Rusia. Banalizando esos gravísimos hechos.
El presidente Joseph Biden, autoproclamado como el nuevo Fürer de la vieja Europa; se ha erigido en nuevo líder supremo de las y los odiadores del planeta, valga decir: las y los nuevos nazis, herederos del legado de Adolfo Hitler por ende, herederos del Holocausto, por eso apoyan -sin ambages- el genocidio del pueblo Palestino, llevado a cabo por el régimen nazisionista de Israel. Las campañas de odio contra el pueblo ruso, su cultura, gobierno e instituciones democráticas, corren aparejadas con las campañas de odio contra el pueblo venezolano y la implementación de sanciones, amenazas de invasión militar y satanización del gentilicio venezolano. A los rusos, se les acusó –sin prueba alguna- de haber influenciado los resultados electorales que llevaron al gobierno a Donald Trump. El partido Demócrata, se lanzó con sus campañas de odio por esa vía contra Rusia; mientras Republicanos, con Trump a su cabeza, arremetían contra Venezuela. Los Demócratas, no pudieron conseguir evidencias que justificaran sus campañas de odio, hasta que recobraron el gobierno imperial con el candidato Joseph Biden. Mientras al pueblo venezolano, se le denunciaba como una plaga contagiosa que migraba por el mundo (dicho de Julio Borges); al pueblo ruso, se le denunciaba como una potencial amenaza contra el excepcionalismo estadounidense, dirigida por un autócrata. Pero, una vez en funciones de gobierno, el régimen de Joseph Biden, dejó de guardar las apariencias y se fue en una de odio, acusando –sin pruebas- al Presidente Vladimir Putin de ser un asesino (18 marzo 2021). La respuesta de Putin, a la insolencia de Biden, no pudo ser más genial y, a la vez, respetuosa, dijo: «"hace falta ser uno para reconocer a otro" o "quien lo dice lo es". "¿Sabe?, recuerdo que en mi infancia, cuando discutíamos en el patio solíamos decir 'hace falta serlo para reconocerlo' (…) "Y no es una coincidencia, no es solo una broma o una cosa de niños. Tiene un profundo significado psicológico. Siempre vemos nuestros propios rasgos en otras personas y pensamos que son como en realidad somos nosotros. Y como resultado, evaluamos las acciones y damos valoraciones"». Putin, también acusó –en respuesta- a EEUU de cometer genocidio contra los nativos americanos y exterminar civiles durante la Segunda Guerra Mundial, al arrojar bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón. Horas después, el líder ruso invitó al presidente Biden a conversar cara a cara. El canciller Lavrov, informaba: «Lo más importante para nosotros es identificar vías para reconducir las relaciones entre Rusia y EE.UU. que pasan por tiempos difíciles y que, de hecho, Washington ha llevado hasta un callejón sin salida». Al obviar las campañas de odio de Joseph Biden y el imperialismo, excusándola en la supuesta «irritabilidad y desmemoria del señor Biden» (Peskov -18-03-2022), en función de evitar una escalada de las mismas, no evitaron que éstas continuaran. Mr. Biden continuó con sus agresiones, y de presunto «asesino», Putin pasó a ser llamado «criminal de guerra», lo que obligó al vocero del Kremlin, Peskov, a recordarle al desmemoriado presidente Biden que, fueron sus bombas las que: «mataron a cientos de miles de personas en todo el mundo». Al respecto, el director general de la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), Dimitri Rogozin, recordó que fue Joseph Biden quien propuso bombardear la ciudad yugoslava de Belgrado en 1999. Irak, Libia y Siria, quién llevó la destrucción a dichos países. ¿Quién es, el criminal de guerra?
Es el mismo odio, hoy liderado por Joseph Biden, que lleva a los nazis españoles a arremeter contra la joven Revolución Cubana, su arte y artistas, quienes en una gira por Europa -el grupo musical Buena Fe- fueron objeto de un intento de asalto y boicot contra su concierto, protagonizado por emigrados cubanos, hoy vinculados a organizaciones nazistas europeas, como Vox. Nos solidarizamos con Buena Fe, y hacemos nuestras las palabras de Miguel Diaz-Canel Bermúdez, quien citando a Silvio Rodríguez, tuiteaba: «Cuando leo del acoso a #BuenaFe en España, recuerdo una canción de Silvio: "Siempre tendré un enemigo Con el semblante arrugado Y más cansado que yo. Los que a lo largo de su sombra, Quieren cortar la medida De toda revolucion"». Es el mismito odio, que induce a minúsculos sectores de la clase obrera de las empresas básicas de Guayana, a arremeter –violentamente- contra el liderazgo de la Central Bolivariana Socialista de las y los Trabajadores (CBST), impidiéndoles interactuar con sus hermanos y hermanas de clase en ejercicio de la democracia sindical, negados como están los odiadores, a la confrontación de ideas. «Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra», sentenciaba José Martí. En la Grecia antigua, existió un deporte dialéctico que era, al menos, más consciente y más honesto: los participantes se dividían en dos grupos y luego se asignaban las verdades que cada grupo debía defender. El triunfo, no dependía de la proposición asignada sino de la destreza discursiva de cada grupo y lo que se premiaba era esto y no aquello. Los contendientes, asumían, que el triunfo dialéctico significaba la posesión de la verdad preexistente, como en las justas medievales significaba lo mismo, cada vez que un caballero vencía por la fuerza de su caballo y de su espada, que era su forma de demostrar una verdad y salvar el honor. Nada más distante del verdadero sindicalismo que la violencia, y menos cuando ésta es incitada y/o promovida mediante discursos de odio. Nuestro mayor rechazo, a los extremistas -recién llegados- con su odio, a las empresas básicas. Indignos herederos de los cabilleros de AD, pertenecientes a la prehistoria del moderno mundo sindical venezolano que, ya quisieran llevar su violencia a nuestras Empresas Básicas; sus güarimbas de odio, muerte y destrucción.
