Es muy probable que el escocés John Baird y la célebre marioneta Bill, nunca se imaginaran que su obra maestra, sería un radical invento de proyección masiva, capaz de replantear y potenciar una nueva era en el complejo mundo de la Comunicación a escala global. Tras la premisa de ensayo y error, fueron muchos años los que valieron, para que en 1.925, se creara la primera experiencia real de TV, que se transmitía y recibía, empleando un par de discos separados por 2mm y síncrono a un mismo eje.
Posteriormente, el desarrollo de la Televisión se fue rediseñando y propagando, al ritmo de la aceptación y popularización de sus contenidos audiovisuales a nivel mundial. Hasta el punto, de conceptuarla como un sistema que transmite y recibe imágenes en movimiento y sonido a distancia, utilizando un mecanismo de difusión (ondas radiales, redes de TV por cable, o IPTV). El Televisor, se emplea como el aparato receptor. Su origen etimológico, proviene de la voz griega τῆλε (tēle, «lejos»), junto a la latina visiōnem (acusativo de visiō o visión).
No cabe duda, que la visión a distancia, ha generado desde el siglo XX, una revolución tecnológica, socio-cultural y protagónica en la manera en que los seres humanos interactúan con el resto de la Sociedad Moderna. Posicionándose como un gran sistema híbrido electrónico, que desde su adaptación a la vida cotidiana de las personas, ha sido de usufructo para en algunos casos: educar, entretener e informar oportunamente a las poblaciones ávidas de contenidos y en otras ocasiones, emerger como una colosal arma al servicio de: esclavizar, desinformar y disociar la realidad “real” que vivimos dentro de un contexto integrador.
La llamada “Cajita Mágica”, ha sorprendido a propios y extraños, gracias a la posibilidad de generar una amplia forma de divertimento, que poco a poco, viene consumiendo el tiempo de ocio en la gente. Los medios de Comunicación especializados en el área radioeléctrica, se encargan de constituir plantas televisoras, que bajo líneas editoriales, parrillas de programación y el tipo de contenidos a transmitir (recreación, deportivo, político, religioso), permiten la creación de un canal de TV, que como la vida misma, tendrá sus ciegos adeptos, críticos detractores y una genuina audiencia que suele ser relegada a la pasividad de ver y consumir el alimento, que otros deciden servir.
América Latina y la TV
A nivel global, cada empresa comunicacional transforma a la TV, en un lucrativo negocio que refleje su manera de comprender al mundo y la necesidad latente de que los televidentes se adhieran a esa forma de pensar. Desde el Monte Fuji en Japón, pasando por la Riviera Maya en México, las calles de Dunedin en Nueva Zelanda y llegando al parque Fénix en Irlanda; esa droga audiovisual, ha sido mal encaminada por quienes recetan la dosis diaria en sus pantallas, apartando a las personas de la pasión por leer un buen libro, pasar tiempo de calidad en familia, o disfrutar de la belleza del silencio, siempre presto a obligarnos a enfrentar lo que realmente somos en la vida.
En el caso de Latinoamérica, nunca ha sido fácil lidiar con el destructivo proceso de Transculturización, desaseado por el crecimiento de anti valores en el seno del modo de vida en la gente, y una disminución en el reconocimiento ideológico de nuestra ancestral cultura que cada día se auto descubre.
Tales distorsiones y evasivas de nuestra propia idiosincrasia, no escapan en el apartado comunicacional y tecnológico, que ejerce la TV y sus propuestas audiovisuales. La inicua cercanía con el país norteño de Estados Unidos, sigue siendo una mala influencia en preservar la identidad cultural que aflora en cualquier línea de investigación a estudiar.
Como era de suponer, las manos de los productores televisivos que ejercen su labor en nuestros senderos caribeños, siempre han estado al servicio de las barras y las estrellas, como una forma escalofriantemente: sumisa, insegura y borrega, en plasmar audiovisualmente, un lamentable calco de lo que el Tío SAM y su equipo de producción desde la ciudad de Nevada, a 150 kilómetros de las Vegas, se encargan de crear y rentabilizan en las atónitas mentes de sus ingenuos televidentes, que luchan para que la Luna no se pierda de vista, ante la llegada de cada uno de sus programas favoritos, que no reflejan una forma sana de recreación para el público.
