Cuba-Estados Unidos. Desastres naturales… soluciones diferentes

Ciertamente que los daños ocasionados al archipiélago cubano por el paso de los potentes huracanes Gustav y Ike con un intervalo de solo una semana, dejaron una desastrosa secuela económica que difícilmente otra nación del área pudiera haber resistido.

El primer meteoro con fuerza 4 en la escala de Richter destruyó la Isla de la Juventud y amplias zonas de la provincia de Pinar del Río. A los ocho días apareció Ike y con fuerza 2 penetró por el oriente del país y salió por el occidente arrasando todo tipo de construcción y anegando gran parte del territorio. Las pérdidas ascienden a 5 000 millones de dólares. Más de 3 000 000 de personas resultaron evacuadas. Debido fundamentalmente a imprudencias, siete fallecieron.

Cifras preliminares, indican que más 444 000 viviendas han sido afectadas o destruidas, numerosas fábricas, empresas, escuelas, unidades de servicio, tendidos eléctricos y telefónicos, etc.

En la agricultura se afectaron 3,726 caballerías de plátanos, 745 de yuca, 74 de boniatos, más de 300 hectáreas de semilleros, 150 casas de cultivos, 60 máquinas cosechadoras y una producción estimada 700 000 toneladas de alimentos, que son alrededor de 15 millones de quintales de productos agrícolas; en el caso de la ganadería 1 455 instalaciones pecuarias, 138 molinos de viento, 526 animales muertos; se evacuaron 124 924 animales, un millón 100 000 litros de leche perdidos. En cuanto a la avicultura, 1 050 000 de aves perecieron, sobre todo medio millón de pollitos en desarrollo, 430 000 ponedoras y el resto de otras categorías y 40 millones de huevos afectados por esta vía. En porcino, 60 000 reproductoras afectadas por techo y por agua, de ellas 1 500 muertas o sacrificadas, 10 000 crías muertas o afectadas y sacrificios de urgencia por problemas de techo y agua de 15 000 animales, lo que trae una pérdida de más de 12 000 toneladas de cerdo. Los daños en la cosecha tabacalera, café y azúcar también son cuantiosos Pero sin aun haber salido de Cuba el último huracán, gobierno y población se unieron, como han hecho desde hace 50 años, para comenzar las labores de restauración. El Estado y las Fuerzas Armadas cubanas pusieron a disposición de los damnificados las reservas de alimentos y de materiales de construcción, lo que ha permitido comenzar producciones fundamentales en algunas fábricas, techar numerosas viviendas, instalaciones sociales y reiniciar el curso escolar en todo el territorio nacional.

Trabajadores eléctricos y telefónicos del país laboran en las provincias más afectadas y ya casi han sido reparados la mayoría de los miles de postes y torres eléctricas caídas.

Cuba, acostumbrada desde 1959 a ayudar con brigadas médicas y alimentos a cualquier nación del mundo donde ha ocurrido un desastre natural, ha recibido, y espera aun en esta ocasión, donaciones de la comunidad internacional que la ha respaldado inobjetablemente, aunque las ayudas no podrán resolver los grandes daños económicos ocasionados.

El esfuerzo general corresponde a todo el pueblo que ha salido a las calles, centros de trabajo y de servicios para junto al gobierno restablecer los daños provocados.

Ike también subió por el Golfo de México y tocó, más debilitado y exhausto, (entró con categoría 1 y rápido pasó a tormenta tropical) nueve Estados norteamericanos, entre ellos Texas, Arkansas, Luisiana y se estima que los daños podrían ascender a 20 000 millones de dólares. Miles de personas están aun sin electricidad y el toque de queda nocturno se impuso por 10 días en Houston, el centro petrolero estadounidenses.

Ike ha dejó alrededor de 50 muertos y la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) ha vuelto a ser blanco de críticas debido a la lentitud en la entrega de ayuda como hielo, agua y alimentos.

El 29 de agosto de 2005, tres años atrás, el huracán Katrina devastó las ciudades de Nueva Orleáns, Luisiana y Mississippi con un saldo de casi 2000 personas muertas sin contar los desaparecidos, mientras cientos de miles resultaron desplazados.

En aquella ocasión, pese a los avisos de agencias const5ructoras de que los diques podrían colapsar, el Gobierno Federal hizo caso omiso y el resultado fue cadáveres flotando por las calles, barrios demolidos, pacientes muriendo en hospitales sin atención y 30 000 personas amontonadas en el estadio Superdome donde por más de una semana no recibieron ayuda alimentaria.

El representante del Secretario General de Naciones Unidas para los derechos humanos de personas internamente desplazadas, Walter Kalin, aseguró recientemente que los miles de afectados por la tragedia de agosto del 2005 en Estados Unidos se parecen a los pobres de otras partes del mundo azotadas por catástrofes naturales.

En una entrevista con la agencia estadounidense AP, el

Historiador, Douglas Brinkley, autor de un libro sobre Katrina, afirmó que “ New Orleans sigue en convalecencia: solo la mitad de sus escuelas han reabierto, su sistema de transporte urbano cuenta con 69 autobuses de los 368 que operaban antes de la tormenta, sus hospitales no funcionan plenamente y es crítica la carencia de vivienda para los pobres. Decenas de miles de sus habitantes no han vuelto a casa y permanecen como la diáspora de un desastre que destapó la profundidad de la pobreza, el racismo y la abdicación del gobierno en este país.”

Walter Kalin, tras un recorrido por áreas de Luisiana y Mississipsi, declaró al diario New Orleans Sun que cuando los seres humanos pierden su hogar, requieren la ayuda de las autoridades para volver a tener una vida normal, y subrayó que él no ha visto eso en los sitios visitados: millares de ciudadanos olvidados siguen sin hogar, sin recibir ayuda de algún tipo, carecen de empleo y de asistencia médica y después de tres años de la gran sorpresa, todavía no salen de su estupor.

Las comparaciones no son recomendables pero se puede sacar una pequeña conclusión: Para Cuba es primordial salvar las vidas humanas, y con un Producto Interno Bruto de solo 30 000 millones de dólares ha logrado con la unión entre pueblo y Gobierno, comenzar a resarcir los daños de los huracanes. Mientras Estados Unidos, con un PIB de 14 billones de dólares, no ha sido capaz de solventar los daños ocasionados hace tres años por el Katrina. ¿Qué podrán esperar ahora los damnificados por el Ike en Texas, Arkansas y Luisiana?






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Hedelberto López Blanch. Rebelión

Graduado de contador (1967) y Licenciado en Periodismo (1972). Ha reportado numerosos eventos internacionales celebrados en Cuba, Angola, Zambia, Mozambique, Libia, Tanzania, Qatar, Zimbabwe, Sudáfrica, Alemania y Rusia. Fue corresponsal permanente de Juventud Rebelde en Nicaragua y asesor de redacción del diario Barricada en esa nación centroamericana entre 1985 y 1987. Ha obtenido varios premios de periodismo.

 hedelberto@yahoo.es

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