El gobierno del presidente Uribe, declaró que razones "de muy buena fe", le llevaron a realizar sobrevuelos con aviones de la Fuerza Aérea, en el área donde recientemente liberaron rehenes. Operación por cierto, que estuvo a punto de provocar el fracaso del procedimiento humanitario.
Las declaraciones fueron emitidas por el general Freddy Padilla, Comandante de las Fuerzas Armadas, quien abundó que el fin perseguido era proteger el área para facilitar lo que allí debía realizarse por iniciativa de las FARC
El problema para el gobierno de Colombia, es que nadie pidió ni creyó prudente la presencia de esos aviones..
No obstante, no es nada descabellado pensar que el Ministerio de la Defensa del país vecino, donde ejecuta y ordena todos los movimientos militares Juan Manuel Santos, bajo estricta conducción "Made in USA", se desborde en gestos de "buena fe" a favor de la paz. Y sobre todo, ponga especial empeño en actuar así, cuando se trata de trámites para que rehenes en la selva vuelvan a sus hogares. Y más ahora, cuando los liberados, al declarar, por lo general no dejan muy bien parado a Uribe. El ex gobernador Jara, es el más reciente ejemplo de esto.
Cuando se intentó aquella abortada entrega de diciembre del 2007, y Uribe hizo mención dramática y hasta cruel del niño Enmanuel, no sólo fue aquello un gesto de "buena fe", sino que por ella misma, no detuvo las operaciones militares en el área. La zona fue bombardeada intensamente como para que no quedase vestigio de vida. No les importó que pudiesen matar guerrilleros, rehenes o gestores del acto humanitario.
¿Qué más sino una gran demostración de "buena fe", fue lo de detener a las dos jóvenes, que por lo convenido entre las partes del problema, llevaban a Bogotá las pruebas de vida?
Uribe y Santos, con toda la invalorable "buena intención" que les caracteriza, las detuvieron, violaron sus derechos para que "no continuasen corriendo riesgos en la selva".
¿Y qué decir de los "sutiles y bondadosos" bombardeos por los alrededores de Sucumbíos, la invasión al territorio ecuatoriano y asesinatos a mansalva de quienes dormían en aquel campamento?
No fue sino por "la buena fe" de quienes gobiernan en Colombia, que por cesárea "sacaron" de aquellas laptops, desinformación para intentar embarrar a medio mundo. Recordemos que, los gobernantes del palacio de Nariño, no se limitaron a procurar mal poner ante la opinión pública a los presidentes Chávez, siempre el primer chicharrón de aquella paila, y Rafael Correa, sino que hasta a Lula y algunos de sus colaboradores intentaron alcanzar. Y ese mal hablar, no es por lo celestino de los personajes creadores del chisme, sino por pura buena fe.
¿Y cómo calificar lo del helicóptero camuflado, como si fuese de la Cruz Roja, para abortar la operación que marchaba para la entrega de Ingrid Betancourt?
¿Existe algún antecedente como ese? ¿Antes algún grupo, ejército o gobierno, desde que existe la Cruz Roja Internacional, ha procedido de esa manera engañosa que puso en peligro el prestigio y rol del organismo?
La llamaron "operación jaque mate". Uno no entiende todavía si fue contra la Cruz Roja o la FARC. Pero, es elemental, que allí prevaleció "la buena fe".
De esa manera, hasta los más desconfiados, se convencieron que los procederes del gobierno de Colombia, son "absolutamente asépticos".
En materia de relaciones del gobierno de Uribe con el paramilitarismo, se puede encontrar una de las mejoras muestras de "la buena intención" que distingue a aquel. Son incontables los funcionarios que estuvieron al servicio de Uribe y en la fracción parlamentaria de su partido, descubiertos en vínculos estrechos con los irregulares. Tanto que, el órgano legislativo, está lleno de suplentes cubriendo las vacantes dejadas por quienes la fiscalía y tribunales han metido en la cárcel.
He dejado para el final las dos más costosas joyas de la corona. La primera, "la buena voluntad, generosidad" con los pueblos y gobiernos de América Latina, puestas de manifiesto por Uribe y su banda, al servir de gentiles aliados del señor Bush, o de la democracia personificada, en su política de guerra preventiva y prestar el territorio colombiano para anclar poderosas fuerzas que amenazan y hasta invaden.
La segunda, de cómo el gobierno de Uribe y Santos – aunque podríamos sin dejar de ser estrictos, decirlo al revés- han hecho toda clase de jugadas, trampas, argucias, mal hablado y mostrar dos caras, para intentar dejar mal ante la opinión pública, a quienes de verdad, sí con buena fe, como la senadora Piedad Córdoba, el presidente Chávez, Rafael Correa, Lula, embajadores, interlocutores europeos importantes y hasta a la Cruz Roja Internacional, han hecho todo lo posible por rescatar los rehenes y abrirle cauce a la paz en Colombia.