Unidad en la diversidad

El silencio mediático nacional e internacional, secundado por una oposición interna huérfana de mensaje político y sentido de estado, no logró eclipsar la relevancia histórica que tiene la constitución de la CELAC. El que haya nacido en Caracas es un desagravio a Bolívar, quien murió viendo derrumbar el sueño de la unión, torpedeada por quienes conspiraron para privilegiar la relación colonial con el imperio naciente de EEUU. Es también un reconocimiento al liderazgo de Venezuela y del Presidente Chávez como el principal propulsor contemporáneo del proyecto bolivariano de la unidad regional.

En poco más de una década, con constancia y tesón, el Presidente Chávez fue abriéndole paso a esta iniciativa, batallando contra el ALCA e impulsando la construcción de PETROCARIBE, del ALBA y la UNASUR, empero, también de TELESUR y el BANCO DEL SUR. Fue una escalada paciente, con respeto a la soberanía de cada país, tolerante y respetuosa de las diferencias políticas, buscando la unidad en la diversidad. Se logró, sin prisa pero sin pausa, aun cuando queda mucho camino que andar hasta su consolidación.

La CELAC ha sido posible porque existen condiciones objetivas derivadas de la crisis sistémica del capitalismo y de la decadencia del imperialismo. También, de la existencia de condiciones subjetivas evidenciadas en los cambios que ha tenido el mapa político de ALC, resultantes del viraje progresivo de sus gobiernos hacia una izquierda democrática, antiimperialista, pluricultural y libertaria. La urgente necesidad de crear mecanismos mancomunados de defensa de las secuelas de la crisis periódicas del capitalismo y del contagio de los descalabros financieros que estas conlleva, ha originado una tendencia entre países de economías altamente dependientes, a protegerse mutuamente de las vorágines recurrentes que desencadenan la economía de “casino” con epicentro en Wall Street.

De nuevo ha crecido el protagonismo de los pueblos y, los regímenes dictatoriales, abiertos o encubiertos a través de democracias representativas formales, están quedando atrás. Con el declive del neoliberalismo, brilla otra vez en Nuestra América la luz de la independencia, la soberanía y la democracia.


gamarquez2@yahoo.com


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Gustavo Márquez Marín

Carabobeño, nacido en Valencia, ingeniero egresado de la Universidad de Carabobo donde también ejerció la docencia, durante la gestión del Presidente Hugo Chávez se desempeñó como Ministro de Industria y Comercio (1999), Ministro de Estado para la Integración y Comercio Exterior (2005-2007), Embajador en Austria y Representante Permanente ante los Organismos de Naciones Unidas en Viena (2001-2004), Comisario General del Pabellón de Venezuela en la Expo 2000 Hannover (1999-2001) y Miembro de la Comisión de Negociación con Colombia de las Áreas Marinas y Submarinas (1999-2001).

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