Resulta ya un tópico, inclusive en tiempos del comandante Chávez, ese asunto harto complejo que la comunicación política en la comunicación bolivariana no da pie con bola: “Somos malos comunicando”, se dice. Pareciera que hay realizaciones de gobierno que no se comunican o al menos no con la contundencia necesaria. Sino que tiene lugar una dispersión que sólo en su tiempo podía darle unidad de mando el presidente Hugo y por estos días el mismo presidente Nicolás, que se ha torna por cierto poco menos que un experto en comunicación digital; pero los ministros de información y comunicación se suceden como los pitcher de un juego de beisbol, en relevos cortos y se cambian en atención a los objetivos estratégicos que buscan “ganar el juego”.
Luego de un “refrescamiento” de la imagen del canal del Estado VTV con un “Somos” de etiqueta y que supuso modificar la llamada “parrilla”, ¿qué fue lo que cambió? ¿Que no fue sino “cambiar para no cambiar nada”? Porque ¿cuál pueda ser la novedad introducida como no sea como se ha dicho la falta de novedad? Lo que hasta ahora se ha podido observar de pasada puede llevar a concluir que la comunicación política ha sido “plana”. Normal. Poco incluyente de la problemática realmente existente en seno del pueblo. Sólo propaganda. Y exclusión de muchas cosas. A parte de ese otro país opositor, se dice, que no tiene a VTV como una ventana confiable, consumida como está por una especie de actitud visceral y vindicativa.
La llamada disidencia no se reconoce en VTV, repetimos. ¿Alguien se habrá planteado este asunto como parte de la política comunicacional? ¿La oposición sólo debe aparecer en TV-PUEBLO y ZK en que únicamente el Lic. Ricardo González sabe respetar o a veces Mango en entrevista fugaces? Esto es, ¿cómo acercar a la convencialidad a esa otra parte del país?¿Qué no es prioridad sino sujeto de denuncia?
Como fuere, nos ha sorprendido ese anuncio que el ministro Luís Marcano pasará a cumplir otro destino. ¿Qué habrá motivado ese cambio? ¿No caló la gestión iniciada cuyo emblema pareció ser el programa “Sin libreto”, especie de cueva de filósofos que discurrían sobre filosofemas por demás interesantes que no alcanzaban a desarrollar como en cualquier tertulia incidental e intrascendente? Pero lo cierto es que la reestructuración del gabinete suele ser una facultad potestativa del Jefe de Estado y comunicar mayor eficiencia, eficacia y efectividad a la gestión general del gobierno central.
¿Con qué vendrá Ernesto Villegas? ¿Pitcher de relevo largo? ¿Cómo hará justicia con una y otra parte del país? ¿No es dable en estos tiempos crear una “subjetividad sensible con el sufriente y necesitado”, Enrique Dussel, dixti? Ya que vivimos juntos como una como una comunidad histórica y hacemos parte de un sistema, que se diría también “ontología de lo actual” convendría que nuestros gobernantes pensaran en una “Arquitectónica de normas y leyes” (de nuevo Dussel) que tendiera a establecer puntos de equidad, con instituciones entendidas como “instancias óptimas para la aplicación de la justica, aunque a veces la justica es lo que no se ve”, (ídem).
Como en Venezuela está siendo desarrollando a trancas y barrancas, esto es, con arduidad o esfuerzo y gran sacrificio una nueva ontología (lo que está siendo), una transición del ser (la llamada IV República) hacia un no-ser como movimiento rupturista (la V República-Revolución Bolivariana) porque tiende a reivindicar lo “bárbaro” (los excluidos de la tierra de Fanon, los “cara é culpables, del gran Gino González, “Nosotros somos con Chávez”), o lo que está fuera del “ser social dominante” como totalidad capitalista dependiente, por lo que como dice la canciller Rodríguez no somos una amenaza contra Estados Unidos sino sus rivales en la periferia; la relación y contrastación Gobierno Bolivariana-pueblo sufriente-oposición política convendría integrarlos como parte de una triada bajo la cobertura de una ética crítica de la liberación.
¿Volverá Vanessa Davies a VTV con su programa como lo hace hoy en Unión Radio? ¿Todo lo anterior no es sino parte del observacionismo ingenuo o enunciados observacionales falibles e incompletos? (Recordando es esto a Allan Chalmers (1990) en su obra “Qué es esa cosa llamada ciencia. Una valoración de la naturaleza y el estatuto de la ciencia y sus métodos.