“Una mala conciencia, se cura más
fácil que una mala reputación”
Friederich Nietzsche
La gente parece olvidar que mucho personaje de su tiempo, por haberse distinguido en algo llamativo, creativo, extraordinario o hasta cruel i delincuencial, queda en la historia que decantando sus atributos en busca de la virtud, termina por convencerse que no todo lo que brilla es oro como dice el proverbio. De este modo han existido personajes que en una época fueron aparentemente grandes i admirados, pero luego execrados. Así, vemos casos como Benvenuto Cellini, el más grande orfebre que haya existido, llamado “el Miguel Ángel de las cosas pequeñas”, pero que tuvo su faceta delictual i estuvo preso en el Castillo de Sant’ Ángelo, de donde ha sido el único prisionero en escapar; el pintor Michelangelo Merisil, el célebre Caravaggio, era un hombre pendenciero i terminó asesinado entre los delincuentes que se mezclaba, i como artista ha sido cada día más revalorado hasta situarlo entre los grandes clásicos; Guy de Maupassant, tiene una historia que es mejor no mencionar de vida licenciosa, pero fue gran escritor, aunque tiene obras asquerosas como Las Once mil Vergas; el Marqués de Sade, o sea Donatien-Alphonse-Francois, fue un escritor i filósofo francés, de buena familia, educado por su tío abate de Sade (de quien muchos conocen su historia o biografía; pero por delincuente, torturador, etc., muchas de sus obras las escribió en prisión o en reclusiones psiquiátricas, muriendo en el hospital psiquiátrico de Charentón. Así podríamos hacer una larga lista de personajes famosos, de mala conciencia, más curable que la mala reputación como dice Nietzsche, escritores i políticos especialmente, donde la pasión o ambición por la fama es tan terrible como la ambición por el dinero, que íntimamente piensan como Sade: “La primera ley que me indica la naturaleza es deleitarme a costa de quien sea”. Eso pasa con los ricos, eso pasa con los políticos sin principios éticos, eso pasa con escritores que, debajo o detrás de sus méritos de ensayistas, cuentistas, poetas o novelistas, esconden una personalidad maquiavélica, unas inclinaciones al sadismo i una ambición por el dinero que responde a las normas más propias del capitalismo salvaje. De esos, hemos visto muchos en esta América Latina, contaminada desde el Norte por la doctrina Monroe, las perversidades de la Escuela de las Américas i las intervenciones i crímenes de la CIA, i desde Europa, por esos países que todavía guardan prendas del medioevo, como sus ideas feudales, sus depravados racismos i su contaminación religiosa. Sabemos que todas las riquezas o señorones del mundo, comenzaron en los atropellos, robos i desvergüenzas de los señores feudales, semillas de las grandes fortunas i del capitalismo. Razón sigue teniendo el aserto de Proudhon: “Detrás de toda gran fortuna, está el robo”.
Por eso, esta oposición radical venezolana, oligarca, vende patria i traidora (que son una minoría forrada en billetes) pues como bien se dice, no hai en el país cinco millones de oligarcas i de especuladores o ladrones, sino que el dinero compra conciencias (como en los políticos estilo Ismael García, Juan José Molina o Pablo Medina, saltadores de talanqueras detrás de los papeles verdes) sino los de clase media que se sienten temerosos, cobardes, ante unas palabras como comunismo o socialismo sin saber qué es eso ni molestarse en ir siquiera al diccionario de la lengua, ya que no pueden hacerlo en los libros de filosofía de la historia, o grupos pequeños de pueblo asalariado, confundidos ante las estupideces de un gobernador como el Pollo Salas Feo, que dice disparates infames, como las barbaridades sobre la propiedad privada i la custodia de los hijos, etc.
