No podemos hacernos la vista gorda, es decir, hacernos los locos, los aturdidos, enratonados, semi prendidos, alumbrados o como lo quieran llamar, pues la autocensura funciona y es a diario.
Como todavía estamos lejos de la verdadera democracia que genera una revolución como la socialista y que evoluciona en Venezuela, es fácil que caigamos en las “debilidades políticas” de ignorar las realidades, como hacen los medios privados de la comunicación que tenemos en este país.
¡Facilito, pues!
Como hemos pasado por los más importantes medios de comunicación, sabemos de la manera como funcionan, como también lo saben algunos colegas profesionales que todavía permanecen en ellos, pero con ganas de alejarse para siempre.
Esos colegas que están en esos medios, saben, al igual que uno, que en el pasado los diarios siempre publicaban lo que podría definirse como noticias inocuas; algunas noticias interesadas pesaban más que las noticias reales, otras pasaban disfrazadas y algunas no interesadas eran obviadas por instrucciones de “arriba”. Eso siempre fue así y no creo que exista alguien con capacidad para negarlo.
A veces un “prominente personaje” de la oligarquía caía en esos extremos dramáticos y se suicidaba, y antes de que el conocimiento saliera de los medios a la calle, de los niveles jerárquicos salía una orden que decía: “Una noticia que diga que murió cristianamente”, cuando lo ocurrido había sido un desenlace violento y no precisamente cristiano.
¡Ha habido de todo y esto lo saben todos los periodistas!
Claro, hoy día tenemos otro tipo de comunicadores en los medios privados. Contados son los consecuentes con su profesión, otros tienen inclinaciones políticas –generalmente dadas por la relación vivida con la cercanía de sus fuentes- otros porque piensan en llegar a niveles ejecutivos y otros por el simple control, dominio, sobre su ingreso quincenal y mensual, popularmente conocido con la expresión “bozal de arepa”.
Es así y nade de eso puede ser ignorado ni escondido.
Y puede decirse que una versión diferente también funciona en el área de quienes sueñan y trabajan por la revolución. ¡Nadie debe extrañarse de eso porque es apreciable!
Hay quienes piensan que la revolución debe ser tan protegida, que no dan lugar a las críticas, sin llegar a pensar que ese tipo de actitud afecta a la propia revolución. Y surgen quienes piensan que “no debemos decir tal cosa porque en este momento nos acercamos a un proceso vital”, mientras algunos precisan que, “decir cosas como esas afectan al proceso político”, cuando lo más importante es seguir las orientaciones del líder, que siempre nos dice que andemos por el sendero de la verdad.
¡ Por eso la autocensura anda por ahí!
No hay dilema alguno en esta lucha revolucionara que se desarrolla en Venezuela, pues la verdad debe privar por encima de todas las cosas, aún cuando presuntos revolucionarios sean expuestos. Del lado de la democracia de mentira que ha vivido la oposición, nada hay que esperar, pues siempre han vivido en el mundo de la fantasía capitalista que les ha creado el imperio.
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