El nombramiento del periodista Ernesto Villegas como Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información, por parte del Comandante Chávez, fue una decisión que los comunicadores populares, en general, saludamos con mucha alegría y esperanza. La trayectoria de Villegas como comunicador, luchador social y como activo y consecuente militante del proyecto político bolivariano nos hacía ser optimista con relación a su previsible labor al frente del ministerio rector de la comunicación en el país. En muchos aspectos, de la gestión realizada, sentimos que no nos equivocamos cuando presumimos sobre la consecuencia y el compromiso militante del novel pero tesonero nuevo ministro. Su postura en los momentos difíciles que le correspondió vivir al país y al pueblo venezolano, con motivo, primero, de la fase final que vivió el Comandante Chávez durante su penosa enfermedad y, luego, ante su infausta ausencia física, evidenció el talante revolucionario del más joven de los hermanos Villegas.
Igualmente cuando anunció el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI), nos sentimos reivindicados porque en el enfoque que desarrolló, el Ministro Villegas, en el diseño y presentación de esta política, observamos gran correspondencia con los planteamientos que hemos venido sosteniendo, desde el MoMAC, en torno a esta arista de la comunicación: propender a que el pueblo se involucre en el quehacer comunicacional, asumiéndolo como sujeto de la comunicación y no como mero objeto receptor del mensaje concebido por los adelantados de la comunicación, cualquiera ellos sean; enfoque este, nuestro, que va más allá de la concepción de la comunicación como un hecho colectivo y multidireccional, de por sí de alta factura crítica y cuestionadora del sistema convencional comunicacional; sino por el marco de la coyuntura que vive el país, con el insurgimiento de la liberadora revolución bolivariana, que ha conllevado el ataque más desmedido al que haya sido expuesto pueblo alguno por parte del dispositivo mediático imperial; hemos sostenido que frente a la guerra mediática a la cual está sometida la sociedad venezolana, como fase inicial de la guerra de cuarta generación,( esa que se libra en la mente de cada ciudadano venezolano) concebida y desplegada por el imperio estadounidense, se hace necesario e impostergable armar y desarrollar la estratégica respuesta bolivariana, la guerra popular comunicacional, con la cual poder contener y repeler el embate del mensaje imperial y de la derecha apátrida; en este sentido, el involucramiento del pueblo en la cuestión comunicacional es, sencillamente, de vital importancia, determinante, para salir airoso en una confrontación de esta naturaleza. Los medios afiliados al Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP), por supuesto, que están llamados a jugar y juegan un relevante papel en esta lucha, pero no logran copar el amplio campo de batalla en la cual se libra. Por ello, los Medios Alternativos y Comunitarios (MAC), tienen, también, una importantísima posición de combate que cumplir, pero, evidentemente, no basta, hay que integrar, incorporar al pueblo bolivariano a esta confrontación en la que está de por medio la sobrevivencia de la Patria y del proyecto nuestroamericano.
Siendo en estos dos aspectos, la vitalidad de los MAC y la masificación del quehacer comunicacional, en los que vemos la flojedad en la gestión ministerial. Sentimos que el ministro Villegas ha perdido empuje con relación a su arranque inicial, pero más que eso, ha variado en su disposición en cuanto al apoyo a la comunicación popular, alternativa y comunitaria, por lo menos, en cuanto a la prensa escrita alternativa; se hace ostensible que Ernesto Villegas le ha quitado o le ha restado el apoyo inicialmente vislumbrado, sin que haya mediado ningún diálogo ni compartido escenario en el que se razone los fundamentos que expliquen el viraje ministerial en torno a la comunicación popular escrita. Sencillamente a los MAC impresos se les ha negado todo tipo de apoyo o asidero como para que estos puedan sustentarse, más allá de la retórica de ocasión. En las circunstancias en que se encuentra el país, en las que la derecha viene arremetiendo, preparando una estocada final en contra de la estabilidad y supervivencia del proyecto político bolivariano, tal decisión burocrática más que una temeridad es una soberana insensatez por no denominarla como lo que realmente es. Igual consideración nos merece lo referente a la incorporación o involucramiento del colectivo social en la actividad comunicacional, fuera de los enunciados televisivos, no terminan de concretarse medidas precisas y efectivas para facilitar o estimular que el pueblo se asuma como sujeto de la comunicación. Vamos ministro, lo instamos a dar un paso al frente, ábrase al debate con todo los sectores de la comunicación y del movimiento popular, quizás se sorprenda positivamente de las ideas o propuestas que puedan surgir de un diálogo de esa naturaleza; tenga presente que la derecha y el imperio no esperan por nosotros.