Democracia
De nuevo, después de haber utilizado el terreno directo de la lucha de
clases (Chalecos Amarillos por el poder adquisitivo, semanas de
manifestaciones contra la reforma de las pensiones, innumerables
huelgas y numerosos preavisos con resultados, en particular para los
Juegos Olímpicos…), por segunda vez en ocho días, los trabajadores,
los jóvenes, la población en su conjunto han aprovechado la
oportunidad del terreno electoral para expresarse. Desmontando todos
los pronósticos de los medios de comunicación parciales, el RN no
obtiene la ansiada mayoría absoluta y el NFP supuestamente moribundo
logra más de 180 escaños.
Preocupando a toda la esfera político-mediática y a los defensores del
orden, el 67% de los electores – un nivel récord desde 1997- se ha
movilizado ignorando todas las trampas. Es decir, 20 puntos más que en
las elecciones legislativas de 2022. Sin la menor ambigüedad, hayan
votado lo que hayan votado, el veredicto de la inmensa mayoría de
ellos es claro. Han dicho: «Macron, ya basta». La mayoría presidencial
pierde más de un millón y medio de votos en comparación con la segunda
vuelta de las elecciones legislativas de 2022.
¡Basta ya de Macron!
¡Basta ya de esta política!
Basta ya de Macron, es decir, basta ya de esta política: rechazo de la
regresión social y política, rechazo del desguace sistemático de la
escuela, del sistema sanitario, de la miseria que crece mientras
capitalistas y financieros se atiborran, rechazo de la destrucción de
todas las conquistas, empezando por las pensiones…
Rechazo de toda la política de Macron, que no ha cesado de profundizar
los ataques ya iniciados por los Gobiernos de la V República, en
particular el quinquenio de Hollande, Valls, Cazeneuve, El Khomri… Los
trucos y subterfugios con los que un puñado de ellos han sido elegidos
cambiando oportunamente de chaqueta ya no engañan a nadie.
Ya han comenzado su pequeña danza con los que mintieron sobre sus
investiduras, los que fueron elegidos por un acuerdo directo de Macron
y con el visto bueno de la RN, o incluso los que cambian de etiqueta
para crear otro grupo en la Asamblea Nacional (después de haber sido
elegidos, claro)… Así va la vida de estos pequeños bailarines mundanos
de la política.
En este rechazo, en defensa de los valores democráticos y
republicanos, contra el racismo y el antisemitismo, por la defensa
intransigente de las reivindicaciones obreras y sociales vitales, LFI
ha confirmado su papel central y una vez más indiscutible, a través de
la excepcional movilización de decenas de miles de personas que se
comprometieron con la campaña. Y ello a pesar de los llamamientos a
obstaculizar a LFI lanzados por Édouard Philippe, Aurore Bergé, Les
Républicains, el RN… A pesar de los apaños entre los macronistas y el
RN para hacer perder a los candidatos de LFI en varias
circunscripciones… A pesar de las campañas de difamación, acusándoles
de antisemitismo por manifestar su apoyo inquebrantable al alto el
fuego inmediato y el fin de las masacres en Palestina.
Ahora, inmediatamente, la democracia exige que la voz de esos millones
sea escuchada y respetada
Hoy, ahora, inmediatamente, la democracia exige que la voz de esos
millones sea escuchada y respetada. Las palinodias, las tretas
febriles de los políticos de todas las tendencias, aparecidas para la
ocasión o reveladas en el curso de esta batalla no van a cambiar nada.
En el peor de los casos, su intento de salvar las instituciones de la
V República para continuar con la misma política, podrán provocar
retrasos, pero no lograrán hacer desaparecer el fondo de la cuestión:
¡basta ya de esta política! ¡Ruptura!
Los que, ya candidatos a intentarlo, se acomoden a ello, sufrirán el
mismo destino que ya han sufrido o están a punto de sufrir, cualquiera
que sea su partido o la formación política (PS, PCF, EELV, LR, RN…).
Muchos comentaristas y políticos espantados muestran su preocupación
por una Francia ingobernable. Y tienen razón.
Gobernar con pequeñas artimañas, giros de veleta, utilizando los
artificios de la agónica V República, alinearse con los «caballos
viejos» al borde de la extenuación… contra la voluntad del pueblo,
burlando la democracia, es misión imposible. La movilización ha
asestado un golpe decisivo a la moribunda V República y producirá
choques de una nueva intensidad.
Tanto más cuanto que las fuerzas empeñadas en fracturar la sociedad y
salvar el capitalismo no han logrado el éxito que esperaban, y han
medrado sobre la base de todas las traiciones y renuncias pasadas y
futuras de la «izquierda de gobierno responsable». Lo que está lejos
de ser una fatalidad.
«Ser razonable», «tener en cuenta el equilibrio de fuerzas», «no
impulsar el caos»: las preocupaciones inmediatas de los medios al
conocer los resultados. La respuesta es clara: respetar la democracia
Es, como han dicho la inmensa mayoría y las «fuerzas vivas» del país
(sindicatos, asociaciones, demócratas, LFI, hombres y mujeres
progresistas…), unirse, sea cual sea la forma, pero a partir de la
satisfacción de las reivindicaciones: derogación de la reforma de las
pensiones, aumento del salario mínimo a 1.600 euros, derogación de la
reforma del seguro de desempleo, recursos inmediatos para la escuela y
la sanidad, derogación de la Ley de Asilo e Inmigración…
Así es como las derivas racistas, antiinmigrantes, represivas, que
siempre están presentes en esos momentos de alta intensidad,
retrocederán y quedarán reducidas a la mínima expresión. Unir a todos
y a todas en un objetivo común es escuchar a la democracia y
comprometerse a cambiarlo todo.