¿Por qué lo dice tan enfáticamente la Sra. Clinton? Sencilla respuesta “…the agreement does not create U.S. bases in Colombia…” Tiene infinita (supremamente, en lenguaje popular bogotano) razón, los EEUU de América no están instalando base alguna en territorio colombiano. Si no van a tener bases, el personal norteamericano que “santifique el trabajo”, sea personal civil o militar, estará circunscrito, estrictamente, a las reales necesidades militares, en cualesquiera campo que se les requiera, excepto en el campo de la confrontación militar bien con el narcotráfico bien contra los ejércitos populares revolucionarios; es decir, aquel personal norteamericano circunscribirá su trabajo a lo militar referido a “tecnologías de punta”. El trabajo de campo lo realizarán los miembros del ejército colombiano y es ésta la razón por la cual hay dos diferencias fundamentales con las presencias militares norteamericanas tanto en Iraq como en Afganistán. La primera es, como hemos expresado, los soldados y los “civiles-militares” norteamericanos no tendrán su “prueba de fuego” colombiano; en segundo lugar, se justifica que los miembros del Pentágono que estarán disfrutando de las bellezas colombianas estarán bajo el acuerdo internacional instituido durante la segunda mitad del siglo XIX en China denominada “extraterritorialidad”, es decir, que las violaciones a las leyes internacionales contra la Humanidad realizadas por los miembros de los componentes norteamericanos que comentan en Colombia serán juzgados por jueces y en territorio norteamericanos. Así de sencillo; es por ello que no entendemos cual es la alharaca; si Colombia acepta “motu proprio” (documentos breves, que afectan a cuestiones) la “extraterritorialidad” a diferencia de China que le fue impuesta por las Potencias Extranjeras, es un “asunto interno” de Colombia y nada deberían opinar las Presidentes y los Presidentes de la UNASUR.
Claro el “bululú” está formado en Colombia y así lo reconoce la propia Sra. Clinton cuando asevera que “…This is about the bilateral cooperation between the United States and Colombia regarding security matters within Colombia…” (“…este acuerdo se circunscribe a la relación bilateral entre los EEUU y Colombia con referencia a asuntos de seguridad dentro de Colombia…”) Pero, ah! siempre un “pero” ¿por qué será que ese vocablo es tan desagradable por los problemas que siempre acarrea consigo? El Canciller de la hermana República de Colombia nos dijo, es un muy claro castellano, que “…la comunidad internacional [expresa] solidaridad pero que poca colaboración [para combatir al narcotráfico y a lo que denominan Colombia y los EEUU de América como terrorismo]…” Si el asunto del narcotráfico y las guerrillas y los paramilitares son un asunto interno de Colombia como así lo asevera la Sra. Clinton ¿Por qué los demás países debemos interferir en los “asuntos internos” de Colombia? Pero el Señor Canciller insiste cuando manifiesta que los problemas de narcotráfico y eso que llama terrorismo “…solo cesará del todo cuando la Comunidad Internacional se comprometa a combatir [los]…” Bueno, por favor, pónganse de acuerdo ¿son asuntos internos de Colombia o se está requiriendo que los países de Suramérica se involucren en la confrontación contra el narcotráfico y las guerrillas y los “paracos”? En ese respecto, la Revolución Bolivariana está, indirectamente, colaborando en el combate contra el narcotráfico y los paramilitares colombianos cuando cada día se decomisan alijos de cualquier tipo de droga que la economía colombiana produce para su exportación hacia el mercado norteamericano y esa misma Revolución Bolivariana devuelve a Colombia los “capos” de la droga que estaban conviviendo en estados venezolanos fronterizos con Colombia gobernados por Gobernadores que se oponen a la Revolución Bolivariana; además, cuando se detienen paramilitares en territorio venezolano, el Presidente Chávez Frías los indulta y los manda de regreso para su casa en Colombia. Lo curioso del caso es que las actuaciones de los órganos de seguridad de la Revolución Bolivariana actúan sin necesidad de intervenir en los “asuntos internos” de Colombia, mas al contrario, le manda de regreso a Colombia los “problemas económico-sociales” que han desarrollado un “sistema de caos” cotidiano con el cual se convive en Colombia desde tiempos pretéritos. Con relación a los “ejércitos populares”, el Gobierno Bolivariano en boca del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías lo ha repetido hasta el cansancio: “no hay relaciones con las grupos insurgentes y se les ha dicho que si traspasan la frontera se los rechazará como es debido” (palabras más, palabras menos)
