Argentina: ¿Quién define"nuestras" políticas educativas?

 

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Más allá de los discursos oficiales la continuidad de la política educativa post dictadura se revela en tres aspectos:

· La continuidad de funcionarios que participaron en la construcción ideológica de la Ley Federal de Educación (LFE) y no se han corrido de la esfera política educativa de primer orden desde aquella fecha. Por ejemplo: Juan Carlos Tedesco, hoy Ministro de educación Nacional, o Daniel Filmus, ex Ministro de Educación hoy senador nacional.

· La continuidad de una política de toma de créditos de organismos internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y Banco Mundial, principalmente) con la injerencia de estos a la hora del diseño de políticas del aérea.

· La sanción de las leyes de educación nacional, de financiamiento educativo y de educación técnico profesional, las cuales explicitan la injerencia de los organismos internacionales y de las empresas privadas en la educación pública, principalmente.


Darío Balvidares, profesor y licenciado en Letras (UBA), investigador y autor de La Novela Educativa o el relato de la alienación, profundiza, en la charla que mantuvo con la Red Eco, estos tres ejes que determinan y determinaron la educación de los últimos treinta años y lo hará por otro tanto si, de lo contrario, docentes, padres, alumnos y organizaciones sindicales no impulsan un giro a las actuales políticas.
Cecilia Rovito - ¿Qué características asume, principalmente, la política educativa del actual gobierno?
Darío Balvidares - Partamos de una idea general. Tratemos de pensar entre gestión y política. O sea, hacer lo que fue pensado por otros o pensar nosotros mismos nuestras acciones en función social.
Sería óptimo que toda política a nivel nacional o a nivel latinoamericano, después de haber pasado y de seguir inmersos en las políticas neoliberales, empezará a articular con los pueblos de la región. En realidad esto no esta ocurriendo. Cuando se habla de la articulación latinoamericana, se habla a partir de un proyecto hegemónico que es el mismo de los 90, que es el mismo que se empieza a parir en los 70 con la dictadura militar. Es decir, la política de los organismos internacionales.
Hace poco la Argentina tomó para educación un nuevo crédito de 2.700 millones de dólares. Eso es lo que va a poner el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el 'Programa de Apoyo a la Política de Mejoramiento de la Equidad Educativa'. Este préstamo tiene la contrapartida con dineros públicos argentinos de 300 millones de dólares. O sea que el total del programa es de tres mil millones de dólares. El BID acaba de aprobar la primera parte del préstamo para que se empiece a ejecutar el programa. El BID ha liberado 900 millones de dólares y la contrapartida Argentina es de cien millones de dólares.






¿Ahora, cómo se ejecuta esto? ¿Quién decide las políticas? De ese total, 46 millones que pone el BID son para compra de textos. Lo curioso es que el BID aporte 46 y nuestro país 10 millones. Es decir: ¿quién define la compra; en cuáles editoriales; desde qué perspectiva pedagógica; cómo se participa del negocio? Lo que tenemos seguro es quién paga la deuda.

Y algo más interesante, el programa nacional de becas estudiantiles esta financiado absolutamente con los dineros del BID: 406 millones de dólares en becas, es decir en deuda externa, y cero pone nuestro país.



Y si continuamos con esto, básicamente en todos los rubros esos 900 millones de dólares están articulados desde la visión del BID. Incluso para monitorear y evaluar la marcha del programa se destinan 18 millones de dólares de la deuda tomada por el BID y Argentina no pone nada. O sea, estamos pagando 18 millones para que nos monitoreen y nos evalúen de acuerdo a la marcha del programa que ellos pensaron.
Igualmente, esto no es nuevo. Es otro de los tantos créditos tomados, en este caso a nueve años.
Ahora bien, para dividir las aguas habría que pensar en aquellas políticas de gestión cuando están pensadas desde los lugares hegemónicos para diferenciarlas de políticas de acción social. En este sentido, que se haya creado el Ministerio de Ciencia y Tecnología cuando éste era una secretaria del Ministerio de Educación tiene al menos dos lecturas.


La primer lectura: en función de la gestión de los organismos internacionales un ministerio de cualquier país que opere con cualquiera de estos organismos de crédito, automáticamente se transforma en una agencia. Una agencia es un lugar que remite políticas que se piensan en otro lugar. La política emana de la casa central, BID o Banco Mundial, y los ministerios transformados en agencias son los que ejecutan esas políticas. ¿A cambio de qué? A cambio de créditos.


