No tengo dudas que esas llamadas líneas estratégicas además de ser una vergonzosa alegoría al brutus están dirigidas no sólo en contra de los medios alternativos y comunitarios que por estos días se disponen a presentar una ley ante la Asamblea Nacional (AN) sino especialmente de una gran cantidad de periodistas que ni creen ni les interesa formar parte de un mamotreto, azuzado por la Mesa de la Unidad Democrática y por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que no responde a los intereses de sus agremiados sino más bien a los intereses de los dueños de medios.
No entienden los “cagatintas” (Lusinchi dixit) del Colegio Nacional de Periodistas que si lograran aplicar algunas de esas medidas en contra de lo que califican de ejercicio ilegal, las primeras que quedarían desoladas serían las empresas de comunicación que ellos mismos representan, no porque mantengan en sus redacciones personas sin título y pasantes que devengan salarios de esclavos, sino porque no hay nada más ilegal que obtener una licencia para ejercer un periodismo deshonesto, mercenario y gangsteril como el que paradójicamente están practicando quienes viven dándose golpecitos de pecho en defensa de una libertad de expresión que es plena en nuestro país, y que jamás existió durante los gobiernos de la cuarta. República.
El problema no es el pergamino, ni el número de colegiación. Al fin y al cabo conocemos a una importante cantidad de periodistas que sin haber pasado por las aulas universitarias ejercen un periodismo más honesto y responsables que algunos de estos invocadores de la titulitis.
Y aclaro que con esto no queremos negar la importancia de la academia, que la tiene, por supuesto, sólo que por ahí andan sueltos muchos analfabetas funcionales que intentan hacernos creer que un título es casi un milagro, una revelación, o una patente de corso que da permiso hasta para cometer el desatino de andar por las calles profetizando la verdad en pleno siglo XXI.
Para culminar la reflexión, les dejamos alguna de las insensateces y arbitrariedades de un documento por lo demás mal pensando, mal escrito y carente del más elemental sentido común:
“La profesionalización y la colegiación son la garantía un periodismo de calidad y ético”
“El Colegio Nacional de Periodistas tiene los mecanismos para salvaguardar la calidad del ejercicio de la profesión…”
“Haremos una campaña para el “posicionamiento de la imagen del periodista”
“Talleres de información y reflexión en tres niveles: estudiantes, egresados y los usurpadores de nuestra profesión”
“Dictar talleres a los medios comunitarios para evaluar el límite de sus competencias”
Por último un párrafo edulcorante y cursi que da risa y ganas de llorar a la vez. Aquí les va:
“La criminalización de mecanismos administrativos para controlar y amedrentar a medios y periodistas están siendo enfrentados por el gremio por un CNP unido como una sola persona, como periodistas que somos y que nos hemos preparado en nuestras universidades para cumplir con la misión que asumimos cuando nos graduamos y eso lo hemos afirmado acá, en esta Dirección Nacional Ampliada. Por eso, a los 4 años del “cierre de Radio Caracas Televisión”, el Colegio Nacional de Periodistas dice PRESENTE en la defensa de la Libertad de Expresión”,
Jajajaj , respondería Carlos Puebla.
jhocas10@hotmail.com