Acudí a consultar al economista
y músico Juan José Domínguez (Juancho), mezcla de números y notas
musicales: excelente profesor de marxismo, jubilado de la UCV y ganador
del Premio Municipal de Canción Protesta el año pasado y quien con
esa mezcla de marxista y de poeta, goza de una capacidad didáctica
peculiar para hacer entender las cosas. Y a que me diera luces sobre
la crisis que conmueve al imperio.
Luego de escuchar atentamente
a Obama en su discurso de presentación en Trinidad, lleno de presagios
de futuro, de pronunciar el comienzo de un nuevo tiempo donde además
de palabras muy bien edulcoradas sacó a relucir la chequera celestial
con que siempre han maquillado de generosidad y prepotencia la cara
envejecida y bushiana de los Estados Unidos.
El ejemplo con que Juancho
me acompañó sus explicaciones expresa en un tono muy jocoso, la licencia
de conducir con que conduce Obama: “Es como que si yo llegase al hospital
con cinco tiros en el cuerpo y una gran hemorragia causada por sus orificios
y el médico que me atiende en emergencia solo diera la indicación
de que de inmediato se me pusiera una transfusión de sangre, sin hablar
para nada de suturas.”
Obama continúa haciendo transfusiones
de sangre verde, dólares, al sistema colapsado, lo que al estado americano
no le implicara más gasto que el costo del papel moneda sobre el que
imprimirá los billetes de su imperio: el dólar. EEUU corre con la
gracia divina de no necesitar dar o explicar a nadie con respaldo alguno
la puesta en marcha de las rotativas para empezar a imprimir e imprimir
dólares por millones, lo cual no le es permitido a ningún otro país
al sur del norte, quienes debemos respaldar con oro o reservas internacionales
nuestras monedas.
Obama no detiene la hemorragia,
sólo le pone más sangre en las venas a un organismo agónico, no sutura
las heridas, auto infringidas por sus gigantes corporaciones, bancos
y entidades financieras que son protagonistas de esta crisis como si
el premio millonario que le transfusiona al final no fuese a terminar
en la misma sangría.
El sistema intenta salvar la
moribunda economía inyectando sobredosis millonarias de liquidez, en
vez de saturar y tomar medidas de asepsia imprescindibles, premia a
esta instituciones financieras dándoles más capital y saliendo a ofrecer
por todo el mundo, como ayer en trinidad transfusiones de sangre verde.
Continuaremos viviendo como
si no hubiera pasado nada con el cuerpo agujereado de balazos y mutilado,
sin contención de la hemorragia pero bien regado de sangre fresca,
que pagarán todos los pobres del mundo, como siempre suele suceder.
Hambre desempleo, reducción
de créditos, crisis. ¿Para quién es la crisis? Ellos solo reducen
nóminas y van a llorar a Washington para que les den su botín de sangre,
pero los pueblos norteamericanos, europeos, asiáticos y suramericanos
pagaremos con penurias y austeridad impuesta la crisis que originan
sus lujurias.
Decía Juancho, para terminar,
(palabras más, palabras menos, pues además de sus dotes musicales,
posee también una caligrafía de pediatra, que solo la descifra un
farmaceuta):
“La gran contradicción es
que el Estado está detenido con la “mano visible” del mercado y
se coloca en la cuerda floja de estar estatizado realmente la economía
mundial.”
“Es decir, está transformando
a un agonizante capitalismo “y que” privado en lo que es: un capitalismo
de estado.”
“Ya Keines durante la crisis
del 29, recomendó, sugirió, aconsejó que gobernaran al mercado infiel
entonces Ro…(ilegible) y Cia iniciaron un “plan de emergencia para
incentivar el consumo” que consistía en avanzadas de hombre haciendo
zanjas y detrás de ellos otra llenándolas de tierra, todo esto con
la intención de inyectar dosis de salarios a una situación absurda,
solventada con un récipe de bizarría. ¡Que bolas!”
“Y como dijo el finado Mikos
Podan (sic) cuando el Estado no interviene, esa es su forma de intervenir.
Países del mundo rebelaos que no tenéis nada que perder sino vuestras
cadenas!” / Juan José Domínguez.
Apenas acaba de subir el telón,
comienza la obra, todos los actores en las tablas, menos Cuba, la antilla
rebelde y soberana, darán el espectáculo donde Obama escuchará
los nuevos cantos del gigante que despierta.
Que siga la función…