El aterrador panorama del paramilitarismo (III)

El reclutamiento de mercenarios para acciones especificas

Sobre la creación de la AUC, Carlos Castaño, aseguró que uno de los pilares fue el mayor Alejandro Álvarez Henao, del Batallón Bomboná, de Puerto Berrío, este militar aseguraba que a la “guerrilla había que combatirla con sus mismos métodos irregulares”. Tanto el citado militar como un tal “Caruso” papá de otro uniformado y Fidel Castaño “fueron los padres de la Autodefensa paramilitar en Colombia. Al mayor Álvarez la institución le importaba un carajo, y decía “muerte a las guerrillas”.

Fue así como crecieron hasta llegar a constituir el ejército federado que para ese momento contó con 13.000 hombres, incluida la lista de organizaciones terroristas elaborada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Entre sus comandantes y patrulleros, Carlos Castaño reconoció que habían menos idealistas de lo que él hubiese querido y que la guerra y el caos general del país era un gran negocio para muchos de ellos, como lo había sido para su hermano.

La modalidad que tenían para contratar personal se utilizó en Antioquia y Norte de Santander, donde los sectores económicos, como es el caso de los cafeteros y las mismas Fuerzas Militares, a través de sus redes de informantes contrataban personal proveniente de otros municipios o departamentos para que realizaran las ejecuciones extrajudiciales, como eran asesinatos, torturas y desapariciones.

Esta estrategia tenia como finalidad dificultar las investigaciones en torno de estos grupos y encubrir a los responsables de la comisión de crímenes de la humanidad. Hoy se conoce cómo personal de la Fuerza Pública intervenían descaradamente para realizar las fugas y coordinar las acciones mediante el momento, lugar de ejecución y dotación de armamento a quienes participaban en estos horrendos crímenes.

“A mi me pueden pintar como Satanás ante el mundo,-decía emocionado Carlos- pero la pregunta que deben hacerse tarde que temprano, es lo que ha generado mi liderazgo en beneficio de la paz de Colombia, eso es lo importante. Sólo me consuela que yo no empecé esta guerra, y las Autodefensas somos hijas legitimas de las guerrillas en Colombia”.

Castaño desveló para ese momento la participación de civiles supuestamente muy respetables, los cuales muchos de ellos fueron cerebros grises de su organización armada, eran lo dedos que señalaban los objetivos a eliminar. Habló del grupo de los seis (6) que ordenaron el asesinato de Bernardo Jaramillo al que Castaño aseguró que se había opuesto, pero que personal de su grupo lo había ejecutado sin piedad.

Su cinismo histórico llegó a tal grado, que se jactaba en decir: En cuanto al exterminio de la Unión Patriótica, yo solo tengo cincuenta crímenes de los centenares que se llevaron, el resto están repartidos entre los compañeros Rodríguez Gacha, “el mejicano” y la CIA norteamericana. Eso, sí, los míos están justificados ante la humanidad, se trataban de verdaderos guerrilleros. No es una cifra aterradora y por mi confesión nunca podrán llevarme ante una Corte Penal Internacional, que es lo que escucho del otro lado. No creo que llegue ese momento. Pero lo que si temo es de esa fuerza oscura que ronda aquí adentro de la organización, ellas si pueden acabar conmigo en cualquier momento, cuando ya no me necesiten y les represente algún peligro.

Dentro de las AUC Castaño admitía que había 300 ex militares y 600 ex guerrilleros, tanto del EPL como de la FARC y el ELN. Esta incorporación de estos antiguos rebeldes a nuestras filas es una de las razones que explican la falta de lógica de una guerra, que yo Carlos Castaño, reconozco que solo sobrevive por los ingresos del narcotráfico y los intereses particulares de diversos colectivos.

Por otra parte, lo que no se puede explicar es el porqué sabiendo los organismos de control y justicia de la rama jurisdiccional, quienes estaban ampliamente documentados, informados, de la conformación de estos grupos asesinos, conociendo los mecanismos de financiamiento, su relación a voz populi con la Fuerza Pública, con los militares y el gobierno y la relación de todos ellos en estos espantosos crímenes de lesa humanidad, la gran mayoría de todas estas acciones permanecen en la impunidad y como altos oficiales del ejercito y de la policía son ascendidos y el porque estas bandas extendieron sus acciones y crecieron su poderío en el territorio nacional.

Es absurdo, ridículo, y una burla para el pueblo colombiano, lo que ha hecho el gobierno nacional, reduciendo todo a una serie de decretos de Estado de excepción (anterior estado de sitio), en los cuales ubica al margen de la ley a estas bandas, sin que con ello haya influido hasta el día de hoy en su existencia. Por el contrario, históricamente y a través de otros varios de decretos lo que ha hecho es otorgarles un tratamiento benigno.

(Continuará)…

vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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