Entonces, como las mentiras, estupideces, insultos, calumnias, noticias alarmantes i otras insensateces, ya se le han agotado, dado la escasa cultura i el léxico tan pobre que manejan, tienen que recurrir al exterior a buscar personajes aparentemente “famosos” que han demostrado toda su vida, ser partidarios de las tiranías, de los golpes de estado, de las persecuciones políticas, los secuestros o los asesinatos de encargo, como nombró a muchos, ese profesor español Juan Carlos Monedero, que bien les conoce. Quizá el único que puede tener una fama merecida como novelista (que no es propiamente un intelectual o un pensador o filósofo) es el peruano Mario Vargas Llosa, quien está con la conciencia comprometida con el fascismo, el neoliberalismo i el mercado, para que le paguen bien por intentar desestabilizar a las verdaderas democracias que han surgido en América del Sur, con excepción todavía de Colombia i su patria gobernada por un corrupto. De modo que, favorecido por las circunstancia i su entrometida postura por el mundo, buscando desesperadamente el premio Nobel de Literatura, especialmente desde que le fue conferido a Gabriel García Márquez, i la envidia, los “celos”, la arrechera crónica no le deja vivir, no se da cuenta que su prestigio está en decadencia. Por eso hasta se fue a Europa a hacerse ciudadano español, para estar cerca de Estocolmo i ver a quien por esos predios, puede lamerle lo que está entre piernas colgando; además porque sus compatriotas peruanos, le hicieron fracasar en su aspiración a la presidencia del Perú. En cuanto al hijo, Álvaro Vargas Llosa, Llosa, porque en segunda nupcias se casó con una prima, Patricia Llosa, i de él solamente conozco un deplorable libro conjuntamente con otros autores, El perfecto idiota latinoamericano, o algo así, que empecé a leer i abandoné pensando que los perfectos idiotas eran los autores del mamarracho; no es pues, el caso de algunos venezolanos que parece no les dignifica el apellido materno, como el gobernador pollo, que se pone como su padre, Salas-Römer. Le falta también montar su Frijolito. Mario Vargas Llosa que admite como presidente de su patria a un hombre que fue exilado por corrupto i a los diez años regresó para continuar sus propósitos de siempre, no se atreve a adversarle i defender a sus compatriotas; que es español por conveniencia i que antes presumió de ser hombre de izquierda i no ver en España una Madre patria; que fuera de hacer novelas, no ha incursionado otros géneros i posiblemente no sabemos muchos de su “extensa cultura” ni de su “pensamiento” de intelectual, pues en la vida cotidiana es un ultracoservador de pocas luces, aunque ahora hace el ridículo, llegando a Maiquetía todo despeinado, empujando el carrito de las maletas i sin corbata, cuando en España intenta tener clase de cortesano i de maestro en sabiduría o académico. La prueba de su conciencia de mercenario, es la vejez que se le nota, tal vez acorde con su envejecimiento cerebral. I este señor, la “estrella” del grupo de intelectuales, vienen a hablarnos de libertad de expresión i de democracia, con todos los gastos pagos por el imperio i por la patria de Franco que sigue con monarquía i con la líneas que trazó hasta después de muerto el que debe ejercer su dictadura en El Valle de los Caídos. I allá, usted no se atreve a decir ni pío contra el gobierno, para que no le pase lo que al pollito que se creyó adoptado por una vaca. Su prestigio, señor Vargas, pese a sus novelas i a los premios que le han concedido, así como posiciones en Academias i Universidades de corte oligarca i conservador, no las conoce el pueblo; el pueblo venezolano sabe que usted como político es un rotundo fracaso; un hombre envidioso, soberbio, lleno de odio por las clases pobres e indígenas de su país. El pueblo sabe que usted puede escribir novelas, pero eso ni es equivalente a sabiduría i menos a virtudes de hombre honesto, trabajador i demócrata. Su tiempo ya pasó, i creo que, a menos que el rei de España le compre el premio, usted fracasará también en su máxima ambición del premio Nóbel de Literatura. Despotrique, si lo dejan, de la revolución Bolivariana i de nuestro presidente, más al mismo tiempo arregle sus maletas. De nuevo repito, su tiempo ya pasó; ya no es peruano, menos incaico. Inspira lástima, aunque, le pido al menos que vea la realidad del país i sepa de verdad lo que es un pueblo libre, soberano i feliz. Un país donde escuchamos al presidente todos los domingos, donde vemos las sesiones de nuestra Asamblea Nacional, donde todo se somete a votación i al consentimiento del pueblo, un país donde tenemos ahora el partidos más grande de América i de genuino pueblo libre, un país conocido i respetado a escala mundial i donde el progreso en educación, en salud i hasta en felicidad (vea el libro de records) está en los primeros lugares del mundo. En fin, un país que usted antes nunca ha conocido. Usted, como algunos otros peruanos, debe ver con desdén, la figura de nuestro Libertador Simón Bolívar (aunque llegó mencionándolo por hipocresía) i eso basta para convencernos de la clase de persona que es, el novelista Mario Vargas Llosa, ciudadano español. Un autor, Desmond Morris, en una obra magistral, sobre las edades, dice: “Los peores enemigos de una vida gratificadora son la nostalgia del pasado y el anhelo desmesurado del futuro”. Quienes lo hemos leído, viendo la evolución de sus inquietudes de escritor, i conocemos bien su biografía, sabemos interpretar por qué, pese a que su fama de novelista le ha proporcionado dinero, por dentro en lo más íntimo, lleva muchos traumas de infancia i juventud, que no voi a mencionar pero sepa que los conozco; por eso, sedimento en la conciencia, en el alma, en la mente o en su rincón del subconsciente, usted almacena odio hasta contra su propio pueblo que lo rechazó; por eso se siente parcialmente congratulado cuando le encomiendan venir a vomitar su escondido rencor i odio, contra el pueblo venezolano que nunca le hizo ningún daño. Reflexione señor novelista (nada más que eso es) i vuelva calladito a España, rumiando su envidia i su furia, por no conseguir un premio más. ¡Pídaselo al rei!
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