Las crisis descubren cosas. Develan. Levantan ronchas y aporrean el amor propio de dignidades y señoríos. Por lo general quien la empieza a sufrir, posterga su descubrimiento lo más que pueda, no sea que su eventualidad noticiosa comience a afectar el ritmo normal de lo que le queda de vida. Por supuesto, el esfuerzo habrá de hacerse hasta que la evidencia de los signos y síntomas lo permita.
Ni más ni menos como lo hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace poco, cuando reconoció que había una crisis en curso en el mundo y, sobremanera, en los EEUU, el bastión del sistema capitalista mundial. El tal reconocimiento se hacía cuando ya desde hace rato había desbandada, las bolsas caían, la gente perdía sus trabajos y casas.
Toda una burla caza-bobos, se dirá, intentando el “sistema” funcionar hasta el final, aunque sea fraudulentamente, por un lado intentando proseguir con su tarea de captar nuevos tontos para sus redes de préstamos e inversiones, del modo más ridículo, a pesar de la completa sensación de falta de seriedad y garantía; y por el otro, echando mano de las más increíbles medidas para mantener la salud financiera, como es el hecho que un Estado capitalista viole las reglas de libre mercado y se lance a subsidiar a la banca, en medio del más abierto comportamiento estatista de un Estado socialistas. Cosas de la vida.
Como un enloquecido enfermo de SIDA en su fase inicial, cuando la evidencia de la enfermedad todavía no es tan impactante como el hecho de saberse contagiado, lanzado a tener tratos sexuales con otras personas, sanas, renuente a aceptar la crítica realidad.
Las crisis, pues, siendo corolarios de una enfermedad, para nuestro cínico ejemplo de mundo contemporáneo dosificando la verdad, descubren la enfermedad, casi siempre cuando es tarde para resguardarse de ellas. Por más avisado que se sea en la prevención, no puede contarse con los medios de protección, dado que el “sistema” no lo permite, como si propusiera egoístamente el hundimiento del Todo con el Uno. Así es de perfecto el sistema.
¿Quien diría que aquel profesor ruso tenía razón, por allá en 1.998, cuando vaticinó la actual crisis que se vive en el mundo, además de otros aspectos que se suponen están por cumplirse, como una guerra civil en los EEUU y su eventual fragmentación en seis partes de influencia nacionalista? El decano de la Academia Diplomática de Rusia, Igor Panarin, cuando lo dijo fue zarandeado por los gritos de furor de los otros expertos asistentes a la Conferencia Internacional “Guerra de Información”, en Austria, donde dejó sentado que la “fuerza destinada a destruir EEUU tendría una naturaleza financiera y económica a partir del dólar que no tiene ningún respaldo y en consecuencia es una moneda carente de valor.” (1).
En fin, para los efectos que nos ocupan, se han realizado otros “hallazgos”, ya no tan torpes nosotros en el arte de adivinar cosas, menos dados a dejarnos embotar por los efectos de la guerra permanente de la información que el planeta vive. Hallazgos en dos planos: algunos a futuro, en las zonas de las proyecciones, si la expresión lo permite, como la misma crisis que se vive hoy, misma que estaba allí, latente y presente, en el pasado –digámoslo así-; otros como efectos directos de la misma crisis, en la zona real, ronchas del sistema imposibles de tapar, dado ya su avanzado estado de descomposición e incapacidad de ocultamiento manifiesta.
Al primer plano pertenecen los barruntos de que China pasara a ocupar una posición líder en el manejo de los destinos de la humanidad, hecho que, como cabe esperar desde que es un estado socialista, molesta en mucho a los cancerberos ideológicos del planeta. Pero es mejor decirlo con las palabras del profesor Heinz Dieterich, quien lo hace de la mejor manera, hundiendo con fuerza el dedo en llaga: “El futuro de la humanidad está intrínsecamente vinculado al futuro de China y de su conductor decisivo: el Partido Comunista (PCC)” (2). El partido comunista dando a luz a nueva potencia, como en el pasado lo hizo con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es para que un montón tiemble.
