Este 19 de enero el “Corriere Della Sera” publicó una noticia que “dividió al congreso norteamericano”, se trata de que según investigaciones hechas por la corporación ABC, los fusiles que usan las fuerzas de ocupación del imperio, llevan en sus mirillas siglas que identifican versículos de la Biblia, así que cuando un soldado del imperio dispara, lo hace en el nombre de Dios, así que Bush tiene razón al hablar de una nueva Cruzada, una Guerra Santa que occidente implacablemente hace caer sobre los pueblos pobres, los pueblos inferiores, en el nombre del mismo Dios Javé que vierte sobre Gaza el Plomo Fundido de su castigo judío sobre los salvajes musulmanes y su Dios Mohamed.
El actual presidente norteamericano, acreedor del flamante Premio Nóbel de la Paz, afirma no estar en guerra contra el Islam, pero otra cosa dice la realidad.
Basta observar las más recientes guerras emprendidas por el imperio y veremos que todo el peso del aparato militar del mundo occidental -incluyendo a la Unión Europea y los Estados lacayos de Europa Oriental, cuyos territorios han servido para la instalación cárceles secretas y centros de interrogación- ha sido accionado contra pueblos islámicos, lo que revela que detrás de la estrategia de dominación económica y militar se solapa la guerra de culturas que sigue llevando adelante el imperialismo norteamericano, esta vez a la cabeza de un mestizo desrazado, cuyo corazón late como el de un WASP, posee la conciencia de un esclavo doméstico, arrodillado a los pies de quienes le han clavado el hierro y puesto el látigo en el lomo a los negros a lo largo de la historia.
Las inscripciones en las mirillas de los fusiles, según la empresa fabricante Trigicom persiguen reconfortar a quien dispara, en otras palabras, probablemente quieran con estas citas de los versículos servir de justificación moral-religiosa a quien hala el gatillo, sobre todo en los casos cuando en la mirilla aparezcan niños, mujeres o ancianos, como es tan frecuente en estas guerras contra los pueblos del Islam.
Siguen teniendo actualidad las palabras de G. W. Bush cuando habló de una nueva cruzada, la diferencia de esta cruzada con sus predecesoras de la Edad Media, es que en aquél entonces los reyes ocultaban sus fines económicos tras el discurso religioso y en la actualidad el discurso antiterrorista oculta la guerra de destrucción de la cultura de los pueblos islámicos, que sustenta la resistencia cultural frente a la penetración occidental.
Los pasajes de la Biblia, como por ejemplo: “JN 8:12”, esto es San Juan versículo 8:12, es la muestra de que la cruzada ha sido desatada y que en lo adelante, difícilmente los norteamericanos encontrarán argumentos para impedir que se desate entre los creyentes del Islám la Yijad (Guerra Santa) contra el aparato militar de las potencias occidentales. Esto significa, que si sectores del mundo árabe y de los países de Asia Central que están siendo objeto de agresión militar, se habían mantenido indiferentes ante la avanzada de la avanzada de la OTAN, ahora sí verán un motivo capital para incorporarse a la resistencia frente el imperio. En otras palabras. la generalización del conflicto.
Las cruzadas medievales no vencieron y nuevamente fracasarán, porque anteponen la fuerza, en la convicción de que, como en las veces anteriores, la brutalidad es la clave, sin embargo la historia ha demostrado otras cosas y la expansión del Islam en el mundo occidental y su influencia se ha visto acrecentada; sólo basta contabilizar el número de Mezquitas en Europa.
La mejor manera que encontramos para ilustrar el carácter de esta confrontación de occidente contra el Islam es la anécdota que narra el encuentro de uno de los ejércitos cruzados con las fuerzas musulmanas: En las conversaciones preliminares a la batalla, el jefe de los cruzados envió a su guerrero más fuerte a hacer una demostración de su poderío militar. El cruzado llegó al centro del campo de batalla se apeó torpemente de su corpulento caballo, colocó un casco sobre un tronco y con su pesada espada lo destrozó de un solo golpe. Los árabes no se inmutaron con tan aparatosa demostración, el mismo jefe de ese ejército emprendió un rápida carrera hasta el lugar donde el cruzado acababa de destrozar el casco, y sin bajar de su montura, echó al aire un ligero pañuelo de seda y mientras este prácticamente flotaba en el aire, sacó su cimitarra y con un certero movimiento cortó el pañuelo en el aire.
Así sigue siendo la confrontación, occidente insiste en imponer su dios, sus ideas costumbres y su economía a cambio del cautiverio y la erradicación del Islam. Los salmos acompañan las balas que son un mensaje divino que envían las transnacionales a los pueblos del mundo “Matamos en el nombre de Dios”.
Ya no cabe duda que alguna respuesta a esto por parte del mundo musulmán no se hará esperar – probablemente un nuevo nivel en la guerra santa. La flecha ha sido lanzada.
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