La TV en Venezuela
Por desgracia, la Televisión venezolana, que data del 1 de enero de 1.953, cuando durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, se inauguró la “Televisora Nacional”, bajo la frecuencia radioeléctrica 76-82 MHz, en banda VHF, es un claro ejemplo del proceso irrisorio y tendencioso que los medios de comunicación en mayor o menor medida, han ejercido en la salud mental de sus televidentes.
Aunque la historia, fue un libro abierto en hojas de pulpa de celulosa, parece que los tiempos han cambiado, y virtualmente usted está en capacidad de acceder en línea dentro de ese pasado televisivo, capaz de refutar, timar o aceptar los juicios de valor que relatamos.
Sin alejarnos de la realidad, hasta hace pocos años, hemos padecido de programas de TV, que fácilmente podrían ser desechados a la basura por ser nocivos para el equilibrio de una conciencia humanista y bien intencionada. Esa necesidad de consumismo, en adquirir bienes y servicios, ha sido solapada por publicidades del ingenio cabalístico de las agencias, de generar una conducta materialista en la gente, sin una ética y moral que las acompañe.
Te vacían espiritualmente, sin una sola gota de discernimiento, gracias a los juegos de lotería, el ventajismo financiero y la dramaturgia de esquivar la belleza del silencio, que otra vez, nos obliga a enfrentar lo que realmente fuimos, somos y podríamos llegar a ser. Les llevan a saquear el alma, presos de una sociedad capitalista, que por décadas ha dejado que ese vidrio alarmista, lleno de anti valores y prejuicios sociales, les haga olvidar que la naturaleza del Universo, un día nos vio nacer en vivo y directo, sin imágenes satelitales ni artificios hollywoodenses que sintonizar.
El problema se ha cuantificado en Venezuela, debido a los altos índice de tele audiencia que registran los medios de comunicación privados venezolanos, que transmiten en señal abierta a todo el país. Esa pieza del rompecabezas, ha sido siempre conectada a los intereses de los propietarios, que dejan que todo lo miserable que llevan por dentro, evoque una oferta televisiva lo suficientemente astuta, para que la gente crea que esos contenidos, son un reflejo de sus preferencias y necesidades, sin agudizar el sentido crítico de lo que allí se transmite.
Por ejemplo, es insólito ver como en pleno siglo XXI, se transmita “El Chavo Del 8”, una serie infantil que aunque marco pauta en su época (hace más de 2 décadas), es en la actualidad, una escalofriante manera de agravar la problemática televisiva. O sintonizar programas de TV, que hacen apología al: delito, el narcotráfico, la obscenidad en cuerpo y alma, sin aparentemente pensar, que allá afuera en el mundo “real”, hay televidentes en comedores públicos, salas de familia, locales comerciales y hasta en nuestro hogar, que observan ese libertinaje circense del Diablo.
¿Es muy complejo, transmitir en esos horarios, programas que entretengan a la gente?, pero que sean de corte: ecológico, en preservar el medio ambiente, ayudar al prójimo, afianzar valores solidarios o culturizar sin generar cultura de lucro. ¿Es tan complejo?, quizás para sus despiadadas intenciones, sea más que una efímera utopía.
Pese a ello, el Sistema Nacional de Medios Públicos en Venezuela, se ha venido desarrollando como una expresión comunicacional, capaz de generar una nueva forma de informar, entretener y educar a los televidentes, radioescuchas y lectores, con un profundo respeto de quienes están dispuestos a dedicar parte de su tiempo en la vida, a sus contenidos audiovisuales.
Actualmente, La Corporación Venezolana de Radiodifusión, es un referente informativo en Suramérica, gracias a la integración de medios públicos venezolanos de corte nacional y regional, como los medios impresos: “El Correo del Orinoco”, las estaciones radiales “La Radio del Sur” y “YVKE Mundial” y las televisoras “ANTV”, “Vive TV” y “Tves”.
¡Choca esos Cinco!
Precisamente, la Televisora Venezolana Social (TVes), es una estación televisiva pública, que opera bajo el patrocinio del Estado venezolano y que además salió al aire el lunes 28 de mayo de 2007 por el canal 2 en señal abierta para todo el país. Dicho canal de TV, ha venido desde sus inicios, replanteando la forma de ver y asimilar las propuestas audiovisuales que se transmiten, en gran medida, por la diversificación de la oferta programática.
