El plan de desconocimiento de los resultados del CNE fue conocido y advertido. Las declaraciones hechas antes de las elecciones del 14-A por el Departamento de Estado en voz de Roberta Jackobson, también por Ramón Aveledo, Alfonso Marquina y María Machado, intentaban desacreditar al sistema electoral venezolano, generando desconfianza a la población venezolana y mundial, para que luego de cantar “fraude” lo asuman así y automáticamente se generaron escenarios de violencia y muertes que ya conocemos. Todo secundado por los medios de la tergiversación nacionales e internacionales.
Los medios de difusión internacionales en Europa y Estados Unidos ya comienzan a reproducir el mismo guión mediático empleado por lo sucedido en el Norte del África y el Medio Oriente que llamaron “La Primavera Árabe” (en Libia, Túnez, Egipto y Siria). Contra Venezuela repiten el mismo discurso para inducir una falsa matriz de opinión de una supuesta “Primavera” en Venezuela o inicio de una “verdadera Revolución” en el país. El escenario internacional se prepara.
Estados Unidos ha manifestado públicamente no reconocer los resultados electorales que dieron la victoria a Nicolás Maduro Moros. Por su parte el Partido Popular (PP) derechista de España y la Unión Europea han dado otro paso en el mismo sentido. Aunque España finalmente haya terminado por reconocer la victoria de Nicolás Maduro, la Unión Europea emplea una posición ambigua.
La desestabilización del país es parte del plan diseñado por los laboratorios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Europa e Israel, puesto al servicio de la derecha venezolana. La campaña electoral del candidato de la burguesía Henrique Capriles Radonsky develó lo efectivo que han sido estos laboratorios al lograr manipular la consciencia de muchos venezolanos que antes eran afectos al gobierno revolucionario. El conocido “Golpe Suave” consiste precisamente en la manipulación mediática y el ocultamiento de la verdad sobre los resultados electorales del 14 de Abril para crear un clima de descontento y zozobra en todo el país, de manera que permita generar división dentro de las fuerzas armadas y provocar un Golpe de Estado, desatar la violencia por parte de grupos fascistas y mercenarios apoyados por una parte de la población venezolana disociada ansiosa de “venganza”.
Los pueblos árabes de Siria y Libia han pagado con mucha sangre por la irresponsabilidad de las derechas parásitas en aquellos países. Si la derecha venezolana no logra su propósito de destruir el gobierno revolucionario por la vía violenta, procurarán su desgaste hasta un eventual proceso revocatorio a mitad del periodo constitucional, ahí el trabajo se centrará en impedirle a Nicolás Maduro que gobierne y sea reconocido por su gestión, una realidad paralela de ingobernabilidad e inseguridad será impuesto a través de los medios privados, tal medida será esencial para la ejecución de este plan “Golpe mediático suave”.
Los responsables de la desestabilización del país esperan que la violencia termine por imponerse para justificar la intervención extranjera. Pero este escenario, aunque soñada por los más ultrosos apátridas venezolanos, y algunos desde Estados Unidos, sería muy difícil debido a la vocación pacífica de la mayoría del pueblo venezolano y la acción de los organismos internacionales UNASUR, CELAC, ALBA y ONU (veto de China y Rusia) que buscarían evitarlo. Este escenario no sería a la larga de mucho provecho político para Estados Unidos.
Pero el imperialismo es paciente y evita cometer los errores propios del inmediatismo aventurero de los más desesperados.
Hasta el momento la burguesía ha fracasado en su plan de desestabilizar el país. A raíz del fracaso electoral del candidato de la derecha venezolana, la fortaleza moral de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB) y el rechazo al fascismo que en las últimas horas ha venido creciendo entre las mayorías del país, ahora parece retroceder e imponerse la tesis de quienes apuestan más por el desgaste de la Revolución Bolivariana que la salida violenta. Aunque ambas cartas o salidas siempre estarán planteadas para la burguesía.
La derecha no dejará de persistir en calentar las calles del país para mantener movilizados a sus bases sociales disociadas y así procurar el desgaste de la revolución. La estrategia es destruir poco a poco, desde dentro y fuera, a la Revolución Bolivariana para facilitar su caída. El imperialismo y sus lacayos esperan hacerse del poder del Estado en bandeja de plata, sin mucho trauma, bien sea por medio de un proceso revocatorio (a escasos 3 años) o esperar hasta el fin del periodo presidencial de 6 años. El desgaste les permitiría desintegrar el ejemplo y legado de la Revolución Bolivariana y del Presidente Chávez por mucho tiempo, sin necesidad de mucha sangre. Así el Poncio Pilatos se lavaría las manos en agua y no en sangre. Algo parecido a lo ocurrido con la URSS y los países del campo socialista aliados en el pacto de Varsovia.
Es por ello que el gobierno revolucionario ha prendido todas sus alertas y se prepara ante todos los escenarios planteados. Todos sus voceros y líderes populares han hecho imperativos llamados al pueblo para evitar caer en las provocaciones de los violentos que conviene al plan de intervención de los Estados Unidos.
Las instituciones de seguridad del Estado deben seguir investigando y develando los planes de los fascistas como lo hicieron al evitar el choque entre las marchas del 1 de mayo y develar la esencial razón del show en la Asamblea Nacional, así neutralizarlos a tiempo en pro de la estabilidad de la Patria y la protección del voto soberano de las mayorías del pueblo que han decidido continuar con la construcción del socialismo bajo el liderazgo de Nicolás Maduro, hombre del pueblo, un Camarada integro, hijo de nuestro Chávez.
Estado venezolano debe imponerse para evitar males mayores y que la anarquía se apodere del país. La Ley debe hacerse respetar y los responsables intelectuales y materiales de los crímenes desatados por el fascismo deben ir a prisión. El excandidato presidencial del imperialismo estadounidense y del sionismo, Henrique Capriles Radonsky, es el responsable principal de las muertes y la destrucción que hemos presenciado en este último mes; es un criminal que ha violado las leyes del país. Capriles debe pagar con prisión por sus delitos. Pero debemos estar claros que este personaje es un tentáculo más del imperialismo que a cualquier precio asedia al país y a la Revolución.
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