Volvemos por allí a leer mentiras de los que se oponen a la revolución bolivariana. Bueno, no deberíamos preocuparnos por lo que puedan decir o escribir pues, al final, siempre la mentira versa sobre la misma temática, es decir, odio al líder de esta transformación No hay, absolutamente, algo nuevo que se pueda apreciar en tales penosas expresiones.
Lo único que se aprecia, es la utilización del Colegio Nacional de Periodistas, CNP, como plataforma para la politiquería, para la mentira, la farsa, la desinformación y el ataque al país, cuando sus integrantes van al exterior a acusar con argumentos vacíos de que aquí no hay libertad, cuando lo que no puede ser aceptado, es que exista libertad para expoliar, esquilmar a la mayoría venezolana.
Esa es la razón del odio, de la bronca, que la revolución y su líder no permiten, cada día más, que la oligarquía criolla, a través de sus medios, intenten desestabilizar al país.
Entonces, por eso, lamentablemente, no podemos los periodistas, avalar lo que se hace desde el CNP, una institución agredida por la politiquería y utilizada para intentar descalificar el régimen de libertades que tenemos en Venezuela.
Se acerca la celebración del Día del Periodista y creemos que si hay que celebrar, como es el surgimiento con fuerza de una comunicación comunitaria que sigue creciendo, que se enriquece y que se viene expresando de manera variada en todo el territorio nacional.
Y hay más razones, mientras las mentiras, las farsas, intentan esconder, ignorar, desaparecer los hechos, la comunicación y quienes comunican crecen en gigantesca proporción.
Y esto si es lo que hay que celebrar. Pero hay más. Escuchamos a la Rectora de la Universidad de las Artes, UNEARTES, en conversación con la colega María Alcira Matute (Movimiento de Opinión por el Periodismo Necesario) y en esa conversa, oímos la necesidad de reconocer la experiencia, por ejemplo, que puede tener un camarógrafo con veinte años en el oficio.
Es lo que venimos diciendo desde hace años. No podemos despreciar la tarea creadora de otros, por ejemplo, la de un reportero gráfico o un camarógrafo, un productor, un luminito, independientemente que no hayan asistido a una escuela de comunicación social.
No puedo llegar y decirle a un entrevistado, en momentos en que el reportero gráfico se retrasó o no halló la dirección, como viciosa, discriminatoria y despectivamente ha sido dicho:
¡¡ No se preocupe, doctor, esta tarde le mando a mi fotógrafo!!
Lo anterior, como es muy obvio, ha sido una práctica muy común entre algunos comunicadores sociales, que se creen dueños de la comunicación; un tipo de conducta que desvirtúa y tuerce la sensibilidad que debe caracterizar a un profesional de esta área.
Por eso debemos aplaudir el planteamiento de la acreditación de la experiencia de esos profesionales a través de la nueva Universidad de las Artes, UNEARTES; igual ha venido haciendo la Universidad Simón Rodríguez, porque de lo que se trata es de concederle el justo valor a lo que ha hecho por años y continúa haciendo la persona.
Entonces no podemos pensar en el Colegio Nacional de Periodistas, CNP, aunque lo llevemos en el corazón por que formamos parte de su nacimiento, de su importante ciclo inicial, ya que ha sido convertido en una especie de plataforma política, para la agresión y la mentira.
Podemos pensar, eso sí, en la creación de una asociación venezolana de comunicadores, porque ésta le daría oportunidades a un universo mucho mayor de personas que trabajan y hacen parte del mundo de la comunicación.
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