Ante el planteamiento formulado por el presidente Hugo Chávez en torno a la necesidad de revisar las concesiones otorgadas por el Estado a los medios de comunicación audiovisuales (algunas de las cuales están por vencerse el próximo año), debido a la tendencia de estas empresas de usar el espacio radioeléctrico que es del Estado, es decir del pueblo, para emitir diariamente mensajes orientados a incentivar el odio entre los venezolanos y el irrespeto a las instituciones, pretendiendo dividir a la nación, para debilitarla y destruirla. Actuando, tal cual, como quinta columna pagada y dirigida por el imperio. Han salido algunas voces en defensa de los intereses de estas empresas, señalando que el anuncio presidencial intenta acabar con el pluralismo que expresa la televisión privada.
Siendo este el caso, lamentable por demás, del académico y teórico de la comunicación Antonio Pascuali, quien en declaraciones a diferentes medios ha insurgido como defensor de la empresas mediáticas televisivas que eran precisamente el objeto de estudio crítico del reconocido profesor en su larga trayectoria como estudioso de la comunicación.
Pascuali, autor de numerosos libros (entre otros: Comunicación y Cultura de Masas, Comprender la Comunicación, La Comunicación Cercenada: el caso Venezuela) en los que destacaba el análisis crítico sobre los medios televisivos manipuladores de la información y de la realidad social. Ahora deviene en defensor de esos mísmo medios, en momentos, cuando las empresas televisivas venezolanas se han constituido en marco referencial determinante de los grupos privilegiados que propugnan el retorno del viejo orden social y en agentes activos de la estrategia imperialista destinada a acabar con la soberanía nacional y con el extraordinario esfuerzo que realiza nuestro pueblo por procurarse una vía hacia el desarrollo de la manera autónoma, sostenida, sustentable e integrada a las naciones y pueblos hermanos Nuestroamericanos.
Por supuesto que el profesor Pascuali esta en su derecho de asumir la posición política – ideológica que mejor le cuadre para eso estamos en un país soberano, con libertad de expresión plena, en el que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela nos garantiza ese derecho a todos y los ciudadanos podemos ejercerlo a plenitud. Repito, esta en su legítimo derecho ciudadano y constitucional.
Lo cuestionable, en el teórico de la comunicación, es que haga abstracción de las posiciones críticas que mantenía a los medios televisivos, que descontextualice la realidad política del presente momento, obvie en su enfoque la aguda lucha ideológica – comunicacional que caracteriza la coyuntura venezolana y asuma que la posición adoptada por los medios durante el año 2002 (incluyendo los aciagos días del 11, 12, y 13 de abril) se explique por actuaciones exageradas de los mismos (es decir han podido ser un poco menos golpistas), pero en ningún caso justifica la actuación del espectro público, que ha sido convertido, según él, en “…una máquina para la intoxicación ideológica…”
Sostenemos que es lamentable la posición actual del profesor Pascuali, quien saltó al ruedo de la política concreta al erigirse como dirigente de la Organización Política Izquierda Democrática una de las tantas que conformaban la ya fenecida autodenominada Coordinadora Democrática que tan ingratos recuerdos nos trae a la mayoría de los venezolanos. Nada nos dice el comunicólogo acerca del vigente proceso democratizador de la comunicación en Venezuela, incipiente todavía, pero, tomando cuerpo de manera creciente a lo largo y ancho del país por la acción expansiva de los Medios de Comunicación Alternativos y Comunitarios en combinación con los movimientos sociales y el espectro público que es como llama al aparato comunicacional del estado.
Pero si enaltece la actividad de unas tres decenas de articulistas y programadores independientes a quienes atribuye una sindéresis, honestidad y competencia sin par, y sobre los cuales recae, según él, el liderazgo de opinión en Venezuela y la defensa del pluralismo expresivo democrático del país. Asumimos que en esa lista de los 36 opinadores estelares resaltan Marta Colomina, Manuel Caballero, Nelson Bocaranda, Armando Durán, Carlos Blanco, Ibeyise Pacheco, Francisco –Kico- Bautista, Tulio Hernández, Ibsen Martínez, Fausto Masó, García Mora, Carlos Fernándes, Miguel Angel Rodríguez, Leopoldo Castillo, Nitú Pérez Osuna, Julio Cesar Pineda, entre otros, es decir, la claqué, que sirve de coro a las agencias imperialistas en su afán por derrocar al gobierno democrático, bolivariano y revolucionario que preside Hugo Chávez Frías, el muchacho de Sabaneta.
Si, es triste esta situación de Pascuali, pero, vayámonos acostumbrando porque al calor de la lucha de clases otros saldrán al ruedo sirviéndole, también, de eco a las grandes empresas mediáticas.