He seguido a distancia el tema del presidente argentino, Mauricio Macri, y sus acciones contra Telesur. Repito, es una observación a distancia, seguida a través de Telesur y de VTV, con algunas lecturas a través de Internet. Por su puesto, considero que la acción de Macri y su equipo de gobierno de boicotear la señal de Telesur a través de la televisión por cable es condenable y es un franco atentado contra la libertad de expresión, tan cacareada por políticos tipo Macri, para quienes esta libertad debe ser sólo para la gente con poder económico.
Esta acción de Macri no puede confundirse con la otra, aunque las dos obedezcan a igual propósito. Se trate de su decisión de retirar a Argentina como socio de Telesur y no contribuir con recursos del Estado con el canal. Repito, las dos acciones responden a un propósito: silenciar a Telesur. En el caso de esta segunda acción he visto por VTV a algunos voceros de los medios comunitarios alzar su voz de protesta. Me pregunto ¿No sería sospechoso que Macri siguiese manteniendo la contribución del Estado argentino con el canal? Si Telesur nació para dar voz a los pueblos, para abrir un espacio a los que el poeta Gustavo Pereira llamo "los seres invisibles", ¿por qué el gobierno de Macri iba a mantenerse dentro de esa sociedad? Si el gobierno argentino se hubiese mantenido dentro de Telesur, estuviésemos obligados a revisar el concepto de la lucha de clases.
Con este comentario sólo quiero advertir a los compañeros voceros de los medios comunitarios que se sumaron a esta declaración, tener mayor cuidado, leer y estudiar más a fondo un asunto de este tipo. La solidaridad con Telesur es justa y necesaria en cuanto se pretenda silenciar en Argentina, pero no en cuanto la decisión del gobierno argentino de mandarlo al carajo como socio. Suena duro decirlo, pero es lo lógico. Telesur seguirá siendo sostenida por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela, siempre y cuando estos gobiernos sean progresistas, humanistas y democráticos.
