CNN y la cultura idiota

Creo, si no me falla la cabeza, como casi  siempre me falla, que fue  Carl Berestein , periodista que se hizo   famoso por el caso Watergate  quien deploró muchas veces   que los Estados Unidos,   a causa de la televisión se estaba ahogando en la trivialidad de una “cultura idiota”. Algo más o menos, dijo uno de nuestros  lúcidos, Edmundo Chirinos, cuando habló de la “generación boba”,  aunque    en aquella  ocasión más  con ribetes  psicoanalistas que mediáticos, debido a su particular manera de percibir la realidad.

No cabe la menor duda  que el comportamiento de  la sociedad estadounidense está profundamente marcada  por la abrumadora   influencia  de los mass media. Los programas de opinión, los noticieros, los reallity shows, y no decir la industria del cine, ha  tenido implicaciones profundas en la experiencia cotidiana de una sociedad  masificada y acondicionada  psicológicamente  como pocas.

El desarrollo científico tecnológico que ha impactado decisivamente en la televisión y en todos los medios de comunicación, pero, sobre todo,  durante los últimos años,  en las mal llamadas  redes sociales, ha homogenizado el tiempo y el espacio.  Lo que ocurre allá,  ocurre aquí al mismo tiempo.

 Una persona  puede “asistir”  a cualquier suceso,  con mayores detalles y  pormenores,  sin la   necesidad de abandonar  su  cómoda butaca de televidente. Fue el celebrado   escritor venezolano   Eduardo Liendo, quien para exalta los poderes de ubicuidad que otorga el aparatico,  lo  calificó  en una interesante novela  como  El mago de la cara de vidrio.

Es tan avasallante el poder de la televisión para moldear la experiencia social  humana,  que ha producido un interesante  fenómeno, que Daniel J. Boorstin  definió  como “dilopia”, es decir,  la imagen doble: no saber si algo  es real o no, si está sucediendo o no.  Una especie de incapacidad de las masas para conocer otra realidad  que no sea esa realidad efímera, atemporal y sesgada  que ofrece  la televisión.

La televisión tiene  una omnipresencia tal,  que se transformó en el único  ritual  que nos agrupa  para vivir una  misma experiencia. Por ejemplo, ver la entrega de los  Oscar y sentir que todos  estamos allí,  compartiendo y caminando por la misma alfombra rojas por donde caminan las estrellas  de Hollywood. Que todos somos parte de la misma ilusión.

Sería  ingenuo  pensar que un poder de tal magnitud  esté al margen de los controles  del establishment. Que medios como CNN, para poner tan solo un ejemplo, no sean  utilizados para imponer criterios  ideológicos. Qué bueno que lo que está ocurriendo con esta televisora en Venezuela, suceda  cuando el mismísimo  presidente de los Estados Unidos  Donald  Trump ha denunciado  a CNN de crear falsas noticias y ser “enemigos del pueblo, No contento con esto el magnate  los acaba de correr de la Casa Blanca. Qué dirán por estos lados  los defensores de esa metáfora llamada “libertad de expresión”.     



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Jhonny Castillo

Periodista, presidente de la Fundación Lectura Crítica de Medios.

 jhocas10@hotmail.com      @heraclitando

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