En la cultura capitalista y en la cultura del socialismo soviético que fue exportado a otras revoluciones, se manejó y se ha venido manejando un criterio equivocado de lo que debe ser la libertad de expresión en los mass media o medios de comunicación. Nos corresponde ahora dentro del marco de la revolución bolivariana, manejar un concepto innovador al respecto, pues uno de los principios de nuestra revolución es la responsabilidad y corresponsabilidad en todos los ámbitos.
De lo anterior, podemos partir del concepto de Simón Rodríguez al respecto. El decía: “Entiéndese por libertad de imprenta, la facultad que dan los conocimientos para abogar por el bien común, no la licencia que se toman las pasiones para denigrar al que lo promueve”. Interpretando a Rodríguez, la libertad de creación y publicación en medios masivos, debe partir de las necesidades sociales más sentidas, las comunicaciones, deben a su vez articularse con la sociedad en favor del bien común. Esta postura, esta abiertamente en contraposición con la forma tradicional de hacer la comunicación en el marco del capitalismo especialmente, ya que los medios tienen un carácter fundamentalmente comercial y el propósito es vender, se erigen estrategias de comunicación amarillistas, sensacionalistas, que promueven el consumismo y que banalizan aquellos valores fundamentales y necesarios para el bienestar de la comunidad.
Con la libertad de expresión mal entendida, estamos impulsando los vicios de la cultura capitalista. Por ejemplo, a través del Internet mal utilizado se esta distorsionando la formación de los más jóvenes, ante la pornografía y violencia disponible en paginas web y en videojuegos en línea. En los programas televisivos comerciales, a través de las novelas, donde se promueven antivalores en la familia, se basan en un criterio equivocado de que así es la realidad, cuando esa realidad es también producto de lo que ellos han contribuido a crear. En algunos de los medios impresos también se promueve la violencia, a través de editoriales e imágenes, se mediatiza al público presentando la violencia como un problema social, haciendo de este un tema de carroña política, un tema politizado, y no lo presentan como lo que es, un problema social estructural que a través de la exclusión sistémica ha convertido a la violencia criminal en un componente de la cultura de nuestras grandes ciudades.
Rodríguez señalaba: “Destiérrese de las sociedades cultas, el pernicioso abuso de la prensa… No se permitirá a un particular, la libertad de insultar a las naciones, ni a sus jefes, bajo pretexto de dar su parecer a favor de los pueblos… Las guerras actuales se deben en gran parte a la indiscreción de los diaristas y a la imprudencia de los gabinetes” Para desglosar esta idea de Rodríguez, hay que poner algo en perspectiva: en este mundo globalizado, controlado por los centros hegemónicos del capitalismo, existe la clara determinación de someter a cualquier pueblo o nación que decida deslindarse de la agenda económica y política de los centros hegemónicos en busca de un proyecto alternativo. Las comunicaciones, son un instrumento de dichos centros de poder, pues han idiotizado a masas enteras, han manipulado la opinión pública internacional, han silenciado u omitido las voces de muchos, para lograr los objetivos de los grupos dominantes: guerras, golpes de Estado, satanización de líderes, estigmatización de movimientos insurgentes, sometimiento cultural, promoción del capitalismo como forma de vida, entre otros. Los ejemplos concretos están por todas partes, para nombrar solo algunos de los mas recientes tenemos: Afganistán, Irak, Iran, Venezuela, Honduras, Bolivia, Cuba, siendo estos pueblos enteros algunos de los que han sufrido ataques frontales del conglomerado mediático internacional, todos estos con una agenda nacional distinta a la confeccionada en los centros mundiales de poder.
Finalmente Rodríguez planteaba que “La libertad de imprenta BIEN ENTENDIDA es el derecho que, cada uno de los interesados en una cosa, tiene para hacer observaciones fundadas en el bien común”; por tanto en el socialismo que estamos construyendo, debemos entender la comunicación, como una practica que permita edificar una nueva sociedad, integrada, diversa, participativa, solidaria y humana, una sociedad de bienestar para todos. Felicidades a los periodistas en su día, y sirva esta reflexión como contribución al gran desempeño que ejercen día a día nuestros profesionales de la comunicación.
*Profesor
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