El pasado 06 de junio de 2007 Aporrea me publicó un artículo que denominé "¿Qué has hecho amigo Lula?". En verdad fue un título "diplomático" pues lo quería llamar "La traición de Lula". El "camarada" Lula fue conocido en su país, sobre todo en Sao Paulo, donde viví 2 años, como un izquierdista radical que no accedía al poder por su lenguaje incendiario. Sus mejores logros electorales fue el segundo lugar antes de tomar la presidencia actual. Me gustaba su verbo claro y contundente, identificado con la clase marginal sin amenazar a la clase dominante por razones obvias de estrategia política. Por fin llegó al trono, a la silla presidencial. Pero tuvo que hacer algunas concesiones para ello. Su retórica cambió un poco, era más "light", ya no era incendiario y radical. En su discurso de toma de posesión prometió luchar por alcanzar en Brasil "fome zero" (hambre cero). Meta muy distante y casi utópica pero por lo menos fue un intento de sueños alcanzables. Quién haya visitado varios estados de Brasil, comenzando por Sao Paulo y el nordeste, podrá verificar como ladra la pobreza y el desencanto desde tiempos muy largos y agobiantes, casi interminables para la gente que lo sufre. En 4 años NADIE revertiría esa situación y no se lo estamos reclamando a Lula, el obrero metalúrgico que escaló a lo mas alto de la arena política.
Pero sí le reclamamos su pasiva acción de izquierda revolucionaria, su falta de compromiso con los más necesitados. ¿Qué pasó con las esperanzas de los Movimiento Sin Tierra (MST)? ¿Dónde están las políticas sociales de relieve para mejorar las calamidades de millones de brasileños? Como dijo un connotado columnista, "se emocionó" con el poder, cayó rendido en los brazos (¿o pezuñas?) de la fuerte oligarquía de ese gigante sureño. Ha llegado al colmo de rendirle un jaleti homenaje al sionismo con eso del holocausto. ¿Y por qué no criticas, amigo Lula, el genocidio en Gaza, las masacres en Iraq, la obsesión criminal de Uribe por no terminar con la guerra en Colombia, por ejemplo? ¿Quo vadis, Lula?
En síntesis: El antes admirado Lula se comporta como un auténtico intelectual de izquierda, un "tibio", como aparece en la biblia de los católicos, y el mismo libro religioso dice: "A los tibios los vomitaré de mi boca". No hay enlace entre su discurso revolucionario y los hechos.
Una gran parte de la llamada izquierda venezolana encaja en ese modelo "Lulista", son los llamados chavistas light, la derecha endógena o mejor dicho, la ponzoña endógena. Son gente que se visten de rojo-rojito y aparecen en cuanto acto público hace nuestro presidente, pero cuando le auditamos sus gestiones en alcaldías, gobernaciones, diputaciones, institutos gubernamentales, etc., no pasan de 05 puntos en la escala de 20. Ese es n nuestro peor enemigo y está puertas adentro, barrio adentro, urbanización adentro, en fin, Miraflores adentro.
Si alguien quiere saber como se comportaría un gobierno dizque chavista, dirigido por esos izquierdistas intelectualoides, que miren el espejo de Lula. En signo contrario está Chávez. Él es un hombre de izquierda auténtica, de izquierda emocional, o sea, de corazón, socialista virginal, prístino, cristalino, sin ambages. Esa es la diferencia, amigo Lula, amigos todos. Luchemos por mantener vivo el espíritu revolucionario auténtico y combatamos a los de sentido contrario, en el terreno de las ideas, claro está.
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