La crisis mundial es financiera, económica y moral

No es nada halagador hablar de los efectos de una crisis; porque en primer lugar, afecta a millones de personas en el mundo entero en su calidad de vida y en segundo término y sumamente importante, en términos sociales se profundiza el distanciamiento entre los seres humanos por el alto contenido de inmoralidad que se puede sustraer de ella. No es común hablar de crisis económica y adosarle un calificativo que a las primeras de cambio pareciera no estar en consonancia con la actividad económica. Grandes pensadores y escritores en esta materia de la economía y las finanzas, han descrito con agudeza intuitiva lo que para el devenir económico representa la actuación de agentes económicos actuantes de una manera poco ortodoxa en el trato de los negocios sin importarles las consecuencias de acciones fraudulentas o fuera de la ética del comportamiento en la tramitación de operaciones bursátiles, financieras o de carácter productivo; amén, del agregado de eventos ilícitos conexos a sus actividades como el blanqueo de dinero y el narcotráfico.

Comenzamos el presente trabajo de esta manera de modo que, vistas las consecuencias, abordemos la génesis de la crisis desde el punto de vista del sistema capitalista, que en realidad es lo que está sumergido en su propio campo de contradicciones y antagonismos, característica inherente a su desarrollo y andar luego de suprimido el feudalismo como sistema explotador; es la máquina como tal el elemento digamos fundador del capitalismo y la tecnología el catalizador y “modernizador” del sistema. Es precisamente Carlos Marx quien pone en evidencia la finalidad directa e indirecta en sus consecuencias al desnudar dichas contradicciones, cual es su objeto y por supuesto la colocación del hombre (ser humano) en el centro del conflicto socio económico, la explotación del hombre por el hombre, es la degradación del hombre mismo y pasa entonces, a la descripción de las interioridades del sistema, la generación de los resultados de la actividad económica a través de la llamada plusvalía, que no es otra cosa que la fuerza de trabajo incorporada al sistema de explotación, traducido en ganancias versus los salarios devengados por los trabajadores.

Cuando decimos que la crisis es económica, financiera y además moral, describimos en toda su extensión, lo que ha sido para la humanidad el desarrollo y dominio del capitalismo sobre los trabajadores, porque un elemento adicional impone sus reglas como consecuencia de esa explotación y es un componente de orden si se quiere sociológico combinado con el psicológico que determina el grado de alienación sobre los seres humanos, la practica manipuladora del “éxito”, las ventajas del tener sobre el ser con toda la rigurosidad que el sistema ofrece ha permitido que millones de seres humanos hayan dejado la vida y enriquecido a pocos en su afán explotador. Ese es el capitalismo que hoy precisamente de manera descarnada se presenta envuelto en esas contradicciones pero, dejando a la vista, el porque de los resultados evidentes en esta nueva crisis del capitalismo mundial. Dicho esto, podemos afirmar entonces, que la crisis mundial no es solo de la economía, las finanzas o lo que se les ocurra, es de manera clara y precisa del sistema capitalista.

La ambición desmedida y las ansias de poder político y económico califican una conducta habitual del quehacer sistémico, que contribuyó de manera decidida al deterioro del mecanismo financiero bancario y en consecuencia a la crisis que aún demorada estalló en una vorágine incontenible, porque estaba fundamentada en la antiética y la desmoralización; los mecanismos controladores inexistentes por la mirada indiferente y complaciente de quienes nos calificaron durante muchos años, apuntalaron el estallido por un sector considerado y de hecho lo es, como uno de los principales motorizadores de la economía como lo es la construcción y de allí se desprenden las consecuencias directas de la crisis en la economía real.

