Llegar a Tegucigalpa es, el 12 de Julio de 2009, es encontrarse con una ciudad de aparente normalidad, llena de graffitis que hablan de golpe y de asesinos.
Es, luego y cada día, movilizarse por horas, con gente que al grito “¿están cansados?” responden “¡no!” al “¿tienen miedo?” responden “¡no! y al ¿entonces? responden “adelante, adelante, que la lucha es constante”
Para el día de hoy, 20 de julio, son 23 días de lucha desde el 28 de junio, fecha del secuestro del presidente Zelaya, y son días en que la esperanza crece, se fortalece y decae, al vaivén de las decisiones de un gobierno de facto que actúa como si no lo fuera, que intenta aparentar normalidad en medio de un planeta que según ellos, parece no comprenderlo en su “constitucionalidad” y también al vaivén de un “diálogo” al que se lanzó a la victima y al victimario, a que discutieran y llegaran a un acuerdo en “franca paz”, o tal vez a que se empantanaran en un imposible intercambio de proposiciones, durante el cual el gobierno de facto, iría acostumbrando a “sus” ciudadanos a que “finalmente total ya vienen las elecciones y esto no puede seguir así, con estas confrontaciones” y que la gente se cansara de salir a las calles con el inclemente sol de Julio, 4, 6, 8 horas al día, a marchas, cierres de carreteras y avenidas, “urge Mel” “viene Mel” sin que nadie pueda, hoy, decir si la cosa es para el 24, para mas luego o para cuando quien sabe.
Si usted enciende el canal 36, podrá encontrar al periodista Esdras Amado López denunciando al régimen, pero tal vez encuentre en su lugar una pantalla negra con un ruido de estática. También puede encontrarse allí una serie animada sobre Jesucristo y su levantamiento a favor del pueblo. O un programa religioso. Debe depender de las conversaciones con la censura.
Si usted enciende el canal 8, tal vez descubra los siniestros planes de Chávez para sembrar el terror en Honduras y en el mundo entero, vea un montaje comparativo entre Chávez y Zelaya que le hará temblar de horror, o verá durante 3 días seguidos, el reparto de pagos a algunas alcaldías (de 298 alcaldías, 295 están con Zelaya) y la promoción de pago a l@s maestr@s, (elementos importantes y en paro del frente de la resistencia contra el golpe) a quienes a continuación se ruega trabajar ya que seran pagad@s, y dar lo que llaman en esta emisora “el pan del saber” a los niños, de cuya suerte se preocupa altamente el gobierno.
Sobre el regreso de Zelaya, decía, se pasa de la certidumbre de que ya está en el país, hasta la desesperanza de que es imposible que regrese porque no tendría gobernabilidad, pasando por el deseo voluntarista de un pueblo que lo apoyará con todo si regresa. La pregunta corre por todos lados sin respuesta cierta. Y es la pregunta que le quita el sueño a ambos bandos.
Usted verá en las marchas, muchas personas con audífonos, cuya expresión varía, de la preocupación a la euforia. No escuchan música. Están escuchando la radio Globo, que “sí informa”, como dicen.
Al escuchar la palabra Venezuela, en las marchas y a veces en las calles, surge la ternura por Chávez, y el agradecimiento al Alba, a PetroCaribe, y enormemente a Telesur y en general a la prensa extranjera que les libera en parte del cerco informativo.
El recibimiento no será el mismo, si se consigue con un defensor de Micheletti. Al hablar de los venezolanos y de los nicaragüenses, usted sentirá un estremecimiento, porque aprenderá de sus labios, que “las escuelas las cerraron, porque allí están alojados “los” venezolanos y los nicaragüenses” y cualquier cosa terrible sobre sus intenciones. El tono es de tal convencimiento que uno piensa por un momento repetir el acto del 12 de abril (Caracas, 2002) de pedir que abran las escuelas, como se hizo entonces con la embajada de Cuba, para ver si es verdad..
Mediático el terror. Miediático. Mediático el escondimiento.
Verdadera la pasión por el presidente que “es el único que se ha preocupado por el pueblo” (nos suena conocido) pero también la consciencia de que mas allá del regreso de Zelaya es mucho el camino por andar.
Como la candela que a veces tarda en prender y de pronto arranca, se siente en ese pueblo la misma fuerza que en nuestras calles de Venezuela.
El sueño de una constituyente popular, de la posibilidad de tomar las riendas del país para una democracia, real y participativa, de la construcción de un mundo de justicia y todas esas palabras haciéndose hecho por la acción, nos hacen preguntarnos por momentos si estamos en Honduras, o en Venezuela, en Ecuador, o en Bolivia..
En efecto, la patria, es el pueblo.
Los chinos dicen que el camino hacia si mismo pasa por el mundo entero.
Creo que en Honduras se está andando rápido el camino hacia la reapropiación, aunque el diálogo haya sido cerrado por los golpistas en Costa Rica, aunque haya que esperar 72 horas y quizás muchas mas, porque el golpe fue un golpe a la consciencia, y se anda “con fuerza y con valor” y es una suerte, porque el camino puede ser muy largo.
Para la descolonización. Para el avance del poder popular.
Para que no avance lo que un representante internacional de organismos de derechos humanos, llamó “el fascismo del siglo XXI”, light, quirúrgico, solapado, hipócrita.
Y si no se logra, que tiemble centroamérica, y temblemos tod@s.
*Documentalista, desde Tegucigalpa.