Comienza un nuevo año, el último de la primera década del siglo XXI.
Cuantas promesas y cuantos deseos de paz y armonía circulan por el mundo entre los hombres y mujeres de buena voluntad !!!. Ojalá y estos sueños de un mundo mejor comiencen a convertirse en realidad.
Estoy seguro que, sólo podemos tener un mundo de paz y de justicia si los líderes y gobernantes se dedican por entero a cumplir con el mandato de sus pueblos, que no es otro que trabajar sin descanso para hacer de nuestro planeta, un centro de vida y no un campo de batalla.
En esta primera década del siglo XXI, que entra en su año final, el mundo ha sido testigo de perversas agresiones de gobiernos poderosos militar y económicamente, contra pueblos indefensos que sólo aspiran libertad y soberanía para dirigir sus propios destinos. Casos y ejemplos sobran, basta con mirar hacia Irak, Afganistán, Líbano, Palestina, Honduras, Yemen…, los agresores todos los conocemos, nombrarlos sería una redundancia.
Sin embargo, no sólo las guerras desiguales son el freno para la paz tan ansiada por la humanidad. Otros factores como la depredación del medio ambiente, la alteración del equilibrio ecológico y las excesivas emisiones de gases tóxicos por parte de los países más desarrollados, constituyen otra amenaza para la vida de los seres humanos y de otras especies. Ante esta alarmante realidad es necesario actuar con energía, con decisiones firmes y voluntad política pero, lamentablemente, los hechos acaecidos en la reciente cumbre sobre cambio climático en Copenhague, mostró el lado feo de un pequeño grupo de gobernantes de países que pretenden, basados en su poderío militar y tecnológico, adueñarse del mundo sin importar los atropellos a más de dos tercios de la población mundial.
Al iniciarse el año 2010, conjuntamente con los deseos de paz, bienestar y salud para todos hago el llamado, al igual que millones de personas de todo el planeta, a trabajar para erradicar de America Latina y de otras partes del mundo, las garras feroces y criminales de ejércitos invasores que, con fachada de bases militares ilegales y arbitrarias, corrompen nuestros pueblos, asesinan a quienes se oponen a sus arbitrariedades y pretenden saquear nuestros recursos energéticos y naturales.
Creo que el pueblo venezolano, en plena sintonía con la valiente posición del Gobierno Bolivariano y Revolucionario de Venezuela y de otros Gobiernos dignos de América Latina y del mundo, debe alzar su voz para llamar a todos los hombres y mujeres que aspiran a una vida mejor, a organizarse, a prepararse para emprender acciones en todos los campos que nos llevarán, indefectiblemente, al logro de condiciones que nos permitan vivir en paz y armonía con nuestros semejantes.
cesarmendezgonzalez@gmail.com
26DIC2009