Entonces la primer lectura es que el Ministerio de Ciencia y Tecnología al tener su propio presupuesto, también puede endeudarse solo o endeudarnos a todos a partir de los créditos tomados como agencia de los organismos internacionales. El presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología se funda en dineros públicos, es decir, en dineros de todos, más los préstamos que vienen de los organismos de crédito internacional como el BID y el Banco Mundial.




El Presidente del BID, Luís Alberto Moreno, cuando asumió dijo que tenía dos preocupaciones fundamentales: la economía y la educación regional. Qué a él le preocupe la educación regional a nosotros como docentes debería preocuparnos muchísimo mas.


Esta política de los 90: tomar deuda para ejecutar programas que varían, además, muy poco entre un país y otro. Por ejemplo, los programas de mejoramiento rural están llegando a Brasil. El presidente Lula Da Silva esta empezando a firmar los primeros acuerdos con el BID para los nuevos programas de Mejoramiento de la Educación Rural que acá el ex ministro Daniel Filmus devenido en senador de la Nación ya había firmado desde 2004 - 2005 en adelante y ahora se han reflotado.


Como vemos, estas políticas de gestión son un gran pool de maniobra económica y de endeudamiento externo y de fijar las políticas “nacionales” en los grandes rubros como la educación, y en este caso la ciencia y tecnología.

bid

La segunda lectura: el Ministerio de Ciencia y Tecnología ha decidido armar dos fondos, el Fondo Tecnológico Argentino y el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica.
Estos fondos también tienen un presupuesto que sale de los dineros públicos pero también forman parte del presupuesto los fondos tomados a los organismos internacionales.
En este sentido, varias empresas privadas van a poder tomar créditos blandos para desarrollar sus productos. Incluso bajo el paraguas de ciencia y tecnología se ha decidido que las empresas de software no paguen impuestos a las ganancias para que puedan desarrollar sus productos. Es decir, la investigación básica pública y que corresponde a las universidades y al Conicet propiamente dicho, esa investigación básica la está pagando la Argentina.
Ahora, a partir del desarrollo del producto, lo que es propiamente una investigación científica que debería estar dentro de un programa de política social, se transforma en un producto de mercado. Cuando un medicamento ya es, potencialmente, mercancía, aparecen los créditos para el desarrollo y las políticas hegemónicas decidiendo cómo se tiene que continuar esta investigación. Nuestros investigadores que descubren nuevas vacunas o remedios, terminan después explotados por los megalaboratorios.
¿En qué se emparienta esto con educación? Para tomar uno de los hilos, los enroques entre la universidad y las empresas privadas viene siendo una recomendación del Banco Mundial desde 1992. También desde que las grandes multinacionales como por ejemplo la Fundación Bunge, que en el 2005 ha tenido 25 mil millones de dólares de facturación y que solo la filial Argentina exporta el 95 % de lo que produce, también ahora gracias a ley de educación nacional y la ley técnico profesional está capacitando docentes de 12 escuelas aerotécnicas entre públicas y privadas.


Entre otras grandes corporaciones como Alto Paraná, Arcor, Diario La Nación, Loma Negra, MAPFRE, Grupo Clarín, Telefónica, Fundación YPF que es Repsol, gracias a las políticas de educación y de ciencia y técnica ellos también hacen su “aporte” a la educación y van a poder desgajar esto de sus impuestos por la contrapartida que dan a educación.


CR - Si la política educativa no cambió ¿porqué fue necesaria una nueva ley nacional de educación que reformara a la Ley Federal de Educación (LFE)?
DB – Porque no era todo lo explícita que se suponía y podía traer algún problema legal. En la nueva ley de educación y en la ley de educación técnica profesional, sancionadas en 2006, ya se explicita la participación de los organismos internacionales. Y cuanto más ahora que se está aportando desde el BID para el fondo de financiamiento educativo siete millones de dólares de inyección para la educación técnica y formación profesional.
Está claro que los ministerios son agencias de los organismos internacionales de crédito.
Por ejemplo, la LFE decía que había que educar para el trabajo y la productividad y esta nueva ley nacional de educación sancionada en 2006 dice que hay que educar para la productividad. Es decir, la LFE hablaba de conocimientos socialmente significativos y el ministro (Juan Carlos) Tedesco amparado en el texto de la nueva ley dice conocimientos socialmente productivos. Estas cuestiones, estos detalles eran los que se necesitaban.
La nueva ley de educación dice que la educación será considerada un bien social, la LFE no lo decía. Pero también el gas, el petróleo, los servicios públicos eran bienes sociales y están todos privatizados. No digo que se vaya a privatizar la escuela pública, sino que va a ver formas de privatización y ya las hay, si está Bunge capacitando docentes...



