Algo para recordar
Se impone que
refresquemos de cuando en cuando la memoria, la que, en general,
tiende a olvidar muy rápido, para que esa repudiable conducta
sea abandonada
por vía de ponerla al descubierta cada vez que muestre su
porquería y exhale su
fetidez, de manera que sus autores adviertan que pierden el
tiempo, pues es ya
casi imposible seguir engañando a base de decir todo lo
contrario a lo que
sucede, así como seguir ocultando información trascendente y/o
sesgarla, pues
el pueblo, en general, ya sabe leer entre líneas y dispone hoy,
además, de
otras fuentes que se manejan con la verdad y el mayor
equilibrio. Pero, por
otra parte y eso está a la vista de ese pueblo que en su inmensa
mayoría sabe
que esos medios, sobre todo los impresos, como El Nacional, El
Universal, El Impulso, El Carabobeño y los
pasquines de Tal Cual y El Nuevo País, entre otros, muy poco se
venden y que
son demasiados los ejemplares que se quedan fríos en los
kioscos…
Veamos estos tres casos sucedidos durante los últimos doce años
que, en nuestra
opinión, han resultado como los más emblemáticos para un
periodismo repudiable
que nadie desea:
1) El silencio informativo de abril/02 es, quizás, el mayor
esfuerzo que
desplegaron los medios comprometidos con el golpe de estado para
coadyuvar a su
éxito y darle piso sólido al llamado gobierno de transición.
Recordemos
que mientras Carmona Estanga se auto juramentaba como dictador,
el Presidente
Chávez era secuestrado para ser asesinado, los Alcaldes de
Primero Justicia,
Enrique Capriles Radosnki y Leopoldo López, se convertían en
cancerberos del
nuevo régimen para perseguir a los funcionarios del gobierno
derrocado, para
asediar embajadas, como ocurrió con la de Cuba y por su parte la
Policía
Metropolitana al mando de Alfredo Peña y de sus secuaces, los
Comisarios
Simonovis, Vivas y Forero, arremetía con el mayor salvajismo en
contra del
pueblo, esos medios impresos no circularon y la televisión
comercial se dedicó
a transmitir solamente comiquitas y, por supuesto, mensajes
publicitarios;
2) La periodista de El Nacional, Ibeyise Pacheco, acusó através
de ese mismo
diario de gran corrupto por la venta clandestina de gasolina a
un hijo del
entonces Presidente de PDVSA, Alí Rodríguez Araque, no obstante
que ese sagrado
ser que como hijo era para Rodríguez, había fallecido trece años
antes siendo
apenas un adolescente. Allí la periodista no solamente incurrió
en el grave
delito de injuriar a un ser humano ya muerto, con base en una
asquerosa y
temeraria falsedad, incumpliendo deliberadamente con principios
elementales del
ejercicio dle periodismo consagrados, por otra parte, en el
Código de Ética del
gremio (Artículos 5, 8, 11 y 19)*
3) El mismo diario El Nacional publica, en otra edición (domingo
3 de marzo/2002), con amplio despliegue
de primera página, que el prestigioso periodista Ignacio
Ramonet, del diario
francés "Le Monde Diplomatic", se deslindaba del gobierno de
Chávez y
lo acusaba de barbaridades y resultó que esa noticia había sido
inventada por
un estudiante mexicano como parte de un trabajo de investigación
que le había
requerido la universidad donde estudiaba periodismo,
precisamente para demostrar la muy poca credibilidad de los
medios...(**)
Qué bajeza
mayúscula...! Pero allí están igualitos, como si no hubieran
roto un plato, abusando de la libertad de expresión a más no
poder y, al mismo
tiempo, vociferando ante el mundo todo que Venezuela padece una
férrea
dictadura.
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(*) Código de ética del Periodista venezolano - MinCI
(**) Declaraciones de Ramonet semanas después en un foro sobre periodismo (forumdesalternatives.org): “...un día unos amigos me llaman y me comentan que el diario El Nacional de Caracas acababa de publicar en primera plana, una entrevista que me habían realizado en la que decía que el presidente Chávez era la persona más vulgar que me había encontrado en mi vida, que era un personaje no fiable, y que era inconcebible que se le hubiera confiado la dirección de un país. Yo les contesté que nunca había dicho eso, y que no había hecho esas declaraciones. Me insistieron en que el diario sostenía que un periodista me había hecho una entrevista en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y daba unos detalles muy precisos. Yo había estado en San Cristóbal en esos días, hice un libro de conversaciones con el subcomandante Marcos, di algunas entrevistas, pero insistí en que yo no puedo haber dicho eso, porque no lo pensaba. Me sorprendió que El Nacional, conozco muy bien a su director, haya publicado esa entrevista sin consultarme, para verificarla les comenté. Hago una investigación y muy pronto descubro que esa entrevista la escribió un estudiante mexicano de periodismo de una escuela de San Antonio de Texas, que estaba trabajando en una tesis sobre la poca credibilidad de los periódicos latinoamericanos. Para demostrar esto, que publicaban lo primero que se les presentaba, inventó esa entrevista, nunca me había visto, y se la propuso a varios periódicos. Llamé al director de El Nacional, le expliqué lo que había pasado y pedí que desmintiera la entrevista. Publicaron el desmentido 3 o 4 días después en una página perdida y en unas cinco líneas”.