El mundo se debate y rebate con inocultable vehemencia. Así son las crisis. Busca su reacomodo, su nuevo equilibrio, figurándose de hecho la fractura del sistema capitalista imperante. Al mismo modo de quien se figura su muerte, en medio de una de sus crisis, elucubrando de una vez su lugar final en el cementerio.
Al otro plano pertenecen la mayoría de las joyas recién descubiertas, en virtud misma de los implacables acontecimientos críticos. Si volteamos la vista hacia un punto anterior a la declaración oficial de crisis que hiciera el FMI –¡que calamidad con estas instituciones, porque a pesar de ellas, ya el mundo estaba en crisis de antemano!-, nos encontramos con el desfalleciente imperio de los EEUU dando un paso en falso en el Cáucaso, dejando en evidencia una aterradora verdad para la gran Europa (la mesnada de los EEUU): su vital dependencia del tráfico que en su sentido se haga desde el Mar Caspio. Al imperio capitalista, el maquiavélico, el de las fementidas revoluciones de colores, el injerencista, el contracomunista, las cosas ya desde hacía rato no se les estaban dando de lo mejor.
Y ya en el presente, en medio de la espectacularidad de la crisis, cuando se quiebran bancos y empresas y se pierden millones de empleos, se descubre otra reluciente “joya”, ya como efecto consiguiente, en la línea de las palabras perturbadoras de Panarin: George W. Bush le tenía preparado a su país un estado de excepción, mismo que suspendería las libertades de expresión y de prensa, previstas en la Primera Enmienda de la Constitución. De acuerdo con investigaciones que realizan algunas llamadas “comisiones de la verdad”, nuevamente el argumento de la lucha contra el terrorismo –esta vez en propio seno- alcanzaría para cubrir la polvareda galopante de las urgencias críticas del sistema (3). La tal lucha haría el papel de tapujo para disfrazar las debilidades internas en materia de orden social y financiero. Simplemente arrestos de dictadura en la “mejor democracia del mundo”.
Pero hay más de este mundo que gira y gira, eternamente reacomodándose, alimentándose de sus propias eventualidades. El 4 de febrero del año en curso la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) aprobó en Moscú la creación de una “fuerza de reacción rápida”, conformada por siete nuevos países posteriores al desmembramiento de la vieja URSS. Tales son: Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán, Kirguizistán, Uzbekistán y Tayikistán, sin contar que ya China, junto a la misma Rusia, andaba en plan de suministrador de armamento a esa regiones a través de una organización de ejercicio militar concebida para contrarrestar influencia estadounidense en Asia Central: Shanghai Cooperation Organization (SCO) (4). Como paredón frontal a la vieja Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), podría decirse en esta honda discursiva del mundo cambiante, al menos en fase incipiente.
En materia petrolera, la cosa no se queda atrás, y menos aun cuando el llamado oro negro circula por allí como un río linfático crítico, dando avisos mortales de su agotamiento, lo cual pone en alerta a las grandes potencias industriales consumidoras, como los EEUU y Europa, además de la misma China. No podía salirle peor la jugada imperial a los EEUU en su afán de asegurar geoestrategia y petróleo con su toma del Medio Oriente, específicamente Irak, donde, por cierto, no ha podido retirarse con sabor a triunfo. Al efecto desmoronante de ese país como miembro surtidor importante de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) surge el hecho compensatorio de que en breve Rusia, el segundo mayor exportador del rubro, pueda unirse al cártel, creándose una corporación petrolera realmente monstruosa. Lejano quedaría el sueño que una vez manifestara Ronald Reagan, el supuesto artífice de la caída soviética: poner a la OPEP de rodillas.
