La crisis del sector inmobiliario que hizo implosión en los Estados Unidos en días recientes, con severas repercusiones en Europa y que, por el contrario, poco ha impactado las economías de los países asiáticos y de América Latina, ha provocado tormentosas y graves situaciones en esa nación que han llevado a que incontables empresas de ese sector y muchas otras vinculadas, han tenido que echar a la calle a miles de empleados para evitar el colapso, sin que se vislumbre alguna reactivación en el mediano plazo.
Uno de los bancos hipotecario más importante del país en Arizona se declaró en quiebra y despidió pocos días antes a 6 mil empleados. Otras muchas firmas del área se espera que sucumban en las próximas semanas y ya se anuncia lo que parece ser el desplome imparable de importantes sectores de la industria automotriz, como expresión de un fuerte coletazo de esa crisis y que ha traído consigo una reducción alarmante de la demanda de autos de todo tipo, dado el limitado acceso al financiamiento.
Walter Molano, economista jefe de BCP Securities dijo que nadie debe sorprenderse, “la economía de EU está agobiada y el pronóstico no se ve bueno…” y culpó de la catástrofe inmobiliaria a “la falta de transparencia y responsabilidad en la administración de activos, estructuras de derivados y el sistema de calificación”, todo lo cual permitió que se cometieran todo tipo de abusos que “han puesto al sector financiero en grave riesgo.
¿Serán estas crisis del comercio, acompañadas de medidas que atentan contra la estabilidad y la seguridad social de millones de personas que son echadas de sus trabajos sin mayor explicación que la baja sensible de las inversiones, el anuncio del mayor e irreversible descalabro del capitalismo salvaje?