En síntesis, toda esta transformación educativa no es más que un gran reservorio funcionando, a futuro, con dispositivos de capacitación de mano de obra para el trabajo. Lo que nadie discute es que consideran trabajo. Porqué hablan del trabajo como valor pero tener empleados para las grandes corporaciones no es estar hablando de una política proyectada hacia el mejoramiento de la calidad de vida de la población, sino que, es estar hablando de gestionar una política en función de intereses absolutamente minoritarios. Esto es lo que está pasando con ciencia y técnica y esto es lo que está pasando con educación.


Y son estos mismos señores que trabajaron para la LFE, trabajaron para la transformación educativa desde los organismos internacionales y desde FLACSO, aliada al programa de promoción de la reforma educativa para América Latina y el Caribe: el PREAL.
CR - ¿Qué significa la continuidad de la injerencia de los organismos internacionales en las políticas educativas?
DB - Cuando se inicia la transformación educativa el BID se transforma en el organismo hegemónico rector a partir de varios programas y agencias asociadas. Entre ellas la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), que en el caso de Argentina, había dirigido Daniel Filmus y que ahora está dirigida por Guillermina Tiramonti. Las políticas de FLACSO corresponden técnicamente a los pensamientos de los organismos internacionales. FLACSO es una dependencia de la UNESCO. Recordemos que la UNESCO y la CEPAL generaron el primer documento en el año 92 que da origen y abre la puerta la reforma educativa en Latinoamérica y países del Caribe: Educación y Conocimiento: ejes para la transformación productiva con equidad.


Ahora, hoy hay 400 mil jóvenes entre 15 y 17 años que están por fuera del sistema educativo. No es que abandonaron la escuela sino que están por fuera del sistema educativo.


En el 2000 había 2.736.947 de alumnos matriculados en esa franja etaria. En el 2006 hay 11.629 menos. Y si tomamos la explosión demográfica de esos seis años es mucho mayor la caída de la matrícula escolar. Los distritos que más cayeron en matrícula son: Buenos aires un 10%, Santa Fe siete mil alumnos menos y la Ciudad de Buenos Aires está tercero, cinco mil alumnos entre 15 y 17 años no van ni fueron a la escuela.
Y a estas cifras hay que sumarle los que hacen el abandono interanual, empiezan y abandonan antes de llegar a fin de año. En 2001, en el total del país el 14,8% empezaba y abandonaba, en el 2003 el 18,8%. Entre el 2004 y 2005 el 20% abandonó.


niña niña

Además, uno de cada tres desocupados es joven y dicen “educar para el trabajo”. Y del 61% de los jóvenes entre 18 y 24 años que tiene trabajo está en negro y la mitad es pobre.


Todas las políticas que bajaron los organismos internacionales desde los 90 para retención de alumnado, programas de becas sociales, educar para el trabajo, fracasaron, porque no son políticas pensadas para un país, porque se instrumentan fragmentariamente. Porque dicen “mejoramiento de la educación rural”; sin embargo, el modelo pedagógico oculto forma en el disciplinamiento de futuros empleados, que aún con sueldos precarizados, sean eficientes a la hora de separar semillas, por ejemplo para Monsanto; he ahí el "mejoramiento".





No estamos trabajando en educación para poder pensar el futuro de la Argentina, se está trabajando para tener mano de obra. Todos estos programas que responden al viejo slogan de “Educación para todos”, no se han movido un ápice de la política que ya estaba pensada hace más de treinta años.


Cuando Guillermina Tiramonti, directora de FLACSO, dice que "la educación secundaria no solo no enseña sino que también fragmenta", habría que contestarle que es cierto, que tiene razón pero que recuerde que FLACSO es parte de toda la reforma educativa que ha llevado a nuestras escuelas a estos estadios de precarización casi total y de barbarie absoluta.


Entrevista realizada por Cecilia Rovito - Diseño e imágenes: Caro Butron Avalos
 
 


























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