Es el mismo odio, que lleva al presidente Biden a ordenar al Fiscal Karim Ahmad Khan, británico, la detención del presidente V. Putin. Orden cumplida al pie de la letra, que trajo como consecuencia una investigación de los órganos de la Justicia Rusa y como resultado, la emisión de una orden de búsqueda y captura contra el mencionado fiscal y sus cómplices, los presuntos jueces integrantes de la Corte Penal Internacional: Tomoko Akane, Rosario Salvatore Aitala y el costarricense Sergio Gerardo Ugalde Godínez, quienes obviando que se trataba de un Jefe de Estado, miembro de ONU, arremetieron sin juicio previo, ni previsión de inocencia ordenando la encarcelación del Presidente Ruso, tan solo porque así lo ordenaba el presidente Biden. El comité ruso, que hizo la investigación del caso, argumentó que el fiscal Khan: «inició un procedimiento penal contra una persona notoriamente inocente, combinado con la acusación ilegal de haber cometido un delito grave o especialmente grave». El órgano, por demás, señaló que Vladimir Putin, como jefe de un Estado Independiente y Soberano: «goza de inmunidad absoluta respecto a la jurisdicción de Estados extranjeros». Ahora, los fiscales de la CPI, están contra acusados de «preparar un ataque contra un representante de un Estado extranjero». Estado extranjero que, por demás, está en guerra contra Occidente. Y quien va a la guerra, debe estar consciente de los riesgos del uso de las armas, aunque esas armas estén reflejadas en leyes y escritos. El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), lo define bien: «El lawfare, es el uso de procesos legales para inmovilizar políticamente o destituir a quienes ocupan cargos públicos en un país. La palabra combina los términos law (‘ley’, ‘derecho’) y warfare (‘guerra’, ‘conflicto’), y se traduce del inglés como «guerra jurídica». Y consiste en usar el sistema judicial de un país con fines partidistas, contrarios a la separación y la independencia de poderes y de las provisiones del Estado de derecho. En definitiva, es el arma política de tratar esas mismas cuestiones por vía judicial. Se ha comparado el lawfare con un golpe de Estado «blando». Eso es, lo que acaba de ejecutar Joseph Biden valiéndose del instrumento llamado: Corte Penal Internacional (CPI), deja constancia que es un instrumento jurídico internacional al servicio de los intereses de Washington. La CPI, ya escogió su bando en esta guerra y debe asumir las consecuencias de sus actos. Rusia, no es Estado miembro de CPI y por lo tanto, sus acciones y actuaciones no le son aplicables. Al contrario de Venezuela, que es Estado miembro. Y como tal, hoy paga ese error, pues su reclamo contra las medidas coercitivas criminales aplicadas por EEUU y la Unión Europea; dicha instancia, lo ha politizado a favor de los asesinos y, como respuesta a su solicitud de febrero 2023; Venezuela, recibió un contra juicio cargado de irregularidades y violaciones al debido proceso cometidas por la fiscalía de la CPI, cuyas violaciones han sido creadas con la complicidad de Ong’s al servicio del Departamento de Estado del gobierno imperialista y genocida de los EEUU, con el claro propósito de judicializar a la nación venezolana, y en clara contravención de su razón de ser, normas y principios del Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas.
En su libro: «Mi camino», Adolfo Hitler, se planteaba –claramente- sus deseos de expansión territorial y obtener su nombrado: «Territorio Vital». En dicho libro, Hitler, deja claro su intención que debía adueñarse de Rusia. Deseos, que siempre tuvieron la complicidad del Reino Unido, Polonia, Suecia, la propia Alemania y otros países. No por casualidad, el 22 de junio del 1941, Alemania orientó la fuerza de invasión más grande en la historia de la humanidad contra la URSS. «Operación Barbarroja», le llamó. Toda Europa y EEUU, apostaron por Alemania, como hoy apuestan por Ucrania. Solo que, la hipótesis de guerra creada por la Corporación Rand: «la máxima de que ‘Rusia nunca es tan fuerte ni tan débil como parece’ sigue siendo tan cierta en el siglo actual como lo fue en los siglos XIX y XX», ha resultado ser totalmente falsa. Rusia, no solo ha demostrado ser, como lo confirma su historia Patria, un territorio inexpugnable, sino que se ha convertido -de la mano del liderazgo de Vladimir Putin- en la Fuerza Militar más Poderosa actualmente que existe en el planeta. Esta derrota del imperio estadounidense lo confirma. Esta realidad es comprobable con solo visitar el territorio ucraniano, hoy convertido en un museo a cielo abierto del armamentismo occidental, convertido en chatarra husmeante. El punto crucial de esta guerra, ocurrió el 16 de mayo, fecha en que se enfrentaron en una demostración de fuerzas -sin precedentes en nuestra historia- el Sistema Antiaéreo Patriot contra el Misil Hipersónico Kinzal. Al día de hoy, Patriot, es chatarra y se ha convertido en una pieza más, expuesta al público que lo quiera ver, como parte de ese museo -a cielo abierto- de lo que fue la armamentista occidental. En esa batalla, se definió la guerra y ese es el motivo por el cual, Vlodimir Zelenski, se encuentre huyendo por Europa y estimamos que termine su periplo en Miami, acompañando a Juan Guaido. Esta contundente derrota, que ha sufrido EEUU, hace que dicho imperio se vuelva más violento y busque enfrentar al mundo entero, propiciar golpes de Estado; el cual, como respuesta debe entender, que tan solo Unidos, será que dicho Estado Imperialista -genocida y criminal- agarre mínimo y se reencause por valores democráticos y humanistas…