Para Venezuela, “pequeño” país que forzosamente entra en estas consideraciones sobre transformaciones y destinos del mundo, algunos cuentos y cuentas son inevitables. Se puede empezar reseñando lo que es una evidencia y, en consecuencia, materia combatida desde los EEUU, quienes se sienten desplazados en su poder de influencia, incluso sobre el terreno de su propio “patio trasero”, como nos bautizara Monroe hace muchos años: en virtud de un gentilicio político libertario, curtido de gestas independentistas, y de las bondades socializantes de una ideología que recoge los destrozos ocasionados por la contraria (el sistema capitalista), Venezuela capitaliza y comanda la fuerza transformadora en un vasto sector del planeta, como es América del Sur. Incluso, va más allá, y en la actualidad encarna la esperanza de reanimación de la izquierda internacional, como afirma Diana Raby, una investigadora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Liverpool (Inglaterra) (5).
Fíjense en los pronósticos y proyecciones respecto del país, a propósito de crisis y sus llagas y hechos al descubierto. Muchas son ya las voces, expertas o institucionales, que proyectan cómo la crisis no tendrá traumática incidencia en el país, ni siquiera en el continente, emergiendo la economía del Bolívar a contracorriente de la mundial, de agregado, como un islote reservorio de hidrocarburos. Algunos habían previsto ya que el desligue económico de Venezuela respecto de los EEUU ya le aseguraba un menor impacto de la crisis, dado que, como demuestran los hechos hoy, los países más afectados son aquellos cuyas economías están en ese país ancladas, como México, Centroamérica y parte del Caribe.
Otros, como una organización alemana empresarial, Lateinamerika Verein (LAV), y la CEPAL, pronostican el crecimiento económico a contracorriente en 3% de América Latina, así como una situación “privilegiada” del país en virtud de sus ahorros y petróleo, respectivamente (6). Ya para el 2.008 el informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) declaraba que el “crecimiento económico venezolano cerrará este año por encima del promedio de Latinoamérica, como ha venido ocurriendo desde 2004” (7).
Por supuesto, hay la expectativa por descubrir las verdaderas debilidades y fortalezas del país en el marco precipitante de la crisis financiera mundial, que, aunque en grado menor afecte a Venezuela, ni dejará de significar que es una crisis como sea ni aflorar en pestes y pústulas en su economía, cualesquiera sean, de la misma manera que a cada quien le ha tocado lo suyo, positivo y negativo, como venimos diciendo.
A las palabras inquietantes del Ministro del Poder Popular para la Economía y las Finanzas, Alí Rodríguez Araque, en el sentido de que la empresa socialista venezolana no depende de los ingresos petroleros, se le puede anteponer un mundo de contraargumentaciones, una de ellas que la posición de vendedor de petróleo del país, el segundo con las más grandes reservas, lo privilegia y hace promisorio sortear la crisis. Pero las palabras del ministro se pronuncian propósito de la caída de los precios del crudo y sobre el contexto de que el presupuesto anual 2.009 se planificó sobre la base de un precio a $60 el barril (8).
Demás está decir que el puntillazo final que nuevamente pone de relieve la preocupación implícita en las palabras del ministro, es la declaración de la OPEP, en su informe correspondiente a marzo, donde prevé una caída en la demanda a razón de 1 millón de barriles diarios (9). Sin duda, una severa prueba para la patria de Bolívar, con todo y lo icónico que pueda representarse en materia de cambios políticos y toma de conciencia.
La crisis descubre realidades, levantando soslayados velos, como llevamos dicho. Una hora crucial le ha llegado al país en su motorización de cambios políticos y correctivos sustanciales de prácticas aberrantes del sistema neoliberal en curso. De manera que está por verse, en el marco de una situación pesimista que haga inútil una total dependencia petrolera, la capacidad de respuesta revolucionaria del país, en aras de una aleccionadora supervivencia política y económica.
