En El Nacional no queda ni el sentido del ridículo

En El Nacional no queda ni el sentido del ridículo


Esta tarde tuve curiosidad por saber si en el diario El Nacional aún existía, dado que la última información que de él tuve fue que estaba en crisis económica y había reducido su tiraje en un 65%. Para mi sorpresa aún existe, por lo menos su página web que fue la que consulté.

Ahora, no es de la existencia de este periodiquito sobre lo que se me ocurrió escribir, prefiero hacerlo sobre la impresión que me generó la información contenida en su portada.

Antes, sin embargo, expresaré mi convicción de que un periódico debe estar repleto de comunicadores con olfato periodístico. Si no existe en el editor, en el director, en los reporteros y en sus columnistas ese sentido, se tendrá algo como El Nacional, pero jamás un periódico en el estricto significado de la palabra.

En El Nacional, por lo que pude apreciar en los quince minutos que le dediqué a su portal, ni idea tienen acerca de lo que significa intuír cual es la noticia del día o del momento, que es lo que espera el lector o con qué se puede dar un “tubazo”. Lo que en otrora fue orgullo del periodismo venezolano, es hoy prácticamente un panfleto, dónde se publica lo que satisface el odio y las miserias del supuesto hijo de Miguel Otero Silva, y para muestra un botón.

La noticia más importante para Venezuela y Colombia en este momento (10 de agosto 2010) es el encuentro de los presidentes de ambos países.

Allí, para un periodista serio y un diario dirigido por alguien más o menos inteligente, hay todo un filón noticioso. Se podía explotar el riesgo físico que corría Chávez al visitar la Colombia sembrada de bases militares norteamericana; la importancia que para la paz en la región tiene la posible reconciliación; la posibilidad de que en esa reunión se decidiera el restablecimiento inmediato de las relaciones diplomáticas; el aparente distanciamiento del nuevo presidente
colombiano con la política de Uribe.

Había para todos los gustos, incluso para los noveleros que podían especular sobre cuan amistoso fue el saludo entre los dos mandatarios y si fue sincero o no el estrechón de manos.

Pero no, El Nacional incluyó en su portal como segunda noticia más importante del día lo siguiente: “Presidente venezolano llegó tarde a cita con Santos, por detenerse a saludar en el camino”. ¿No es esto una bolsería?

Una cosa es estar contra el gobierno y otra muy diferente es hacer el ridículo. Ya sabía que en las filas de eso que llaman diario se había perdido la vergüenza y la ética; pero me asombra saber que perdieron hasta el sentido del ridículo en su afán de atacar a Chávez.


arellanoa@pdvsa.com



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Alexis Arellano


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