La Hojilla: ¡Es preferible la verdad en la guerra que la mentira en la paz!

Seguramente en la televisión comercial existen técnicas muy sofisticadas de mercadotecnia y de medición de rendimiento financiero que determinan el momento cuando un programa televisivo agota su ciclo. Ignoramos si esos mismos criterios son los que se consideraron en el canal del Estado para que el principal vocero del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información afirme que La Hojilla “cumplió un valioso ciclo en la defensa de la Revolución” y que ya se debe dejar de seguir transmitiéndose. En otras palabras, no queda muy claro si el “valioso ciclo” que culmina se refiere a que fue valioso por la sintonía que tuvo, por la rentabilidad financiera del programa o si fue valioso al momento de defender la revolución y que ahora la misma ya está tan bien defendida y blindada que no amerita que se siga haciéndolo. Eso, si de verdad se quiere actuar coherentemente, debería ser mejor explicado mucho más allá que a través de unas pocas líneas en el twitter.

Se sabe que si se quiere hacer una revolución, primordialmente tiene que actuarse a través de la lucha de ideas y del debate. Este debate debe impulsarse desde todos los flancos posibles porque desde todos los flancos posibles la oposición ha estado arremetiendo contra este proyecto político utilizando toda clase de mecanismos, por lo que no pareciera ser convienente cerrar opciones comunicacionales por que, al hacerlo, los adversarios políticos pudieran interpretar como que se ha bajado la guardia y hay que aprovechar para sacar ventaja.

Al respecto, creemos que uno de los principales obstáculos que afronta este proceso político es que muchos de los encargados de llevar las riendas y liderar posiciones de cambio que amerita el mismo asumen posturas timoratas en las que creen que se pueden lograr los objetivos tratando de incomodar lo menos posible a quienes adversan la revolución. Esto pasa por igual en universidades, oficinas públicas, urbanizaciones y, en fin, en todos aquellos espacios en los que la ocasión pueda ameritar la posibilidad de fijar posición política en determinado momento. No debería ser posible, por ejemplo, que en un salón de clases haya profesores en universidades públicas que no puedan declararse radicalmente socialistas por la comodidad de evitar conflictos y divisiones en el curso, cuando más bien eso debería aprovecharse para fomentar el debate, la participación y el aprendizaje de parte y parte.

Quisiéramos estar lejos de creer que la salida del aire del programa “La Hojilla” es una forma cómoda y timorata de querer huir de la confrontación de ideas tan necesarias en este momento para el logro del proyecto político en el que estamos inmersos. En ese sentido, es bueno recordar que la búsqueda de atajos queriendo hacer más cómodo el camino a veces termina mandando al viajero a realizar un recorrido en círculos que lo lleva al inicio del mismo, con la diferencia de que el mismo termina cansado y desanimado y ya no le provoca continuar el viaje emprendido. Si el debate en “La Hojilla” puede ser académico o inculto, ordinario o refinado, grato o ingrato, es otro punto que puede revisarse pero eso no implica que deba dejar de darse el mismo.

Por otra parte, la defensa de la revolución no puede estar supeditada a un “ciclo”, sino que tiene que ser algo permanente y sin descanso porque de igual manera, permanentemente y sin descanso, hay muchos actores interesados que están tratando y deseando que este proceso culmine.

Por último, creemos que si los encargados comunicacionales del gobierno lo que quieren es promover que se deje de decir verdades “ácidas” en los medios del Estado para que en su lugar haya espacio para mentiras “ligeras”, en una supuesta búsqueda de pacificar el país, en realidad lo que estarán logrando es crearle a la gente la percepción de que están dándole la espalda en su deseo de que siempre existan voces como las de “La Hojilla” en las que libremente se le canten las verdades a la oposición. Nadie debe olvidar que estamos en una guerra comunicacional en la que seguramente será mucho más beneficioso enterarnos de verdades temerarias que generen controversias, antes que mentiras o medias verdades que únicamente busque mantener una paz ficticia.

rrhhmark@yahoo.com


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Marcos Henríquez

Licenciado en Historia. Investigador y docente universitario.

 henriquezm1970@gmail.com

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