Pero no todo queda ahí y la verdad que las palabras de la Sra. Clinton en vez de aclararnos las ideas, nos introduce en un laberinto de inquietudes que nos llevan a un “cul de sac”. Dice la Sra. Clinton que “…Our hemisphere faces a number of pressing challenges, from the economic crisis to the climate crisis to public health concerns, such as H1N1 virus, to narcotics trafficking, terrorism, and organized crime. These all demand our attention and our collaboration. And so the United States and Colombia are committed to working together and to making it possible for us to deliver results for the people of our two countries…” Tiene razón la Sra. Clinton cuando expresa que en nuestro Hemisferio existen una serie de “desafíos que nos acosan” (“factores peligrosos para la estabilidad social”) pero donde diferimos es con los enumerados problemas expuestos por la Sra. Clinton (“crisis económica”; “Crisis climática”; “seguridad social”; “narcotráfico”; “terrorismo”; “crimen organizado”) Santo remedio! Enfatiza la Sra. Clinton que “…estos problemas demandan nuestra atención y nuestra colaboración…” Nos imaginamos, disculpen si somos tan osados de suponer, que la Sra. Clinton se refiere, cuando expresa que aquellos problemas por ella precisados “demandan nuestra atención y nuestra colaboración”, a todos los países del continente americano aunque quizás, más concretamente, a los países de la UNASUR. Y como ejemplo de lo que es una colaboración “sin compromisos” se refiere al trabajo en conjunto que vienen realizado los Gobiernos de los EEUU de América y Colombia en el combate a los problemas graves referidos precisando que esa colaboración, colombo-norteamericana, está dirigida, una vez resuelto dichos problemas, a favorecer a las sociedades de ambos países. Aquí la cosa se complica en demasía.
El indio Evo Morales se va a molestar porque la Sra. Clinton no se refirió a los reales problemas que se están viviendo en el continente americano que todos y todas conocemos. Se refiere la Sra. Clinton a aquellos problemas que lleven a los países de la UNASUR a aceptar que los problemas internos de Colombia y de los EEUU de América, que son “asuntos internos” de ambos países, son problemas continentales. En primer lugar, ningún país suramericano “disfruta” de paramilitarismo ni de narcotráfico como tal y en su más profundo significado con relación a las estructuras del sistema económico binacional colombo-norteamericano que maneja el negocio de las drogas. En segundo lugar, en ningún país al sur del rio Bravo, exceptuando Colombia, tiene un ejército popular levantado en armas cuya existencia data a los últimos 50 años de la vida republicana de la hermana República de Colombia. En tercer lugar, la Sra. Clinton propone, inconscientemente, una asimetría en cuanto a la verdadera magnitud de los problemas que se generan por el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares. Exceptuando a Colombia y a los EEUU de América, ningún país de Suramérica entra dentro de las estadísticas mundiales de ser “el mayor productor de drogas ni ser el mayor consumidor de drogas” como tampoco se beneficia de las altas cifras en dinero que representa el negocio de la droga como tampoco se beneficia con el tráfico de armas dirigidas a lo que la Sra. Clinton califica como “crimen organizado”.
Permítasenos cerrar
este primer capítulo de la luna de miel colombo-norteamericana. La
fuente en referencia excepto cuando se especifique lo contrario es del
Departamento de Estado en su página web.