Influencers e intelectualidad

España es un país muy vitalista. Una de las naciones de mayor esperanza de vida, de mayor longevidad. Aun así, según el SDSN (Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible) ocupa el puesto 36 en el índice de felicidad. Muy alejada del índice de felicidad bruta creado por el rey de Bután, propuesto en 1972. Pues, mientras que los modelos económicos convencionales, por no decir abiertamente los modelos capitalistas, de libre mercado, miden el crecimiento económico indefinido como objetivo principal, el concepto de FNB se basa en la premisa de que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual. Los cimientos de la FNB son: el crecimiento socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales y la conservación del medio ambiente.

En efecto, España es una nación muy vivaz, creo que demasiado. Aunque en España, las Comunidades del Norte, mucho más húmedas que el resto, tienen muy poco que ver en carácter y cultura, con la España tópica y de prototipo.

En cualquier caso, España no es precisamente un vivero de intelectuales. La vida que se hace ordinariamente es en la calle, exterior, razón por la cual es muy infrecuente en la persona la vida interior; ésa que alumbra el pensamiento meditativo, intelectual. Ortega y Gasset, Unamuno, Pío Baroja, Julián Marías, López Aranguren, Salvador Pániker, Ramón Escohotado, Gustavo Bueno, Fernando Savater, Santiago Alba Rico… son algunos de los pocos intelectuales españoles que si han influido algo en la población española embargada históricamente por el espíritu de una religión dogmática, el resto, salvo Ortega y Gasset, para nada han podido influir en el difuso espacio del pensamiento universal. Ortega y Gasset, a mi juicio, está a mucha distancia del resto. Y Fernando Savater, ha desbarrado en los últimos tiempos lo bastante como para no considerarle propiamente, ni intelectual ni profesor de Ética, de la que ha renegado, ni de Filosofía.

…Pero ¡ay amigos! la post modernidad, empapada en tecnologías e inteligencia artificial, dicta al menos en España, otras directrices. La población en general, poco amante de la intelectualidad (desprestigiada o perseguida, además durante cuarenta años por el régimen caudillista en el que cuando oía la palabra cultura cogía su pistola Millán Astray) está ahora mil veces más atenta a las influencers, que a la posibilidad de aparecer en escena un nuevo y sorprendente intelectual, o a una expectativa de serlo algún desconocido o desconocida. España parece un país feliz, pero realmente es una nación inquieta y aturdida, absolutamente entregada al consumismo, a la bebida y al sexo, las tres principales religiones del país, con sus respectivos templos y capillas…

Jaime Richart

7 Enero 2025



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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