La partidocracia y Calderon, sin el pueblo, son ilegítimos

1. Hace seis años, (en julio de 2003) en las elecciones intermedias (no presidenciales) en México, sólo sufragó el 40 por ciento de las personas con derecho a voto. El 60 por ciento de los electores se abstuvo de hacerlo. No estuvieron en la campaña, no le interesó ésta porque no estaba relacionada con él. Se sentía decepcionado del payaso Fox, había hartazgo, rechazo a la política y a los políticos, desprecio. Al parecer el voto no tenía sentido porque las campañas políticas no tenían contenido ni nada que se pareciera a las necesidades del pueblo; parecían, en realidad, un insulto a cualquier grado de inteligencia. En todos los procesos electorales ha ganado siempre el abstencionismo, a pesar de que entre los partidos han tratado de taparlo aumentado por igual votos falsos.

2. Entre tres meses (julio de 2009) se repetirá la experiencia y lo probable es que nuevamente el pueblo no salga a votar porque la burla contra él continúa: enorme desempleo, salarios de hambre, políticos y empresarios con grandes ingresos, corrupción rampante, protestas mil, profundización del narcotráfico y represión. Los habitantes del país son 107 millones pero sólo 75 millones tienen derecho al voto. Más de la mitad (40 millones no votarán) y sólo 35 legitimarán el proceso. De estos votos hay que descontar los nulificados por protesta y los invalidados por errores. Si los 30 millones de votos se dividieran entre partidos, 300 diputados, gobernadores, se pudiera concluir que el respaldo es mínimo y totalmente pobre. El gobierno, en todos sus niveles es ilegítimo.

3. Pero lo peor es el costo económico promedio por voto que se obtiene dividiendo éstos entre las multimillonarias sumas de dinero que entrega el Estado y que se dilapidan en las campañas; aunque una buena parte pudiera ser del narcotráfico. Hace seis años la revista Proceso publicó: No bastó el desembolso de 11 mil millones de pesos del IFE para los partidos, tampoco el costo de 908 mil pesos del programa “Fox Contigo”, ni los 12 mil millones de pesos que la Presidencia gastó en spots dedicados a la promoción de la obra social y el voto. Al final de la contienda la abstención alcanzó el record histórico de 59.22 por ciento. Fue, como puede verse, un enorme derroche del presupuesto público que en vez de convencer y animar a la población para que salga a votar, significó un repudio.

4. La realidad es que los electores cada vez más se dan cuenta de la burla de que son objeto por la clase política y el gobierno. Ven que jamás hacen los políticos nada a favor del pueblo, pero cada tres o seis años aparecen en las plazas, sin la menor vergüenza, pidiendo el voto. En México cuando los estrategas del gobierno han visto que la abstención está deslegitimando los procesos electorales, de manera hábil inventan alguna medida para recuperarse: Durante el gobierno de Ruiz Cortínez, en 1953, se otorgó el voto a la mujer, luego en el sexenio de López Mateos se crearon los diputados de partido (1962); más adelante con el presidente Echeverría se redujo la edad para el voto de los jóvenes de 21 a 18 años y con la Reforma Política de López Portillo los partidos obtuvieron todo, todo.

5. En todas las “reformas políticas”, en las que de manera engañosa han hecho “participar” al pueblo para legitimar al poder, los beneficiados han sido siempre los partidos y el gobierno. En 1964, junto al nuevo presidente Díaz Ordaz, aparecieron 20 flamantes diputados del PAN, 10 del PPS y 5 del PARM. Todos ellos fueron cuotas gratuitas a esos partidos que no tenían ni 50 militantes. El PRI entonces contralaba el 99.9 por ciento del gobierno y los demás partidos registrados (con tres o seis distinguidos directivos) recibían dinero por no hacer nada. Ninguna “reforma política” fue producto de alguna lucha de partido alguno. Fueron producto del abstencionismo electoral, de las luchas de los ferrocarrileros, campesinos, maestros, médicos, guerrilleros y estudiantes.

6. Así ha sucedido siempre en México y en una gran cantidad de países: las masas luchan en las calles, son reprimidas, golpeadas, encarceladas, asesinadas y luego los dirigentes de los partidos políticos se aprovechan de las reformas, negocian cargos políticos y subsidios económicos con el poder. Así será hasta en tanto la fuerza de los movimientos de masas no sea suficiente para imponer sus objetivos de lucha. En tanto miles de ferrocarrileros, campesinos, maestros, médicos, guerrilleros, estudiantes se fueron a la cárcel o fueron asesinados por sus luchas, los dirigentes de los partidos (que en algún momento se autocalificaron de izquierda) ahora ocupan miles de cargos, cobran salarios 300 veces más altos que el de los obreros y gozan, sin avergonzarse, de todos los privilegios que tienen los demás funcionarios de la burguesía.

7. Los tramposos legisladores, haciendo mucha demagogia para engañar a incautos, han lanzado la consigna que “ningún funcionario debe ganar más que el presidente de la República”. ¿Por qué antes no le bajaron a 50 mil al mes su salario? Veamos: Según el Financial Time el presidente gringo Obama gana 292 mil euros al año; el presidente francés Sarkozy 240 euros mil; el presidente ruso Medvédev 67 mil euros; la canciller alemana Merkel 228 mil; el presidente británico Brown 199 mil. ¿Y el presidente ilegítimo Calderón? 500 mil pesos mensuales; al año más un mes de aguinaldo: 6 millones 500 mil por 18 que vale el euro, 361 mil euros. (Por mucho es el que más cobra en el mundo: la suma de lo que gana Obama y el presidente ruso) ¡Qué inteligentes los diputados al pedir que nadie gane más que el presidente!

8. ¿Así quieren que la gente vote? ¿Va a sufragar por partidos y políticos cuya única bandera es la lucha por cargos de gobierno, insultantes salarios y la realización de negocios? ¿Hasta cuándo nos seguirán viendo la cara de tontos? El abstencionismo radical deslegitima al gobierno y obliga a realizar cambios por miedo a la sublevación del pueblo. El voto que se ejerce irresponsablemente para “salir del paso” o “para cumplir como ciudadano” le da legitimidad a este sistema de explotación, miseria y opresión que padecemos. Como dirían los compañeros argentinos de “Quebracho”: No votar no es un principio político para siempre. Se vota sólo cuando el pueblo así lo requiera pero siempre garantizando que el pueblo estará en las calles defendiendo sus intereses. ¿Cómo votar para que los militares de México, junto a los EEUU, entrenen y hagan la guerra en nombre de la patria?

pedroe@cablered.net.mx


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Pedro Echeverría V


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