Seguimos los venezolanos insertados en la más ignominiosa crisis política jamás vista, con los acontecimientos legislativos emergidos, producto de la victoria de la MUD en diciembre último en Venezuela. No cabe duda que los intereses corporativos que hacen sintonía a las nuevas actuaciones parlamentarias, además de vigilar, marcan brújula para que las decisiones disfrazadas de justas y urgentes sean las que privilegien sus intereses financieros particulares, esto con el aval mediático de una cúpula mercantil que ve reflejado su ventajismo en La Nueva Asamblea Nacional.
Sigo sin entender, como un Comunicador Social se queda deleitado al oír un diputado decir, que revisarán para cerrar no sé cuantas emisoras comunitarias a lo largo del país. No me asombra que lo diga un delincuente que cobre como diputado de nuestra asamblea nacional. Lo que me indigna es que alguien con conocimientos de la ciencia comunicacional, preste un programa para que tal barbarie sea aplaudida desde un medio de comunicación.
Los medios de comunicación son los santuarios de la expresión, no importa su forma, su característica social, su fin último, su nivel tecnológico, su línea ideológica, su ubicación geográfica, su alcance radial, su característica étnica y cultural, su fe religiosa y otros. Esto por supuesto con desempeño dentro de la ley y asumiendo responsabilidades por sus actuaciones. La comunicación es un derecho, pero para la paz. En ese sentido el estado tiene la obligación de preservarla (la paz) y en esa vía la legislación al respecto tiene que ser obligada a cumplirse y para eso está el gobierno.
No es digno un comunicador social, cuando deja huérfana a la LIBERTAD DE EXPRESION. Sobre todo ante las ínfulas de jochao con las que se expresan diputados que de medios de comunicación no saben nada, pero que a muchos dueños de medios les deben cobres de la campaña electoral pasada. Es increíble que comunicadores sociales le hagan juego al crimen contra la humanidad y la sociedad que se pretende desde la asamblea nacional para suprimir a los medios comunitarios, populares o alternativos de Comunicación Social.
Esgrimen desde la asamblea y de la cámara de radio, que estos medios son delincuentes. No pagan impuestos, son ilegales, abarcan mucho espacio de frecuencia (se oyen mas allá del barrio), no están habilitados, cobran, no están inscritos en el CNP, tampoco en FEDECAMARAS, algunos no pusieron -Money- para la campaña de los opositores, las antenas son feas, no entrevistan escuálidos y además se robaron los derechos que solo tienen La Cámara de Radio y La Televisión, o sea brindar con el gobierno. Esta asamblea nacional esta como Macri presidente de Argentina, el dice aquí manda el billete y ya. La diferencia es que aquí la MUD no es gobierno y ni siquiera ellos mismos se mandan.
Las desviaciones de los Medios de Comunicación Social en Venezuela en su desempeño son tradicionales, folklóricas, muy viejas y claro no se vencen. Las habilitaciones para explotación del espectro radioeléctrico, muchos empresarios se empeñan en que sean eternas o transferibles. En la ley queda claro él por qué no puede ser, y según, es razonable por el bien de de los venezolanos. Los motivos que impulsan a los sabiondos de la asamblea nacional para hacer desaparecer a las emisoras comunitarias, son los mismos que cometieron en su momento la televisora RCTV y otras que los siguen cometiendo. La diferencia está en que esa planta de televisión no estaba huérfana en los mass media de América y el mundo.
Las formas de comunicación popular, alternativa, comunitaria están dando al traste con la forma tradicional clasista y mercantil comunicativa, debido a la clara empatía en las audiencias locales construidas por estos medios alternativos. Este factor ha creado celos políticos, mercantiles, institucionales y hasta clasistas en las empresas culturales. La rabia corporativa arremete entonces contra estas formas de hacer comunicación masiva y emplea hoy su poder anidado en la asamblea nacional para hacerla desaparecer del espectro y sumergirlas en la ilegalidad pudiendo así tener una clara justificación para su desaparición desde la misma ley.
La comunicación popular tiene que entrar hoy en el debate político con apresurada urgencia. Se prepara una tramoya para silenciar a las masas, atontadas en parte debido a los mensajes de pesimismo y desinformación asumidos como política editorial de muchos medios de comunicación en Venezuela. Si hay mucho que corregir en medios comunitarios. Hay mucho que reinventar, hay mucho que cambiar. Pero esto no da pie a que un grupo de empresarios propongan su eliminación y los muy obedientes diputados acceder a los petitorios de sus financistas mediante leyes hechas a su medida.
La comunicación popular redujo a cero el golpe de 2002, hoy como son los mismos golpistas quieren primero el silencio de estos medios que hoy están fortalecidos. Eso es parte de la fulana ruta inmoral para salir del gobierno. Vean venezolanos por sus propios medios toda la comparsa de apología golpista que sin el mínimo ápice de vergüenza y ética tienen los comunicadores y los medios todos los días y enlácenlo a la propuesta legal de acabar con los medios populares de comunicación sobre todo los radio eléctricos. Estamos en pico e´ Zamuro