Pobre de mí, sempiterno iluso que llegué a casita con ganas de meter mis pies bajo la mesa pero, oh, que no me esperaba la sopa caliente sino una notica anónima, irrespetuosa, panfletaria y ofensiva donde se me dijo de todo menos lo apropiado.
Pero no me enojé sino que me divertí y bastante. Y, por si fuere poco hasta ahí, os cuento a continuación, para más y mejor.
La moraleja viene al caso porque quiero significar el hecho de que cuando uno no logra lo que desea no debe desanimarse, todo lo contrario, pensar que otra vez será, y luchar y luchar pero siempre apelando a la autocrítica, siempre poner lo imponderable en el programa y nunca echarle toda la culpa de lo malo a los demás y asumir lo bueno, lo bien hecho, para sí.
Pero, no hay mal que no venga por bien, la cosa es que dispuse husmear en la red y, en efecto, escarbando ahí topé con la desconocida foto de Capriles vuelto chicha, esfaratao, sudao, lo que me hizo mucha gracia porque él se la echa de gran cacao y dulcito, siendo que sólo es un sigüí.
Al respecto, inferí que la tal Roberta Jacobson debe haber visto esa bicha, por lo que se molestó tanto y para compensar se puso a decir necedades y entre ellas, que Capriles era su candidato favorito.
Se ve que la referida Roberta adolece de mal gusto; dios le pone sombrero al que no tiene cabeza, he ahí el caso. Ella debe meter su narizota allá en su patria, que bastante razones debe tener, no acá.
Presiento que Capriles ya sabe que Nicolás va a escachaparlo el 14 de abril y esa noción le rondó la cabeza, por lo que se desmayó tan feo.
Por cierto que aplaudo a la compatriota Tibisay, Presidenta del CNE, por su oportuna y maravillosa respuesta a la maleducada Roberta, que amenazó abusivamente al CNE.
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