Se incluyen espacios: ecológicos, de folclore venezolano, deportivos, culturales y de sana recreación, que sin dudas, se alejan a millas de distancia, de los contenidos que ofrecen los medios privados en Venezuela, que como se observó, son fuente de anti valores. En Tves se transmiten programas como “Experiencia Biosónica”, “Oído al Tambor”, “Conoce a Venezuela”, “Eco Urbano” “Tic Tac La Hora de Crear” y “Querencias”. Son alternativas televisivas para todos los gustos, muchos programas son de Producción Nacional Independiente (PNI) y que responden a las exigencias culturales de los venezolanos.
A su vez, se emiten espacios deportivos que recogen los eventos nacionales e internacionales en los que realmente hay pasión venezolana por la competitividad sana de los atletas, y no los que hacen del deporte un incipiente lucro. Tves ha transmitido: los XXX Juegos Deportivos Inter-Academias Militares, los XVIII Juegos Deportivos
Nacionales Venezuela 2011, el Campeonato Nacional de Natación 2012, y otros torneos y disciplinas en los que participan representantes de la Selección Nacional.
De igual manera, se transmiten programas mañaneros como “Conexión Yoga” o “Había una vez en el arte” que definitivamente son una opción más agradable que los montajes políticos de otros canales de TV. Sin dejar de proyectar musicalmente conciertos que incluyen: filarmónicas, cantos urbanos, reggae, ska y sonidos afro-caribeños que representan nuestras raíces culturales.
Mientras que los cinéfilos venezolanos, disfrutan en Tves de Ciclos especiales y semanas dedicadas a lo mejor de las producciones nacionales y de Hispanoamérica, tanto esos clásicos de nuestra región, como las tendencias audiovisuales actuales. Por ejemplo, se han transmitido: “El Atentado”, “Cheila una Casa Pa’ Maita “, “Muerte en Alto Contraste”, “El Regalo”, entre otras producciones, que exploran temáticas y conceptos visuales interesantes para que el televidente se adentre en la historia.
Muy distinto, a las interminables “balaceras”, sangre y extrema violencia, de las cintas “gringas” transmitidas en los medios privados, que simplemente, intentan acrecentar la necesidad de venganza, resentimiento y desasosiego en los televidentes que las presencian, lo que repercute en las problemáticas Psicosociales que enfrenta el venezolano, en su interacción con el Medio.
Uno de los aspectos más destacables de Tves, es el respeto que existe al televidente, como individuo capaz de generar sus propios juicios de valor y criticas a los programas que se transmitan. La mayoría de los contenidos audiovisuales son de sana recreación para la familia y aquellos que ameritan supervisión de los padres o representantes, por el lenguaje o imágenes violentas, son claramente señalados para evitar que los más pequeños de la casa salgan perjudicados.
Un hecho que no ocurre en la Televisión de las empresas privadas, que gracias a la pasividad y en algunos casos complicidad de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), se transmiten mensajes de forma subliminal y explícitas en los programas emitidos en horarios de todo público.
Por otro lado, esos temas erróneamente “Tabú” que se edifican en el colectivo social de los pueblos, son abierta y seriamente discutidos en Tves, con el fin de generar propuestas de calidad y poner en tela de juicio, las temáticas que en medios privados no existen, porque su propia programación se encarga de alentar y ocultar en los televidentes.
El problema del “Bullying” en los colegios venezolanos, el contenido sexual explícito en las telenovelas, lo perjudicial de los refrescos para la salud, los casos de abuso sexual a menores por parte de representantes de la Iglesia Católica o el caso de los implantes mamarios defectuosos, son tópicos de análisis en programas especiales y documentales que se transmiten para generar ideas debatibles.
En estos días, Tves celebra su 5to Aniversario como planta televisora al servicio de una sociedad venezolana que reclama contenidos audiovisuales de calidad y que exploren un nivel de conciencia superior. Poco a poco, el canal ha venido ganando más adeptos de todas las edades, gracias a su ingeniosa propuesta televisiva.
Ojalá que cuando Tves, se sitúe como el canal preferido por la audiencia venezolana, siga mantenido ese grado de respeto al televidente y esas ganas de trabajar con un sentido ecléctico. pero de responsabilidad social en sus contenidos. Y de esa forma, mantenerse lo más lejos posible, de las garras tóxicas por la transculturización que ofrecen los medios privados venezolanos.
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