Obama "ningún cambio en la política hacia Cuba"

Tanto que han dicho los “creyentes” del lenguaje de “cambio” del Presidente Barack Obama, hoy la decisión sobre cambios (o mejor dicho ningunos cambios) en la política hacia Cuba debe obligarles reflexionar.  Luego de que el gobierno de George W. Bush apretó aun más las restricciones de intercambios y viajes entre la isla caribeña y el país del norte en el año 2004, el Congreso estadounidense tomó una decisión sana en el día de ayer de relajar las limitaciones sobre el comercio con Cuba y la posibilidad de visitar a la isla sin perjuicio de la ley. Tampoco fue un ejercicio tan radical, el Congreso simplemente no aprobó el financiamiento para que el Departamento de Tesoro imponga la ley actual contra los ciudadanos y ciudadanas de Estados Unidos que viajen o intercambien comercialmente con Cuba. No cambiaron la ley en sí, simplemente su imposición y obligación. Sin embargo, es un paso positivo hacia un relajo de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, luego de lo que han sido cincuenta años de un bloqueo económico y cultural que se ha puesto más apretado e inhumano cada día.

 Pero el hombre del “cambio”, el que prometió “mejorar” las relaciones con Cuba durante su larga campaña electoral, se ha demostrado una vez más en sus primeros 100 días en la presidencia que es más que parecido a su antecesor. Presidente Obama ha ordenado a su Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, anunciar al Congreso que su administración interpretará ésta nueva “ley” de manera tan estricta que la dejará sin efecto. La provisión sobre Cuba, que está dentro de la ley del presupuesto anual, crea una licencia general para estadounidenses que desean viajar a Cuba para hacer negocios con el gobierno cubano en las industrias de agricultura y medicina, y autoriza el pago de los bienes a su llegada en Cuba, en lugar de su salida de los puertos estadounidenses. La ley también omite el financiamiento para la imposición de las restricciones de viajes a Cuba de los cubanos residenciados en Estados Unidos.

 Sin embargo, el Secretario Geithner ha reiterado que las licencias para viajar a Cuba para hacer negocios en el ámbito agrícola serán limitadas a “una clase muy estrecha de empresarios” y todos tendrán que “reportar” al gobierno estadounidense sobre sus viajes. Bajo la ley, según Geithner, Cuba aun tendrá que pagar por sus bienes antes de su salida de Estados Unidos, a pesar de lo que ha ratificado el Congreso. El único “cambio” que ha aceptado la administración de Obama en las políticas hacia Cuba, es permitir que los familiares de cubanos residenciados en Estados Unidos viajan una vez al año a visitar sus familias en lugar de una vez cada tres años, como había impuesto el Presidente George W. Bush en el año 2004. Según el gobierno de Obama, viajar a la isla será clasificado como una actividad “ilegal”, pero ellos no tendrán los recursos para gastar en castigar quienes lo hacen.

 Éstas medidas realmente no cambian mucho la relación Cuba-Estados Unidos, más bien están volviendo la situación de cómo era antes del año 2004, que igual era represiva, restringida e inefectiva en cuanto al objetivo principal. Pero lo que más demuestra la actitud del gobierno de Obama es lo que hemos venido diciendo desde su campaña inicial; que todo ese de “cambio” siempre fue una farsa, una manera de aprovechar de un momento de descontento para sacar votos. Obama no tiene ni la más mínima intención de “cambiar” realmente la política exterior de Estados Unidos, más bien, su objetivo es recuperar el liderazgo del norte ante el mundo, no importa el costo.

 NINGÚN CAMBIO CON VENEZUELA

 Muchos se están hablando de supuestas reuniones que se están planificando entre Obama y Chávez pero poco se está planteando sobre la política de Washington hacia Venezuela. A que los presidentes Chávez y Obama se sientan juntos en una sala o se den la mano no significa un “cambio” en la agresión que la nueva administración en Estados Unidos está perpetuando hacia Venezuela. El Director Nacional de Inteligencia, Almirante Dennis Blair, ya ha afirmado en dos ocasiones durante las últimas dos semanas, que Venezuela es considerada por Washington como una “grave amenaza” por sus vínculos y apoyo a los grupos “terroristas” y al “narcotráfico”. No importa que el tránsito de drogas que pasa por Venezuela viene de Colombia, mayor productor de narcóticos de este hemisferio, y que su tránsito por el territorio venezolano mucho tiene que ver con los esfuerzos del Plan Patriota para “empujar” el conflicto a éste lado de la frontera. Tampoco importa que la Guardia Nacional Bolivariana acaba de destruir 7 laboratorios que procesaban cocaína en la frontera con Colombia o que Venezuela ha duplicado la incautación de drogas desde el 2005, cuando fue suspendida la relación con la Drug Enforcemente Administration (DEA).

 La política de Washington hacia Venezuela, tanto como el caso Cuba, no tiene nada que ver con la realidad y los hechos, sino con visiones alternas para el mundo. Obama no representa ningún “cambio” para la visión imperialista de Estados Unidos porque él mantiene los mismos deseos de mantenerse como “superpoder” y “policía del mundo”. Por eso, no dejaremos de escuchar vocero tras vocero de Estados Unidos atacar a Venezuela y al Presidente Chávez, con acusaciones que ya sueñan como un disco rayado. Por eso, Washington no dejaría de aumentar su apoyo a la derecha latinoamericana, para que continúa con sus esfuerzos para desestabilizar los gobernantes izquierdistas en la región e impedir el éxito de la expansión socialista en el hemisferio. Por eso, intensificarían las operaciones psicológicas contra los pueblos latinoamericanos y sus movimientos de cambio y justicia social. Y por eso, no hay que ver con esperanza que la Washington de Obama “cambiaría” el orden mundial y dejará de ser un imperio. La esperanza verdadera reside con los pueblos del mundo, pueblos que luchan cada día para mejorar sus vidas, eligiendo líderes como Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que no solamente prometen sino actúan. Y esos líderes y pueblos son quiénes están laborando para implementar proyectos sociales soberanos y libres que están cambiando el balance del poder dentro de sus naciones y alrededor del mundo. Eso es el cambio real en lo cual si podemos confiar. Los demás son pura pantalla sin fondo.

evagolinger@hotmail.com



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Eva Golinger


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