Pronto habrán trascurrido treinta y seis septiembres desde el asesinato del cantante rebelde, el chileno Víctor Jara, han llegado un poco más de trece mil días, desde aquel fatídico once, del mes nueve, en el año mil novecientos setenta y tres.
En las imágenes de aviones bombardeando la casa presidencial, se veía, arriba a lo alto, en el asta del Palacio Presidencial La Moneda, una bandera desesperada, batiéndose duramente, esquivando el fuego, la metralla, las veinte y cuatro bombas mas los cañonazos, que explotaba en pedazos, sobre aquel tejado.
Chile mas nunca volvió a ser igual, encima de la cordillera, un triste ventisquero acarician las penas de las nieves eternas, nunca volvió a observarse el paso del cóndor, se secaron las uvas del Maipú, se silenciaron todos los ruidos del rio Mapocho, el cerro San Cristóbal se incendio, en el recuerdo de los noveles literarios se iba uno de ellos. Todo, todo decía que Víctor Jara ya no cantaría desde las tierras del Mapuche, barridas con el sol del Atacama, y con la luna del Sur.
Recientemente, el mundo conoció, solo la primera letra correspondiente a cada uno de los nombres de quienes asesinaron al cantante, J.A.P.M. y F.Q.Q. Estos, le impactaron cuarenta y cuatro balazos, antes, le torturaron y destrozaron todos sus dedos.
La pisoteada historia, está dedicada en la nueva centuria a aclarar los abusos que se habían quedado sin respuestas. Nada quedara oculto, y los cientos, que tras años, guardaron el vivo recuerdo de sus duras leyendas, harán que la impunidad, no siga martirizando la memoria de pocos, para que así, la oculta justicia, por fin se atreva hacer su parte.
Víctor Jara, fue ejecutado con un fusil de asalto, fabricación: Suiza, Italiana y alemana, los conocidos SIG, calibre 7.62, esto sucedió cuatro días después del golpe de estado, cuando cientos de seguidores del Presidente Salvador Allende eran salvajemente torturados y fusilados en el Estadio Nacional de la capital, inaugurado tres meses antes por el traicionado mandatario.
Este era el fusil de uso estándar del ejército chileno, el cual, el propio Presidente intento en varias oportunidades que el mismo no fuese usado, sabia el éxito que tendrían en un golpe de estado con el uso de este armamento, sus acertados análisis, tampoco tuvieron eco en la cúpula militar.
Actualmente, se intenta acusar judicialmente al autor material de este crimen, el coronel retirado Mario Manríquez y el entonces recluta, pero destacado asesino de aquellos terribles días, José Paredes. Este, no ha ocultado como fueron los últimos momentos de Víctor Jara, relato, que un oficial, jugo a la Ruleta Rusa, con el cañón de su revólver en las sienes del moribundo luchador, esto se repitió tan indiscriminadamente que el arma se disparo en su cabeza, entonces, ordenaron vaciar ráfagas enteras, una y otra vez, sobre Jara y otros prisioneros que estaban siendo torturados.
Los últimos momentos de Víctor Jara fueron terribles, en cuatro días no probo ningún tipo de comida, tampoco le permitieron tomar agua, fue torturado día y noche, llego a perder la noción del tiempo, cuando no le golpeaban lo ponían a oír y ver las suplicas de sus compañeros.
El autor de las románticas canciones, “Te Recuerdo Amanda y Manifiesto” fue avistado apilado junto a otros cadáveres a las afueras de un cementerio, un par de amigos lo trasladaron hasta la sede del Servicio Médico Legal, mientras buscaron a su esposa Joan Jara, quien en un profundo dolor, le tomo sus brazos congelados, y con un suave pañuelo blanco, limpio cada una de las heridas.
Luego, procedió a enterrarle en silencio, como lo empezaban hacer, cientos de chilenos que veían como sus hijos eran despiadadamente asesinados.
El pasado cuatro de junio su cuerpo fue exhumado en un dolorosos silencio, ni las aves, ni los gallos se atrevieron a cantar aquella fría mañana de invierno, la Medicatura Legal se lleno de viejos amigos y nuevos admiradores. El informe revelaba el balazo a quemarropa que le partió el cráneo, en sus huesos, fueron hallados incrustados, varios proyectiles.
El ex soldado José Paredes Márquez, quien recientemente cumpliera cincuenta y cuatro años, quien es el autor material de aquel monstruoso crimen, ha revelado que el cantante fue asesinado por el juego de la Ruleta Rusa, por un subteniente conocido como “El Loco”, y quien, inmediatamente, sin ninguna compasión, ordeno darles fuego de metralla múltiples veces, mientras el débil cuerpo de Jara se desplomaba en una laguna de sangre.
Pocas personas, lograron conversar en los intervalos de las torturas con este extraordinario hombre, relatan que lograron escucharle muy pocas palabras, la muerte de Allende, fue lo primero que le asesino.
“El Loco” y el coronel, Nelson Haase, están siendo procesados, el coronel ,Mario Manríquez Bravo, primer procesado por este caso, y jefe del centro de detención clandestina que funciono en el estadio, que hoy lleva el nombre de Víctor Jara, ha muerto, su temor y remordimiento no aguanto en lo que le quedaba de corazón.
Víctor nos enseño a luchar con sus canciones, “Plegaria de un Labrador y el Derecho a Vivir en Paz”. A lo largo de aquellos duros años, la dictadura no perdió oportunidad para expulsar a chilenos y de otras nacionalidades, fuimos echados por el solo hecho de ir a ayudar a nuestros hermanos, esto, en los años finales de aquella brutal dictadura, pero nos llevamos el recuerdo de la Universidad Técnica Metropolitana, donde Jara fue profesor, y de donde fue sacado, luego de ser invadida por militares gorilas bajo la orden de Pinochet.
Víctor, aun la calle esta mojada, Amanda te recuerda al igual que muchos de nosotros, contigo, que se partió a la Sierra, y en cinco minutos, nos quedo destrozado, un recuerdo de hace treinta y seis años….
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