Pues bien, dicho esto, pasemos a considerar las causas de la crisis y sus consecuencias desde el punto de vista estrictamente económico y financiero. Desde los años 90 muchos economistas y especialistas comenzaron a visualizar lo que para entonces se estaba convirtiendo en desideratum en el mundo financiero; se trataba entonces de la relación entre agentes económicos en la movilidad económica; es decir, la proporción entre las actividades productivas y financieras se revertía; operaciones financieras en un 60% y las productivas en 40%, lo que suponía que era más y mejor negocio invertir en títulos y acciones que dedicar los recursos al desarrollo fabril por ejemplo. Esto no se detuvo a partir de la fecha y dio si se quiere, comienzo a esta lucha fratricida que no se detuvo hasta alcanzar los niveles actuales que han producido lo que actualmente reconocemos como crisis; por supuesto, son muchos otros elementos incidentes del deterioro de lo que se llama en el capitalismo “el mercado”, que no es otra cosa, que el desarrollo de negocios incontrolados a la buena de Dios, generando un reciclaje de papeles que al fin y al cabo quedaron en eso, en papeles sin respaldo real y solo como registro de una operación.

A estas alturas del juego económico, qué es lo que está pasando a nivel mundial; no debemos jamás olvidar, que el sistema oculta o trata de ocultar o al menos disimular los alcances y deterioros que se producen como consecuencias directas, es una especie de solidaridad automática entre los países del G-7 que es ampliado en reunión subsecuente a los miembros restantes que cohabitan en el G-20, salvar uno es salvar a todos, lo importante es, mantener el sistema, resguardarlo y repotenciarlo en la oportunidad de cada crisis, es lo que hasta ahora ha ocurrido con las cíclicas recurrencias del mal endógeno del capitalismo.

En la actual crisis que comenzó por el sector financiero, al menos por la explosión no esperada por los actores y autores de la misma en el sector inmobiliario; podríamos decir que cualquier previsión en consecuencia se les escapó de las manos, al fin y al cabo una burbuja no es nada fácil dominarla y menos asirla entre manos. Tal magnitud en el impacto del sector que afecta no a empresas sino a la gente normal y corriente beneficiarios del crédito hipotecario, era muy difícil ocultarlo y por decirlo de alguna manera se hizo pública y notoria su presencia y daños. Precisar lo que ocurrirá en el mediano y largo plazo es cuestión de espera, lo cierto es que el desnudo que presenta el sistema es sinónimo de quiebra de los valores negativos nunca sacados a la luz, dicho de otra manera, lo que descubre la crisis es la podredumbre hecha normalidad durante mucho tiempo, la crisis descarna la circunstancia del hombre moderno en el sistema capitalista, donde el dinero rápido y fácil impone sus reglas amén de conciencias disminuidas por negocios engañosos y fraudulentos y presentando sus agentes notas de respeto relativo en la opinión pública. De esta manera, es el comportamiento de los adláteres del sistema capitalista, de los vende patria nacionales y es por ello que, la moralidad no existe ni de ninguna manera el raciocinio de la ciudadanía.

Hablar de la crisis mundial en los países dominadores de la economía, es hablar de la crisis del capitalismo, que creó o mejor dicho engendró los virus de su propia destrucción; es tal la magnitud que la seguridad del empleo no garantiza el retorno a un estado de normalidad esto, durante un buen tiempo. La desconfianza se apodera de los mercados, la volatilidad de las transacciones bursátiles las hacen inseguras y en concierto de cambios violentos en las cotizaciones, el papel se convirtió en pergaminos para colocar en la pared, tal diploma de grado. Millones de millones de dólares se esfumaron por arte de magia, estafadores individuales salen a la palestra como el caso Madoff y el de Mr. Stanford, componentes primarios entre muchos, de la red que incentivó los altos precios de las materias primas y en consecuencia el derrumbe de las bolsas de todo el mundo.

Afortunadamente, en Venezuela las medidas tomadas hace algún tiempo, por supuesto, ajenas al estallido de la crisis, apuntalaron que el hacer política económica fuera de la égida de los grandes centros del capitalismo y una actitud de soberanía gestionaria, han permitido hasta ahora, no el blindaje, sino que la crisis de manera marginal tocara solo algunos elementos que afectan la materia prima petróleo, en precio y volúmenes, pero que, el conjunto de la economía marcha de manera normal, sin afectar el empleo ni la oportunidad de financiera de incrementos de programas sociales; salario mínimo y obras de infraestructura que al fin y al cabo, son de cumplimiento social. Adicional a ello, la presencia del presidente Chávez al frente del Ejecutivo le da un toque de honestidad y transparencia en el campo internacional, lo que es muy bueno, para las inversiones y acuerdos entre países como el caso China, Rusia, entre otros.

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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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