En Venezuela siempre ha existido la tentación de algunos propietarios de medios de comunicación privados, de acceder al poder político. Tal vez el intento mejor planificado ha sido el del grupo Roraima y las empresas 1BC.
A principio de los Ochenta RCTV, el Diario de Caracas, y una red de emisoras de radio, aprovechando la crisis económica, propusieron por primera vez en la historia republicana un proyecto político de corte fascista, sustentado en un discurso ideológico contra la democracia, el estado, y la participación de ciudadanos en los asuntos públicos, el libro de Marcel Granier: “La Generación de Relevo Vs el Estado Omnipotente”, es una prueba de lo que se tramaba en esos días.
El grupo 1BC estaba dedicado a las exportaciones, y a la venta de aviones y armas al ejército venezolano. Tenía cercanía al gran capital que pretendía imponer un gobierno de minorías inteligentes, en función de los intereses económicos de unas élites que luchaban desesperadas por el reparto de la renta petrolera.
En ese tiempo de los ochentas los noticieros de las televisoras privadas, iniciaron un proceso de sustitución de sus pantallas de quienes no exteriorizaban el ideal de la raza blanca, más tarde a principio de los noventa en algunas discotecas del este de Caracas, a los afro descendientes se le prohibía la entrada.
El Fascismo se valía de cualquier forma para justificar su proyecto político, incluso esa minoría representante del capital pensó en la posibilidad de un putsch como salida a la crisis de liderazgo de la derecha ortodoxa.
Así se inicia el forjamiento de la llamada generación de relevo, bajo el auspicio del partido republicano de los Estados Unidos. Se fomenta la desaparición de los partidos tradicionales que van a ser sustituidos por organizaciones no gubernamentales, de donde nace Primero Justicia, y una generación de dirigentes fascistas como: Leopoldo López, Gerardo Blyde, Julio Borges, y Capriles Radonsky.
En su esencia y naturaleza Primero Justicia es un partido fascista, donde el cinismo y la mentira se utiliza sin rubor, para ellos la voluntad y la acción va a imponerse sobre la razón y las normas, por eso cuesta reconocer al árbitro electoral, el espíritu guerrerista se está por encima del pacifismo, lo que los ha hecho participar en todos los actos violentos y planes de golpe de estado.
A partir del año 1998 los medios de comunicación sucumbieron al embrujo de los líderes de Primero Justicia, y mercadean su presunta eficiencia técnica como la solución para el país, tratando de desideologizar la política. En la TV y en el Diario el Nacional, aparecen las primeras muestras de la superioridad racial, al calificar al pueblo de “Chusma, pata en el suelo”, y que hoy día se ha extendido hasta la tristemente célebre “merienda de negros”
Desde el año dos mil los dueños de medios de comunicación asumen la dirección política, y el fascismo definitivamente gana la batalla interna en la oposición. En la TV el fascio se pone de moda, y se promociona abiertamente, a través de la people politic. Los medios privados empiezan un proceso enajenante que los lleva a mentir con cinismo y desparpajo. La intolerancia, el revanchismo, el odio, son los ingredientes de una fiebre que se propaga, y se propone barrer al chavismo, y llevarlo a campos de concentración para reeducarlo.
Cuando muchos pensábamos ingenuamente que el fascio estaba muerto, resurge con más fuerza, para en un acto aberrante propio de bestezuelas enajenadas destruir instituciones médicas, y asesinar a mansalva dirigentes sociales, y defender los principios más abyectos de un programa de gobierno totalitario y excluyente que para confundir se disfraza de democracía, y participa en elecciones, pero su objetivo es someter a una vil servidumbre al pueblo de Venezuela. Sin duda que la TV venezolana ha pincelado la inmundicia del fascismo, lo ha vestido de glamour , y lo ha llevado hasta las pasarelas.
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