Este caso de la costa Oriental del lago fuese digno de risa, sino representara un curioso comportamiento de algunas personas teledirigidas por el pobrecito canal de televisión multado varias veces por Conatel, cuya parrilla mantiene a un pequeño sector de la sociedad venezolana en una paranoia colectiva. “La mujer del aceite” no es una ungida espiritual por milagros realizados, tampoco es un laico en funciones eclesiásticas, encargada del sagrado oleo impuesto en los templos y menos aun, una vendedora informal afamada por la venta de ese comestible. “La mujer del aceite es prima hermana de “la mujer del arroz”, se mantiene en los supermercados, mercados, tarantines o cualquier expendio popular o no, pendiente de la llegada de algún comestible de la dieta diaria, para barrer con la existencia del producto o por lo menos generar la matriz de opinión de que la mercancía se encuentra acaparada, incrementará su valor o desaparecerá por completo de los anaqueles en cualquier momento. Se le puede ver buscando entre los pasillos de los supermercados, con los ojos desorbitados, como cualquier revendedor preocupado y hacerse de varios productos de la misma especie, remata llamando a familiares y amigos, aunque del otro lado del móvil, se escuche: “Tranquila mamá, recuerda que ya tenemos seis cajas de aceite de girasol y ya parecemos venta de lubricantes….cálmate”.
Hace días el chino del supermercado “Baratillo”, bajó la santamaría por los empujones y jalones de mecha dentro de su local. Resulta que la llegada de la gandola de leche en polvo, desencadenó la histeria entre los compradores, habituados a desaparecer las tres marías: El aceite, el azúcar y la leche en polvo. Carritos van y carritos vienen de los tres productos. La meta es acabar con la mercancía en el menor tiempo posible. Existe un clase de personas, que parecen operadores de bolsa de valores, en este caso, operadores mediáticos del hambre, la diferencia: Aquellas compran y venden títulos de valores, realizan inversiones y benefician a sus contratantes, estos bolsas, solo crean el caos en sus comunidades y mantienen en constante zozobra a sus victimas, que compran productos aunque no necesiten y hacen largas colas, sin preguntar que venden al final del suplicio. La mujer o el hombre del aceite, de la leche, del azúcar o del arroz no ven marca, solo un rojo intenso de la rabia que da vivir en un régimen tan precario y para completar dicen que va a desaparecer la crema dental… ¿y ahora como voy a sonreír cuando ganemos el 2012?.... ¡No hay derecho chico!
Patria socialista y Chávez…..Estamos venciendo
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