Fotoperiodismo de derecha es fake shot

Al momento de escribir estas líneas, el papelote lo ha puesto la supuesta comunicadora social, egresada de la UCV, Jenny Oropeza, quien en su cuenta tuiter publicó una foto de una edificación derrumbada, la cual atribuyó a uno de los miles de edificios construidos por la Gran Misión Vivienda Venezuela, que según su tuit, estaría ubicada en "fuerte Tiuna", el error ortográfico es de la susodicha en su tuit. Pues bien, lo cierto es, que los tuiteros revolucionarios no tardaron mucho en desmontar la pretendida matriz que intentó posicionar la supuesta "periodista" para desacreditar la GMVV. La foto, empleada por la supuesta "periodista", se corresponde con una edificación derrumbada en China en el año 2009. Descubierta en su farsa, sin ética alguna, la supuesta "periodista" termina acusando al propio Gobierno Revolucionario de su pretendido fraude, irrespetando a sus seguidores e incluso, a ella misma y el Código de Ética de su profesión que es bien explícito, en cuanto a que, como profesional de la comunicación: "debe verificar las informaciones que recibe y recurrir a las fuentes idóneas que le permitan la información de manera veraz" (Código de Ética del Periodismo Venezolano, Art. 20). Aún, si la información que se quisiera transmitir provenga de una "Fuente confiable", como expresó la supuesta "periodista" en su cuenta tuiter.

La Asociación Nacional de Fotoperiodistas (NPPA), una sociedad profesional que promueve las niveles de calidad más altos en fotoperiodismo, en su Código de Ética procura promover: "la calidad más alta en todas sus formas foto periodísticas y fortalecer la confianza del público en la profesión", entre sus recomendaciones a sus miembros destaca la número 4: "Evitar involucrarse políticamente, cívicamente, o en negocios que comprometen o den apariencia de comprometer su independencia periodística". Jenny Oropeza, con su Fake Shot o imagen manipulada, deja en entredicho la calidad no solo de su profesión, sino de aquellos profesionales que le llevaron por los caminos de su aprendizaje ético en el campo de la comunicación social, pudiendo ser objeto de una demanda civil, para reparar el daño moral que intentó provocar contra uno de los Programas Sociales más exitosos que ha desarrollado la Revolución Bolivariana, como es la Gran Misión Vivienda Venezuela que, en días pasados, arribó a la construcción y entrega de la vivienda 2 millones. ¿Será por eso que la atacan tanto?

El uso de la fotografía en el periodismo, ha dado nacimiento a una especialización periodística, el reporterismo gráfico o fotoperiodismo. La diatriba politiquera, ha encauzado al fotoperiodismo venezolano por una crisis ética de grandes dimensiones en la Venezuela Bolivariana de nuestros tiempos. Ejemplos como el de Jenny Oropeza, se han multiplicado por decenas en situaciones de extremada violencia propiciada por la derecha fascista, convirtiéndose casi que, en una norma de conducta del profesional de la comunicación social identificado políticamente con esas causas negativas, la falsificación de la verdad en procura de obtener rédito políticos. Fue también por tuiter, que nos topamos con otra fotografía que sirvió la escena para el discurso político derechista de la supuesta profesional de la comunicación social, Dayana Gangoo de la web: Venezuela Al Día (http://www.venezuelaaldia.com/2017/11/22/los-hijos-chavez-descansan-miserias-cuando-sucesor-fiesta-video/), en un libreto que titula: "Los hijos de Chávez descansan entre miserias cuando el sucesor hace fiesta", fechado el 22-11-2017. Nos presenta la imagen de un país en quiebra, en que sus niños viven "entre la suciedad y la basura buscan el alimento del día a día y mendigan el dinero a quienes le puedan regalar un billete al menos", nada amiga de la buena redacción. Pues bien, ante la garrafal descripción de la realidad venezolana y pésima redacción, Venezuela Al Día, acude al fotoperiodismo para dar veracidad al discurso -radicalmente opositor- y ensambla una foto compuesta por dos niños y una señora comiéndose una suculenta cachapa.

En la imagen original, cuya autoría la web refiere a El Estímulo (¿?), no aparecen las marcas negras que hemos colocado para proteger la identidad de los niños que aparecen en la foto, en cumplimiento de la LOPNA. Pues bien, quienes hemos transitado ese lugar con cierta regularidad, al fondo se puede apreciar la esquina de El Conde, bien sabemos que los locales comerciales del sector, dos polleras, un restaurante de carne de cochino y otra de hamburguesas, al final de la calle un carro de venta de cachapas con queso y, de resto: una joyería, un estacionamiento, tienda de encomiendas, una ferretería, una lavandería de vehículos, la jefatura civil y algunas residencias de particulares, lo que nos permite apreciar qué tipo de desechos pudieran haber en la bolsas plásticas. Las fotos hablan. En ésta, se aprecia a una señora que comparte una cachapa con queso con dos niños, mientras, hay uno de ellos que mira la rotura de una bolsa y come un trozo de cachapa. Como dato curioso destaca, que la bolsa está llena de todo menos de comida procesada lo que pudiera sugerirnos que su procedencia debiera ser de la ferretería que está al frente del espacio seleccionado para la toma de la foto. En todo caso, quién en su sano juicio, en un país donde la comida escasea o no hay, y la gente está muerta de hambre -según señala el texto que acompaña la foto- esperaría conseguir comida en una bolsa de basura? Suena incongruente el discurso escrito de Dayana y el que intenta expresar la foto de El Estímulo. Por lo demás, la cachapa que comen los protagonistas de la foto, está -además de bien resuelta con su queso- en muy buen estado, síntoma que no fue echada a la bolsa de la basura. Lo que, sin duda alguna, es expresión de que la imagen fue creada con anticipación o fue ensayada -previamente entre sus actores y el fotógrafo- para lograr una escena actuada.