Porque más allá del hecho realmente revolucionario de buscar equilibrar la distribución de la riqueza entre las diversas masas sociales de un país, para un país como Venezuela, de tradicional exportación petrolera, tiene que ser hondamente revolucionario dejar de depender económicamente en breve de tan irrecuperable recurso. Como si dijéramos que la revolución tendría que ir más allá del monto y distribución de una determinada riqueza, que es un hecho a posteriori, centrándose en su fuente, en el modo humano cómo y de dónde se obtiene, de tal forma que las garantías sobre su inagotabilidad sean incuestionables.
A la Revolución Bolivariana le toca hoy demostrar que son ciertas las palabras del ministro Rodríguez Araque, en su inevitable sentido uslariano de siembra petrolera. No se afirma que no sean reales las alusiones de su discurso, pero en el contexto precipitante de la actual crisis financiera mundial, de caída en la cotización petrolera, es forzado que surjan a la vista las carencias y fortalezas de la gestión gubernamental en este sentido, empezadas a cultivar a lo largo de una década ya, incluso bajo la salvedad de que un país no se cambia infraestructuralmente en semejante lapso de tiempo. Pero para el caso, habría que considerar realmente revolucionarios los esfuerzos hechos hacia tal camino, sea ya tanto en la práctica como en la implementación de su sistemático enfoque.
Notas:
(1) “En Estados Unidos estallará una guerra civil que conducirá al desmoronamiento del país” [en línea]. En RIA Novosti. – 26 nov 2.008. - [Pantalla 3]. - http://sp.rian.ru/analysis/20081126/118553444.html. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(2) Heinz Dieterich: “El Partido Comunista Chino crea la segunda superpotencia mundial” [en línea]. En Aporrea.org. – 24 sep 2.008. - [Pantalla 1]. - http://www.aporrea.org/ideologia/a73131.html. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(3) David Brooks: “Bush tenía preparado un virtual estado de excepción para EU” [en línea]. En La Jornada. – 5 mar 2.009. - [Pantallas 3-4]. - http://www.jornada.unam.mx/2009/03/05/index.php?section=mundo&article=027n1mun. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(4) Michael T. Klare: “La nueva geopolítica de la energía” [en línea]. En Colombia Indymedia.org. – 11 mayo 2.008. - [Pantalla 9]. - http://colombia.indymedia.org/news/2008/05/86487.php. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(5) Diana Raby / Modaira Rubio, entrev.: “Investigadora inglesa Diana Ruby: ‘Es fundamental la reelección de Chávez” [en línea]. En Aporrea.org. – 2 dic 2.008. - [Pantalla 3]. - http://www.aporrea.org/actualidad/n124988.html. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(6) Véase respectivamente “Entidad alemana: A pesar de la crisis mundial economía venezolana crecerá 4 por ciento en 2009 “ [en línea]. En Aporrea.org. – 24 feb 2.009. - [Pantalla 1]. - http://www.aporrea.org/actualidad/n129539.html. –[Consulta: 14 mar 2.009] y Juan Pablo Crespo: “Cepal: posición de Venezuela ante la crisis financiera internacional es privilegiada” [en línea]. En Aporrea.org [tomado de]. – 1 mar 2.009. - [Pantalla 1]. - http://aporrea.org/venezuelaexterior/n129865.html. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(7) “ONU: Venezuela es el país con más crecimiento económico” [en línea]. En CadenaGlobal.com. – 8 sep 2.008. - [Pantalla 1]. - http://www.cadenaglobal.com/Noticias/default.asp?Not=189706. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(8) “Plan socialista venezolano no depende de ingresos petroleros” [en línea]. En Agencia Bolivariana de Noticias. – 25 feb 2.009. - [Pantalla 1]. - http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=171301&lee=3. - [Consulta: 14 mar 2.009].
(9) “OPEP prevé caída de demanda mundial de crudo” [en línea]. En Aporrea.org. – 13 mar 2.009. - [Pantalla 1]. - http://aporrea.org/energia/n130583.html. - [Consulta: 14 mar 2.009].
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