Nuevamente llegamos donde teníamos que llegar. Ahora podemos ver una diferencia entre los ciudadanos bolivianos, un grupo se da cuenta del momento histórico que nos toca vivir y el otro grupo cree que puede seguir jugando el juego que hace décadas practican. El primer grupo es como un jugador de ajedrez que pacientemente y sin prisa ha ido, poco a poco, armando el tablero a su favor. Este jugador es el pueblo boliviano.
El jugador se da cuenta, mira al rededor, observa todo el escenario, y va previendo a donde llevan sus jugadas. Se ha dado cuenta que es parte de una humanidad y que la humanidad está consciente, que es el tiempo de revoluciones en democracia y se prepara para jugar. Es un tiempo en el cual las políticas deben garantizar la subsistencia de las especies en el planeta y la seguridad alimentaria para los pueblos. Para ello es necesario vernos como iguales, como miembros de una de las millones de especies que habitan el planeta, la que tiene el desafío de poder expandir la vida conocida a otros lugares.
El segundo grupo cree en las reglas sociales y en las viejas recetas que les dictaron al oído otros, sólo puede ver apenas mas allá de sus narices, no conciben los actos hechos por convicción y carecen de ideales, se forman en renombradas escuelas pero su cerebro no tiene capacidad de generar ideas... salvo las que le lleva a seguir fomentando un sistema social autodestructivo a través del consumismo. Esta mente pobre sólo es capaz de entender el progreso como una capacidad de acaparar objetos materiales y de someter a sus similares, por ello se esfuerza en encontrar la forma de hacer trampa, nunca juega limpio. Este grupo no entiende lo que está pasando en el mundo, no tiene la información suficiente para comprender y, sin embargo, sigue envenenando su alma con los enlatados que le pasa la prensa masiva. Este jugador es la oposición.
La movida estratégica
El pueblo boliviano ha hablado y ha dado una instrucción clara: ha dicho que quiere un estado plurinacional legislado por una asamblea legislativa plurinacional, multiétnica, multicultural y con igual participación de género. Quienes entienden... saben que el pueblo no negocia, el pueblo ha sido contundente en su mensaje. Quienes no entienden se desesperan, acaparan los medios de comunicación inventando historias, intentando encontrar el argumento que les permita parar la historia, detener el tiempo, volver atrás... al juego en el cual ellos jugaban y del cual conocen todas las trampas.
Pero el pueblo es un jugador muy inteligente y ya ha dado su veredicto. Quienes entienden... saben que el pueblo no negocia, instruye. Y el pueblo ha susurrado el próximo movimiento. El jugador opositor ha preparado sus fichas para resistir un cerco y ha puesto a todos sus peones adelante. Todos han quedado parados en el lado equivocado, esperando el cerco. Su ficha de rey, aunque se mantiene en las filas traseras, poco visible, se ha quedado sin resguardo y sin escape.
Los diputados del oficialismo han anunciado que si la oposición pone trabas en el congreso y no se logre aprobar la ley electoral, surgida de la voluntad del pueblo por medio de una asamblea constituyente, ellos renunciarán masivamente.
Al renunciar estos diputados se originaría un cierre tácito del congreso y el presidente boliviano deberá llamar a elecciones por decreto. Los diputados, movidos por la convicción y la comprensión del momento histórico, saben que hacerse a un lado es dar un paso adelante, porque saben que el pueblo no negocia, instruye, y el pueblo va a avanzar y nadie lo detendrá.
Jaque Mate
Quienes no entienden creen que pueden recurrir a la violencia nuevamente, al juego mediático, al chantaje, a sus asesores internacionales que no pueden encontrar la receta mágica para solucionar su propia crisis. Quienes no entienden están desesperados, están aterrados, están desamparados. Ellos ya han jugado todas sus estrategias y en todas han perdido, porque el tablero es diferente al que ellos conocían. Si pudieran levantar la cabeza verían todo el tablero de juego, pero ya es tarde, están obsesionados mirando que hace el rey pero no han visto la cara del jugador que mira todo el tablero.
Ahora las fichas están en la mesa, las fichas oficialistas y las opositoras. Los personajes se ven de frente. El pueblo, el jugador que tiene el turno, ha hecho escuchar su susurro y ha dicho muy despacio: Jaque Mate! Las fichas opositoras miran a todas partes y no entienden porqué ya no tienen ningún lugar donde moverse, están acorralados... sin que se haya dado el último paso saben que están perdidos.
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