A medida que la trama de corrupción de la USAID ha ido desmadejándose va quedando claro, más para los de afuera que para los que estamos adentro, que derrocar al gobierno venezolano siempre ha sido un negocio financiado desde fuera.
Pero es importante insistir que este negocio es de vieja data. Antecede con mucho al gobierno Demócrata de Joe Biden y si bien hoy, por intereses y propósitos que solo quienes rigen en la Casa Blanca tienen claros, el actual presidente Donald Trump, en alianza con Elon Musk, es quien lo expone. Es claro que fue en el periodo del "interinato" de Juan Guaido, en el anterior gobierno del susodicho Trump, en el que el negocio alcanzo niveles escandalosos de facturación. Al menos de eso están empeñados en convencernos la dupla Trump/Musk.
Ya antes decíamos que Trump le cobra a sus antiguos aliados opositores su incompetencia e incapacidad en lograr sus propósitos (nadie puede olvidar el propósito de Trump respecto al petróleo venezolano en su mandato anterior).No nos llamemos a engaños, Trump declaro meses atrás que el petróleo de Venezuela podían estarlo usufructuando los estadounidenses sin pagarlo, ese es el gran sueño de Donald, por mucho que haya declarado días antes de llegar a la Casa Blanca que no necesitan el petróleo de Venezuela.
Pero volviendo al negocio de derrocar al gobierno venezolano con financiamiento venido de los Estados Unidos. Volvamos unos cuantos años atrás, en los que ya es claro que la cosa lleva su tiempo.
Desde tiempos de Hugo Chávez, en diversas coyunturas como las del golpe de estado (2002) mucha gente denunciaba la injerencia de los Estados Unidos en la política local venezolana, entre estas voces quizás una de las más notable fue la de Eva Golinger, en nota periodística del año 2006 aparece en el portal Rebelión lo que sigue
"(Eva) Golinger asegura que desde 2002 y con el fin de «fortalecer la oposición y derrocar a Chávez, Estados Unidos interviene en Venezuela por medio de asociaciones como la National Endowment for Democracy (NED) o la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), presentes en Caracas y que normalmente deberían impulsar la democracia y la prosperidad».
Hablamos entonces de 23 años atrás cuando ya la USAID se vinculaba a factores de la oposición golpista venezolana. Quizás pocos recuerdan que la NED financiaba a Súmate. Si aquella organización civil que liderada por María Corina Machado llevo a cabo lo de las "firmas planas" en la solicitud del referéndum revocatorio a Hugo Chávez.
No fue casual entonces que el gobierno de Venezuela haya sancionado una Ley, por allá por 2010, para impedir que las organizaciones políticas recibieran financiamiento externo. Pero como vemos muchas ONGs no solo no dejaron de recibir financiamiento para lo que desde Estados Unidos llamaban "promover la libertad y la democracia", sino que tiempo después recibieron sumas descomunales para estos fines.
Entre los financiados por la USAID en Venezuela hoy se mencionan casi que la totalidad de quienes desde lo que han dado en llamar "periodismo independiente", ejercieron posiciones críticas y de denuncia contra los gobiernos de Hugo Chávez, primero y luego con el de su sucesor Nicolas Maduro.
USAID en el mundo.
Pero la Usaid tiene historia y según datos existente, fue creada en Estados Unidos en plena época de la llamada Guerra Fría, un 3 de noviembre de 1961, bajo la administración de John Fitzgerald Kennedy. Esta agencia, que ya suma 64 años de vida, y que muchos califican de "ayuda al desarrollo" antes del desmantelamiento anunciado por Trump-Musk pagaba la nómina de 10.000 empleados y disponía de un presupuesto anual de 50.000 millones de dólares. La USAID ha operado desde su creación en más de 100 países del mundo.
Tras la publicación de los resultados de la auditoría de Musk se ha conocido que 700 medios de comunicación a escala mundial –entre ellos la BBC y el medio Politico– recibieron financiamiento de USAID, tanto por subvención directa como por suscripción a sus servicios en muchos otros casos.
Si bien Trump han declarado la guerra a la USAID, a la que Musk llamo "un nido de víboras de ideas marxistas de la izquierda radical", es claro que esta agencia ha sido considerada por los demócratas el "soft power" (poder blando). Es desde este marco desde el cual se comprende el largo historial de colaboración de este organismo con la CIA promoviendo supuestos "grupos prodemocráticos" en América Latina y en el mundo.
Pero el retorno de Trump, de la mano de Musk, a la Casa Blanca es una oportunidad para dejarle claro al mundo que el imperio estadounidense ya no necesita tapaderas. Que en estos tiempos donde la confrontación con China se hace inevitable mas que "poder blando" hay que apelar al poder duro. Invadir Groenlandia, apoderarse del Canal de Panamá, anexionarse Canadá, etc., han sido parte del discurso trumpista que deja claro que el "poder duro" es el prevalente. Los objetivos no dejan de ser los mismos.
Que en Venezuela nadie olvide que Trump, Musk y toda esa pandilla de la Casa Blanca, siguen como sus antecesores, detrás de lo mismo, detrás de la riqueza petrolera, gasífera y de minerales y recursos estratégicos que el imperio requiere más que nunca para mantener su hegemonía. Mas allá de los puentes con R. Grenell y de que le mantengan la licencia a Chevron, el imperio mantendrá sus apetencias sobre Venezuela.