Jean Brillembourg sigue tomando coñac y viendo el canal ocho. Ahora se entera que murió el expresidente Carlos Andrés Pérez y que tanto Cecilia Matos, como Blanca Rodríguez de Pérez, quieren hacer valer sus derechos sobre el cadáver. Cecilia Matos quiere enterrarlo en Miami y Blanca de Pérez quiere traerlo a Venezuela, al final, Blanca de Pérez impone su estado de esposa legal y Pérez viene a Venezuela. “Ya sé, si quiero vivir con otra mujer, primero tengo que divorciarme de la mujer con la que vivo, para que no me pase una cosa así”, dijo Jean.
En el Centro San Ignacio, Ramón Pérez convence a Jenny Alcock para ir al Parque del Este, “allí la pasaremos mejor, Jenny”. “Está bien, mi chavista marginal, vámonos al parque”. Los dos bajan hasta el estacionamiento. Jenny le abre la puerta de su Mercedes Benz a Ramón y él le dice: “Es la primera vez que me subo a un Mercedes”. “Deja ese chavismo, y conocerás mejores cosas, Ramón”.
Mientras van hacia el Parque del Este, Ramón le pregunta a Jenny: “¿Dónde está Harold?”. “Está en Panamá haciendo negocios”. “Ahora los ricos del país van a Panamá, antes iban a Miami, a comprar todo tipo de baratijas y decían ta’ barato, dame dos”. Entran al estacionamiento del parque y Jenny dice. “Ese Porsche que está allí parece el de Kathy”. “Estaciónate aquí y luego averiguamos si es el de Kathy”, dijo Ramón, y le dio un beso. Ella apagó el carro y se entregó a los brazos de Ramón.
Mientras tanto, Keyla Vollmer, en su casa en el Country, comentaba: “Vi a Jenny en el Centro San Ignacio, y estaba con un marginal de lo más embobada. Yo creo que se está aprovechando de que Harold está en Panamá para salir con ese tipo, quien por cierto, tiene una pinta de chavista terrible”. “No creo que Jenny vaya a meter la pata de esa manera y, con un chavista, ni pensarlo”, dijo su prima, Karol Vollmer… “No sé, Karol, pero para mí que el tipo la estaba besando, y ella se veía disfrutando su cosa ahí, de lo más happy”. “No inventes Keyla, no estás segura y estás inventando, yo creo que estás viendo chavistas por todas partes”. “Eso es verdad, esos marginales brotan por todos lados, nos quitaron el país”.
En el Mercedes de Jenny, Ramón Pérez está exhausto, abrazado a Jenny quien jadea mientras sonríe de felicidad. Es la primera vez que hace el amor de esa manera, tan improvisada, tan original, tan “por fin sé para qué me sirve este Mercedes, Ramón”. Jenny decide salir del carro para caminar un momento su felicidad y justo en ese instante se abre la puerta del Porsche y aparece Kathy. Y se oyen dos nombres. “Jenny”. “Kathy”.
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