Interesante el artículo publicado por la BBC Mundo titulado: Los verdaderos límites de la libertad de expresión en EE.UU.
Dicho artículo trata sobre la libertad de expresión en los Estados Unidos y sus consecuencias, a propósito de las expresiones racistas hechas por un propietario (Donald Sterling) de un equipo de baloncesto de la NBA.
La 1ª enmienda de la Constitución ampara el derecho a la libertad de expresión.
El periódico consultó a varios abogados expertos en la Constitución de los Estados Unidos; sería interesante que leyéramos el artículo pensando en Venezuela, comparándolo con la actitud de los medios, periodistas y voceros de la oposición.
La Primera Enmienda dice: El Congreso no hará ley alguna con respecto al establecimiento de una religión o prohibiendo el libre ejercicio de dichas actividades; o que coarte la libertad de expresión o de la prensa, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente, y para solicitar al gobierno la reparación de agravios.
El abogado Robert Wallace, de Thompson Coburn en Misuri, Estados Unidos, reconoce que Sterling, como todos los demás ciudadanos, tiene derecho a decir lo que quiera, pero puntualiza: El hecho de que puedas decir lo que quieras, no significa que puedas hacerlo sin que haya consecuencias.
El profesor de Derecho y escritor Ian Haney López, dice -refiriéndose a la Constitución- que un ciudadano no puede expresar por ejemplo: disparemos a toda esa gente ahora; en ese caso, la primera enmienda no lo ampara.
Igualmente queda desprotegido cuando sus palabras tiendan a incitar una ruptura inmediata de la paz o sean personalmente abusiva que, dicha a un ciudadano ordinario, es probable que genere una reacción violenta de la otra parte.
Tampoco está protegido cuando sus Declaraciones o testimonios pongan en peligro la seguridad nacional del país.
Por ejemplo, la intersección de dos calles con tráfico o las bases militares son lugares clásicos donde no rige la libertad de expresión. En la acera y los parques sí está permitido emitir opiniones en voz alta, siempre que no se interrumpa el paso de los peatones.
Y en Venezuela: ¿Qué dirán los gringos de orilla?