Parece que la televisión venezolana, tanto del sector revolucionario como de la oposición, que se disputan desde hace rato el rating y las preferencias de entretenimiento e información, desde hace unas semanas intentan realizar una reingeniería en cuanto a la articulación de la realidad a través de los programas especializados en opinión. Especialmente aquellos anclas hipercríticos progresivamente los han sacado de la parrilla: La hojilla, Los papeles de Mandinga, en VTV, y Haló ciudadano, en Globovisión. Tales decisiones de la alta gerencia de ambas organizaciones de la rama de servicios tele comunicacionales (¿?), cada una con segmentos muy definidos probablemente haya dejado a sus grupos-meta extrañados y con una que otra nostalgia o hasta molestos, ya guardaban fidelidad a los productos, por decirlo así, de consumo informativo señalados.
Todos sabemos por información periodística que el modelo gerencial denominado reingeniería supone un rediseño de los procesos con el fin de dar un vuelco radical a una unidad de negocios o de la organización en general, al respecto una fuente electrónica señala que “Es comenzar de nuevo, es decir, es el rediseño de un proceso en un negocio o en un cambio drástico del mismo donde se abandonan los viejos procedimientos y se coloca en marcha la búsqueda de un trabajo que agregue valor al consumidor, ya que este replanteamiento es fundamental para el rediseño radical de los procesos del negocio y así mejorar el desarrollo”…(mily-lareingenieríaenlagerencia.bio…). ¿Será ese propósito el que anima los cambios de la llamada parrilla de VTV Y GLOBOVISIÓN?
Como fuere, la propaganda de los hechos o los indicadores empíricos de la pantalla así parecen indicarlo. Es indudable que la gerencia estratégica de esas empresas televisivas vienen tomando decisiones y hay, como dice cierto lenguaje periodístico, un reacomodo en las entrañas del Mago de la cara de vidrio (Eduardo Liendo, dixit). ¿Sería que realizaron un estudio de mercadeo y determinaron que esas eran las acciones a tomar?¿O fueron decisiones ejecutivas motivadas por cuestiones colaterales? ¿Qué quieren? ¿Más ciudadanía y mejor Estado por efecto de una mejor articulación entre las organizaciones de base popular, o la sociedad civil, donde toda la sociedad venezolana esté alineada hacia unos objetivos comunes, cuyas reglas de juego ya están establecidas en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela?
En lo personal, y miren que algunos dirán si yo seré tonto y padezco “divertimento ideológico”, pero yo tengo nostalgia del programa La hojilla. A pesar de algunas diferencias con su conductor, nadie de la revolución, al menos, podrá negar que tuvo programas reveladores de los mecanismos perversos de la sociedad contemporánea y actual venezolana, con grabaciones de la práctica política tradicional y cómo había que evitar que se reprodujeran en la Revolución Bolivariana y Chavista, ¿será que en su persona se cumple aquel adagio de que las revoluciones son como el mitológico dios Urano que devora a sus propios hijos? ¿Y qué decir de don Alberto Nolia? Es verdad que ambos anclas fueron imprudentes al criticar de manera tan despiadada a las ejecutorias, diríamos, de miembros de la conducción colectiva del Estado. Pero, ¿ese grado de intolerancia no supone muchos riesgos? Qué paradójico que si bien la gerencia de VTV o del ministerio del ramo procede de los sectores de izquierda hipercríticos en la llamada Cuarte República ahora, cuando están en el poder por el portaaviones de Hugo Chávez, sean tan sensibles y los platos fuertes de opinión les produzca salpullido, valga la metáfora, como a una niña familia nuestra que al comer mariscos le produjo una erupción en la piel.
Globovisión es otra. Esa empresa hace ya meses que entró en un reacomodo. Pero eso parece que es muy propio de las organizaciones privadas que al cambiar la composición de los accionistas, ¿es que se dice? Modifican también la estrategia de negocios. Pero en los medios del públicos con el Comandante Chávez era ya costumbre que fuera tolerante con la crítica y hasta era asiduo de los programas que hemos bautizado aquí como los platos fuertes de la opinión en VTV, especialmente La hojilla, un espacio que en las coyunturas electorales como la presente y la coyuntura del combate contra la corrupción hubiera sido la delicia de los televidentes noctámbulos. Pero bueno, con perdón del lugar común conviene estar claro que “Maduro no es Chávez”, pero el corolario de todo lo dicho viene a ser que estamos necesitados que alguien en VTV de otras herramientas para el análisis o la interpretación y denunciar las incoherencias, incluso en el radio de acción de la revolución.
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