"Se prohíbe exponer o divulgar, a través de cualquier medio, la imagen de los niños, niñas y adolescentes contra su voluntad o la de su padre, madre, representantes o responsables" (LOPNA, Art. 65, Parágrafo Primero). En la foto de El Estímulo, se procura presentar a los niños venezolanos como víctimas de la pobreza, propiciando su exclusión y discriminación, en oposición a las leyes de la República Bolivariana de Venezuela que les confieren un trato como sujetos de derecho. Sujetos de protección del Estado de Derecho y de Justicia. El Código de Ética de la Asociación Nacional de Fotoperiodistas, NPPA, en su recomendación número 5, expresa: "Mientras se fotografía a los sujetos, no contribuir, alterar, intentar alterar o influenciar en los eventos intencionalmente". En la misma línea, el Código de Ética de la National Press Photographers Association in America establece que "al fotografiar sujetos, no hay que contribuir intencionalmente a alterar o influenciar los eventos". El propósito de la fotografía documental o callejera, es capturar momentos espontáneos de la realidad. Un principio es, nunca alterar una escena o influir en ella de manera poco natural porque eso violaría la ética del fotoperiodismo. Nada de espontáneo, pareciera tener el momento que intentó reflejar El Estímulo. Siendo, uno de los factores claves de la fotografía documental social, así llamada por algunos fotoperiodistas, la honestidad y la confianza; tal como lo evidencian los desmontajes de la foto que han hecho tuiteros revolucionarios y revolucionarias. Poca confianza y honestidad refleja la misma, lo que nos induce a creer que se trata de otro fake shot o imagen manipulada con fines políticos derechistas, para hacer creíble la propuesta de crisis humanitaria que ha impulsado con fuerza el imperialismo de EEUU y justificar así, su propuesta de intervención militar humanitaria.

El mal uso de niños y niñas, para justificar masacres, ha resultado ser una de las barbaridades preferidas del imperialismo de EEUU y sus agentes apátridas sin escrúpulos. En la invasión, y posterior genocidio del pueblo iraquí, el alcohólico y drogadicto ex presidente George W. Bush, enfatizaba que: "La guerra en Irak es justa, noble y necesaria", tanto que, en declaraciones posteriores que se hicieron públicas, la justificaba como producto de una conversación que sostuvo con el propio Dios. Quién sabe, en qué grado de toxicidad se encontraba entonces. Para justificar su barbarie imperialista, el gobierno de EEUU, acudió a la utilización de la niña Nayirah Nasir Al-Sabh de 15 años de edad, quien entre estremecedores sollozos se dirigió a un Comité de Congresistas de EEUU para convencerlos de la necesidad de invadir Irak, les manifestó: "Cuando estuve allí (en Irak), vi a unos soldados iraquíes con sus pistolas en la sala dónde estaban los bebés en sus incubadoras. Sacaron los bebés de las incubadoras, se llevaron las incubadoras y dejaron a los bebés en el suelo frío para que muriesen". Ante las cámaras de la tv estadounidense, con voz entrecortada por el llanto medio reprimido, Nayirah desvelaba al mundo la muerte de 312 bebés, que "los malvados" soldados iraquíes habían dejado morir de frío y hambre. El escándalo vino mucho tiempo después, cuando la guerra emprendida por EEUU ya había devastado Irak y teñido el desierto de sangre. Resultó, que toda la historia fue una burda mentira. Nayirah, nunca estuvo en Irak cuando ella decía haber sido testigo, ni había trabajado jamás en un hospital como también dijo, sino que, además resultó ser un miembro de la Familia Real de Kuwait, en concreto, la hija del embajador de Kuwait en Washington. La farsa con la adolescente Nayirah, resultó decisiva para convencer a los congresistas y la opinión pública estadounidense de la necesidad de ir a la guerra. La historia de las incubadoras, y su difusión en los medios de todo el mundo, hoy en día se considera uno de los casos más emblemáticos de la manipulación y propaganda de guerra. Poco de inocente, tiene el uso de niños y niñas, sus imágenes proyectadas al exterior, en procura de convencer al mundo de la necesidad de intervenir "humanitariamente" a Venezuela. La experiencia "humanitaria" del imperialismo de EEUU y sus aliados, en Irak, Libia, Siria, Afganistán, deben obligar a los entes encargados de la protección de nuestros niños, niñas y adolescentes a ser más exigentes en el cumplimiento de la Ley, y actuar implacablemente contra los zamuros de la guerra y su periodismo belicista…



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Henry Escalante


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